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INTA: 50.000 hectáreas ociosas entre usurpaciones y robos

El organismo enfrenta un desafío silencioso: de las 116.000 hectáreas que posee en todo el país, unas 50.000 permanecen sin uso productivo.

“Me encontré con un INTA en proceso de cambio, de adecuación. Este equipo de gobierno tiene claro que hay que acelerar eso y a eso vine, no lo oculté en ningún momento”, decía Nicolás Bronzovich, titular del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a fines de 2024.

Esa adecuación implicaba avanzar con retiros voluntarios, subastas de edificios y revisión de la planta de personal. En medio de aquel ruido, el vocero presidencial, Manuel Adorni, puso sobre la mesa un tema tan ríspido como los anteriores: “De las 116.000 hectáreas que tiene el INTA entre todos sus predios y propiedades, solo 45.000 se usan para experimentación con fines comerciales y productivos”.

De acuerdo a un informe del diario La Nación, solo la mitad de más de 100.000 hectáreas que posee el INTA se encuentran en uso. Las 50.000 hectáreas sin uso están distribuidas por todo el país, fuera de la zona agrícola núcleo.

¿Por qué no son productivas? No tienen un destino concreto y la realidad es que enfrentan diversas situaciones: usurpadas, inaccesibles o que enfrentan reiterados robos que dificultan tener ganado o instalaciones en esos lugares, entre otros motivos.

Sin cambios

Vale mencionar que el organismo tiene tierras para investigación e incluso para producción ganadera o agrícola. Cualquier definición sobre el patrimonio debe pasar por el filtro del Consejo Directivo donde, además, del Gobierno de la motosierra, tienen sillas las entidades del agro y universidades nacionales de las carreras de Agronomía y Veterinaria.

Las tierras que están en uso de las estaciones experimentales y cooperadoras [continúan] sin cambios; siguen igual”, dijeron fuentes a La Nación en relación con el relevamiento que lleva adelante la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).

“En orden”

Según trascendió, el proceso llevado adelante fue un chequeo interno en INTA y después con la misma AABE sobre las tierras que tiene cedidas el ente. En esto se incluyó las que se usan para experimentación y cooperadoras, que representan en torno de la mitad de la superficie total mencionada. Esto abarcó también las que no se usan y, detallaron, los motivos por las que no pueden utilizarse. Fue una tarea de, además justamente de chequeo de información, de carga en el sistema “para que esté todo en orden”.

“Para las que están en uso no hay cambios. Las que no se usan se intercambiará qué hacer, pero hasta ahora no es un tema que esté en discusión”, indicaron.

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