aceite de oliva

Patagonia celebra formar parte del mapa mundial del aceite de oliva

El olivo se consolida como nuevo cultivo productivo en zonas no tradicionales. Un encuentro educativo en Río Negro busca impulsar su desarrollo gastronómico.

La Patagonia, una región conocida por sus desafíos climáticos, está consolidándose como un nuevo polo productivo para un cultivo milenario: el olivo. Un reciente estudio del INTA Valle Inferior ha confirmado la adaptación de distintas variedades de olivo en el este de Río Negro, una zona caracterizada por un clima templado-frío y precipitaciones anuales bajas. Esta adaptación se ha validado también en otras áreas de la Patagonia, incluyendo la costa y la meseta de Chubut y zonas de Neuquén.

En este contexto, no sorprende que hayan convocado al Encuentro Educativo Gastronómico ENBHIGA "Olivos: Cocina y Cosecha". Organizado por la Asociación Civil ENBHIGA, este evento se llevará a cabo el viernes 30 de mayo en San Antonio Oeste y Las Grutas (Río Negro). La propuesta busca articular la educación, el territorio y la producción regional, y está dirigida especialmente a estudiantes de gastronomía y agroecología de instituciones públicas de la provincia.

El encuentro tiene como objetivo fortalecer la formación profesional, visibilizar los saberes locales y fomentar el desarrollo sostenible a través de la cocina y el encuentro comunitario. Se espera que la jornada incluya intervenciones culinarias en vivo con cocineros locales, presentaciones de proyectos estudiantiles, una visita educativa a la planta de OLEOSAN (empresa reconocida productora regional de aceite de oliva y acompañante estratégico del evento), y una cosecha simbólica de olivos.

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Terreno fértil

La expansión del olivo en la Norpatagonia, incluyendo el noreste patagónico, representa una producción que avanza en regiones no tradicionales de Argentina. Investigaciones llevadas a cabo por instituciones como el INTA y el CONICET (a través del INBIOP y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco) han sido cruciales para entender la viabilidad del cultivo en estas áreas.

La región presenta desafíos como las bajas temperaturas invernales y eventuales heladas primaverales. Sin embargo, el olivo ha demostrado una notable capacidad de resistencia al frío, pudiendo soportar temperaturas congelantes mediante mecanismos como el superenfriamiento del agua en sus tejidos, que puede permitirles resistir hasta -13°C o -14°C en reposo vegetativo.

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La producción busca diferenciarse con estándares de calidad elevados.

La producción busca diferenciarse con estándares de calidad elevados.

Calidad premium

Producir olivos en estas zonas frías no solo es posible, sino que también ofrece beneficios para la calidad del aceite. Los aceites de oliva provenientes de estas regiones suelen ser más densos, amargos, levemente picantes y más estables.

Un factor clave es el mayor contenido de ácido oleico y polifenoles, que confieren al aceite una mayor estabilidad y mejores características organolépticas.

Estudios en Neuquén han reportado niveles de ácido oleico superiores al 70% y buen contenido de polifenoles, incluso superando los obtenidos en otras zonas del país.

Esta alta calidad es un pilar fundamental para posicionar la región con un producto diferenciado, beneficiándose de la denominación de origen "Patagonia".

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