Emblemática fábrica de cosechadoras profundiza su crisis con despidos y sueldos impagos
La fábrica de cosechadoras permanece paralizada. Trabajadores denuncian deudas salariales, despidos de delegados de la UOM y falta de diálogo con la empresa.
La crisis en la emblemática fábrica de cosechadoras Vassalli, radicada en la ciudad de Firmat, al sur de la provincia de Santa Fe, sumó un nuevo capítulo de tensión en las últimas horas. La empresa, propiedad de la familia Marsó, envió telegramas de despido a varios trabajadores, entre ellos cuatro delegados de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). La medida se conoció el jueves por la tarde y desató nuevas protestas en inmediaciones de la planta, donde los obreros mantienen concentraciones y cortes parciales de la ruta nacional 33.
El anuncio fue realizado públicamente por Humberto Soto, uno de los delegados despedidos, quien relató que perdió su puesto tras 22 años de labor en la firma, donde se desempeñaba como pintor y soldador. “El telegrama me llegó ayer, y con él se cierra una etapa de toda una vida en esta empresa. Pero la lucha sigue, porque lo que está en juego no es solo el trabajo de cada uno, sino la vida económica de Firmat”, expresó.
El conflicto, que lleva semanas, tiene como origen el atraso en el pago de salarios. Según los trabajadores, la deuda con cada empleado es “abultada” y la empresa no ha mostrado hasta ahora señales de querer cancelarla. La planta permanece inactiva desde hace meses y los intentos de mediación no han logrado encaminar una salida. “Si no hay pago de la deuda, la empresa seguirá vacía, sin trabajadores”, advirtieron desde el sector gremial.
Una ciudad en vilo
Firmat, con poco más de 24.000 habitantes, es una localidad cuya economía depende en gran medida de dos empresas: Nestlé, en el rubro alimenticio, y Vassalli, fabricante de maquinaria agrícola. El cierre prolongado de la planta preocupa no solo a los trabajadores directamente afectados, sino también al entramado de pequeñas fábricas y talleres satélites que dependen de su actividad.
“En Firmat somos 24.000 habitantes que dependemos de Nestlé y Vassalli. Si cierra Vassalli, se prende fuego la ciudad”, advirtió Soto, dirigiendo su reclamo al intendente Fabio Leonel Maximino y al gobernador Maximiliano Pullaro, a quienes pidió que intervengan con mayor decisión en el conflicto.
Por el lado empresario, un integrante de la familia Marsó confirmó que “esta semana la planta sigue cerrada”, aunque aseguró que continúan las gestiones para “destrabar el conflicto”. Sin embargo, evitó dar precisiones sobre las decisiones que podrían tomarse en los próximos días.
Cruces legales y políticos
La disputa trascendió el ámbito local en las últimas semanas, cuando la senadora bonaerense y abogada María Florencia Arietto (La Libertad Avanza) se acercó a la fábrica y solicitó que el caso se remita a la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. En un escrito, Arietto sostuvo que la actuación sindical refleja “un accionar improcedente, inadecuado y delictivo” por parte de la UOM, y calificó el conflicto como “una verdadera maniobra de extorsión sistemática”.
La postura de Arietto no pasó inadvertida. Desde la UOM rechazaron de plano esas acusaciones y reafirmaron que los trabajadores reclaman derechos básicos como el pago de sueldos atrasados y la preservación de las fuentes laborales. Para el gremio, el problema central es la falta de voluntad empresaria para dialogar en una mesa de negociación.
Estrategias de resistencia
Mientras tanto, la UOM Firmat resolvió entregar un nuevo bono de mercadería a los afiliados, aunque en esta ocasión la ayuda estará dirigida exclusivamente a quienes participan activamente de las asambleas y concentraciones frente a la planta. El objetivo, explicaron, es sostener a las familias que permanecen movilizadas pese a la ausencia de ingresos regulares.
Además, el sindicato anunció la convocatoria de una marcha de todos los metalúrgicos de la región para el próximo 25 de septiembre en Rosario. La movilización buscará visibilizar el conflicto y presionar para que la cartera laboral de Santa Fe intervenga de manera más firme.
Una crisis que se repite
No es la primera vez que Vassalli enfrenta una situación crítica. A lo largo de la última década, la histórica fábrica de cosechadoras —fundada en 1949 y símbolo de la industria nacional— atravesó varias etapas de paralización, reestructuración y cambios de gestión. La caída de la demanda de maquinaria agrícola, los problemas financieros recurrentes y la dificultad para sostener los costos laborales han configurado un cóctel que vuelve cada crisis más profunda.
Hoy, el conflicto no solo tiene en vilo a los trabajadores despedidos y suspendidos, sino también a una comunidad que observa con angustia cómo se deteriora uno de sus pilares económicos. Con posiciones cada vez más enfrentadas entre la empresa y la UOM, y con la política provincial y nacional en un rol todavía difuso, el futuro de Vassalli se presenta cargado de incertidumbre.
Fuente: Redacción +P con datos de La Nación.
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