La batalla final por Vicentin: dos gigantes suben la apuesta y buscan quedarse con la agroexportadora
Molinos Agro y Dreyfus compiten con Grassi en el tramo decisivo del salvataje judicial de Vicentin. Prometen pagos del 80% al 90%.
La larga saga judicial y empresarial de Vicentin, una de las principales agroexportadoras argentinas, entra en una fase decisiva. Después de casi seis años en default y tras múltiples intentos frustrados de reestructuración, dos poderosos grupos empresarios elevaron el valor de sus ofertas y compiten voto a voto por el apoyo de los acreedores para quedarse con el control de la compañía.
Se trata, por un lado, del grupo Grassi, que lidera una propuesta basada en la toma de granos y aportes financieros, y por otro, de la alianza conformada por Molinos Agro y la multinacional Louis Dreyfus Company (LDC), que promete pagos inmediatos en dólares y una recuperación casi total de la deuda. Ambos buscan imponerse en el proceso de salvataje (cramdown) judicial que definirá el futuro de la firma, antes de que el juez Fabián Lorenzini declare su quiebra.
El contexto de una empresa emblemática
Vicentin, que llegó a ocupar los primeros puestos entre las exportadoras de granos y derivados del país, entró en cesación de pagos en diciembre de 2019 con una deuda superior a 1.350 millones de dólares. Desde entonces, la compañía de Avellaneda (Santa Fe) ha sobrevivido bajo control judicial, operando para terceros y tratando de sostener a sus más de 1.000 empleados.
El juez Lorenzini, a cargo del expediente, rechazó en su momento homologar la propuesta original de la familia Vicentin —que ofrecía quitas del 80%— argumentando que los acreedores podían recibir mejores condiciones. Hoy, esa hipótesis parece confirmarse: los nuevos oferentes han elevado sustancialmente las cifras y buscan reunir el apoyo necesario de los acreedores en apenas diez días.
La propuesta de Grassi y aliados: granos, financiamiento y capitalización
El grupo Grassi, acompañado por CIMA Investments —que adquirió parte de la deuda de bancos internacionales—, diseñó una compleja propuesta que combina mecanismos financieros, abastecimiento de granos y opciones de capitalización.
Entre los puntos más destacados figuran:
-Abastecimiento directo de soja: por cada 1.000 dólares de crédito, los acreedores recibirían 200 toneladas de soja a lo largo de 10 años, con recuperos que podrían duplicar el valor original.
-Fideicomisos de apoyo: los acreedores que no puedan originar granos podrían participar mediante fideicomisos que estiman recuperos del 80% al 120%.
-Pagos financieros en dólares: quienes prefieran cobrar en efectivo tendrían opciones de pago a 10 años, con recuperos del 30% al 40%, o anticipos inmediatos del 9% al 11% según los plazos elegidos.
-Capitalización en acciones: se ofrece a los acreedores la posibilidad de convertir hasta el 30% de sus créditos en participación accionaria de Vicentin, a través de un fideicomiso con derecho de recompra.
Además, el grupo promete mejoras para quienes aporten capital de trabajo, pudiendo alcanzar hasta el 100% de recuperación del crédito original, respaldado por garantías sobre exportaciones y prefinanciaciones.
Molinos Agro y Dreyfus: el atractivo del pago inmediato
En la vereda opuesta, la alianza entre Molinos Agro —empresa del grupo Pérez Companc— y Louis Dreyfus Company, uno de los gigantes mundiales del comercio de granos, propone un esquema mucho más directo. Su oferta se basa en un pago inmediato del 80% de la deuda verificada en dólares a los 30 días de la homologación judicial, con la posibilidad de llegar al 90% en tres años, con una tasa de interés del 4% anual.
La propuesta segmenta a los acreedores según el tamaño de su deuda:
-Para deudas de hasta 130.000 dólares, pago del 80% inmediato o del 90% en tres años.
-Para deudas entre 130.000 y 400.000 dólares, pago del 50% al contado o del 70% en un plazo de 10 años.
-Para deudas mayores a 400.000 dólares, pago del 40% en 10 años con intereses del 4%.
Además, se ofrece una opción de capitalización en acciones preferidas rescatables, que permitiría a los acreedores convertirse en socios con dividendos anuales y derecho de rescate futuro.
Una pulseada que define el futuro
El desafío inmediato para ambos grupos es convencer a la mayoría de los acreedores, tanto en número como en monto de deuda. Solo si logran esas mayorías legales podrán presentar sus avales ante el juez Lorenzini y avanzar hacia la toma de control.
Mientras tanto, otras empresas como Bunge (dueña de Viterra, socia de Vicentin en la aceitera Renova) y la Unión Agrícola de Avellaneda también compraron pliegos, aunque no presentaron propuestas formales. En el mercado se especula con posibles alianzas de último momento.
A casi seis años del colapso financiero que sacudió al sector agroindustrial argentino, el desenlace de Vicentin parece finalmente cercano. La elección entre una reactivación bajo nuevas manos o la liquidación definitiva dependerá, en los próximos días, del voto decisivo de cientos de productores, empresas y entidades financieras que alguna vez confiaron en la histórica firma de Avellaneda.
Fuente: Clarín, La Nación con aportes de Redacción +P.
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