Dólar: Argentina deberá aprender a convivir con el atraso cambiario
El dólar en el mercado internacional se apreciará tras el triunfo de Donald Trump. En la Argentina, con un mercado regulado, se intentará mantener la paridad.
La victoria en los Estados Unidos de Donald Trump es seguida muy de cerca por los inversores. En la Argentina, todas las miradas están puestas en la evolución que pueda tener peso local. Todo indica que la política monetaria de Estados Unidos tenderá a fortalecer al dólar respecto del resto de las monedas. Y los mercados ya anticiparon esta tendencia. Tomando como referencia el Euro, la moneda comunitaria se revaluó cerca del 5% en los últimos 90 días.
Dado que la Argentina se encuentra atada a un régimen de tipo de cambio administrado con cepo, es probable que el peso argentino no se deprecie, a contramano del resto de las monedas del mundo. Esto sin dudas profundizaría el atraso cambiario que ya existe en la economía del país.
Mientras tanto, en la apertura de hoy viernes, el dólar informal vuelve a caer. Está tocando el piso de los 1.115 pesos reflejando otra caída interdiaria cercana al 2% y, por primera vez en mucho tiempo, colocando la brecha cambiaria en un dígito: 9% al relacionar el precio de la divisa marginal con la oficial.
El peso argentino ya está lidiando competitivamente con los niveles heredados por el ex ministro de Economía Sergio Massa, por lo que se puede decir que prácticamente se consumió por completo el fuerte salto de la devaluación oficial del 118% registrado el 13 de diciembre, días después de asumir Javier Milei el Gobierno.
En este punto, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) , que mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los socios comerciales del país, ya perforó los 80 puntos; un valor similar al que se ubicaba en la primera semana de diciembre del año pasado.
El indicador refleja el nivel de competitividad cambiaria que presenta nuestra moneda a lo largo de los años. Tras la devaluación ejecutada por Milei, en diciembre pasado, el ITCRM pasó de los 75 puntos a los 160 puntos, valor este último que se había tocado en marzo de 2008 momento en que se desató en Argentina el llamado conflicto del “campo” entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y este sector, a raíz de la modificación en el sistema de retenciones que se venía aplicando a la exportación de cereales y oleaginosas.
En junio de 2002, punto álgido de la crisis cambiaria tras la salida de la Convertibilidad, este indicador toco sus máximos, superarando los 200 puntos. Los 79 puntos que registra hoy el ITCRM refleja un claro retraso cambiario en la economía argentina. La fortaleza del dólar en el mercado internacional podría incidir aún más sobre la baja de este indicador en el mediano y largo plazo. Donald Trump apostará de lleno a una revalorización de su moneda a partir del próximos año. Las señales son claras en este sentido y el mercado ya está actuando en consecuencia.
Dólar, ahorrista y economía
El programa económico que impulsa el presidente Javier Milei tiene como centralidad el ancla cambiaria para contener la inflación. Esto se nota claramente en la evolución que mostró el ITCRM desde que asumió el nuevo Gobierno pasando de los 160 puntos a perforar los 80 puntos esta semana.
Si los condicionamientos externos, producto de una revalorización del dólar, comienzan presionar por una devaluación del peso, eso podría traer un impacto negativo sobre la inflación. "Los márgenes de apreciación que pueda tener el dólar no serán significativos, por lo menos en lo que se refiere al 2025. El mercado ya ajusto poco más del 4% en los últimos meses. Podemos esperar una variación relativamente similar para el año próximo, y estás tendencias no tendrán no tendrán impacto en nuestra economía", desatacó un allegado al ministerio de Economía al ser consultado por el tema. "Absolutamente descartada", fue la respuesta ante la posibilidad de una devaluación frente a estas presiones externas.
Esto significa que la Argentina deberá convivir con esta política monetaria, por lo menos, por un tiempo más. ¿Y por qué hablamos de atraso cambiario? Porque los impuestos, la mano de obra, la tasa de interés para incorporar capital de trabajo, y la estructura de gastos general sigue corriendo por encima de la devaluación que registra la divisa oficial. Esto significa que los costos en dólares para la oferta exportable argentina seguirán creciendo, registrando valores finales sobre sus productos que, en muchos casos, no podrán ser convalidados en los mercados del exterior.
Para el pequeño y mediano ahorrista, la apuesta es ganar tasa de interés en peso y generar ahorros en dólares. La economía argentina ya ha mostrado en su corta historia similares escenarios de atrasos cambiario -cada uno de ellos con diferencias- que se mantuvieron por períodos importantes: el caso de la Tablita Cambiaria de José Alfredo Martínez de Hoy (1976-1981) y el de la Convertibilidad de Domingo Cavallo (1991-2002). No hay que descartar que el país, a partir de ahora ,ingrese en un nuevo período de estabilidad, anclando el dólar como variable correctiva de su economía.
Las expectativas están puestas en que este Gobierno, utilizando el ancla cambiaria, pueda generar en forma simultánea los cambios estructurales que necesita la economía para poder seguir creciendo y ganando competitividad por fuera del tipo de cambio: modificaciones en los actuales sistemas laboral, impositivo y financiero. Tres variables clave, junto a la paridad dólar/peso, para lograr una competitividad sistémica consistente en el tiempo.
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