La inflación, variable que deteriora el frente político y económico del Gobierno
La inflación no cede. Hay un cierto sabor amargo en la sociedad tras el dato de agosto. En lo económico, se profundiza el atraso acambiario.
El dato no era el esperado. Desde el Gobierno buscan rearmar una estrategia comunicacional para enfrentar la realidad con un relato consistente. La inflación del 4,2% de agosto anunciada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) fue un golpe duro para la gestión de Luis Caputo. Desde el punto de vista político, fue un misil que dio cerca del punto de flotación del plan económico. Las proyecciones oficiales de marzo de este año mostraban que para el mes pasado se debería haber esperado una inflación por debajo del 3%.
En su retórica, el Gobierno no deja de repetir que desde junio pasado la inflación núcleo en la Argentina está cerca de cero. Sin embargo, desde el INDEC una y otra vez contradicen esos datos publicando números que se encuentran lejos de los mencionados por el Presidente Javier Milei. Las proyecciones que tenía en su excel el Gobierno eran que en junio la inflación debería perforar el piso psicológico del 4%, en julio ubicarse entre el 3% y 3,5%, y en agosto por debajo del 3%. Pero la realidad, como históricamente pasa en el Argentina, volvió a dar una cachetada al relato oficial.
En el plano político, el índice de precios del 4,2% para agosto dejó distintas interpretaciones. Desde los sectores que apoyan al actual modelo económico, un sabor algo amargo porque están todavía en el inconsciente colectivo las promesas del presidente Milei de una inflación a la baja. Los precios de los alimentos y los servicios siguen subiendo, y la sensación es que algo no está terminando de funcionar en este esquema donde 'los patos de la boda' continúan siendo la clase media y los asalariados que siguen relegando parte de sus ingresos en pos de un país mejor.
Aquella parte de la sociedad que está en oposición al ajuste que está haciendo el Gobierno, festejó este número ya que el mismo, dentro de su propio relato, justifica el fracaso del programa económico. El lema 'cuanto peor mejor', es el que aplica en este caso.
Estas dos realidades de las familias argentinas muestran cuan partida sigue estando nuestra sociedad a la hora de interpretar las estadísticas que entrega el INDEC. La realidad es que la inflación venía bajando de un piso muy alto en diciembre pasado hasta que se quedó clavada en el 4% a partir de mayo. Los especialista en el tema ya habían anticipado que este escenario era muy probable de que ocurriese. Sin embargo el Presidente Milei, lejos de escuchar, solo se dedicó a criticar e insultar a todos aquellos economistas liberales que intentaban poner algo de claridad sobre el contexto inflacionario que vive el país.
Se profundiza el atraso cambiario
En el pano económico, la inflación del 4,2% de agosto es un número que no estaba en los planes del Gobierno. Sigue siendo un índice muy alto para esta altura del año. El ministro Luis Caputo hizo un esfuerzo importante para bajar los precios, pero el número logrado el mes pasado no cumplió con las expectativas del mercado.
No llegar a vencer por cuarto mes consecutivo este piso del 4% genera múltiples complicaciones dentro del plan económico. Uno de ellos, clave para el sistema, es la convergencia que se necesita para alinear la inflación con el tipo de cambio. Habrá que esperar al menos un mes más para que aquel anhelo del exministro de Economía Sergio Massa se haga realidad. Pasaron ya 17 meses y el ansiado “tres por delante” que buscaba en aquel momento la administración de Alberto Fernández se hace desear.
Mientras tanto, el Gobierno se aferra a sus principios y volvió a descartar una nueva devaluación del dólar oficial como así también confirmar la continuidad del “crawling peg” al 2% mensual.
Si bien la apreciación del tipo de cambio real tuvo un importante rol en todo este último proceso de desinflación, la continuidad en ese esquema está afectando la competitividad de las exportaciones y alienta las importaciones. En última instancia, esto no hace más que retrasar el crecimiento de la economía y aumenta la presión sobre las reservas netas del Banco Central, que se encuentran ya hace tiempo en terreno negativo.
Tomado como referencia el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que mide el precio relativo promedio de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales doce socios comerciales del país, éste se encuentra al 9 de septiembre del corriente en los 86,3 puntos valor similar al de la primera semana de noviembre del año pasado, momento en que los distintos sectores productivos reclamaban al anterior Gobierno por el retraso cambiario existente en la economía.
En este contexto, de mantenerse los niveles de inflación por encima de la tasa de devaluación del 2% en el dólar oficial, la situación tenderá a ser insostenible para el modelo que impulsa el ministro Luis Caputo. El atraso cambiario frenará las exportaciones y generará un aumento de las importaciones; perdiendo la economía los dólares para poder crecer.
“Con una inflación acelerándose, tanto a nivel general como de la núcleo, las chances de convergencia al 2% se dilatan. Se demora todo y eso también implica una mayor apreciación cambiaria si el Gobierno no modifica su pauta de “crawling peg” al 2%”, consideró este fin de semana Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra.
La estadística oficial da sólidos argumento a lo mencionado: el dólar oficial aumentó menos de 20% en lo que va del año, mientras la inflación anotó un alza cercana al 95% en el mismo período. Ya hay muchos sectores que están sintiendo inflación en dólares sobre sus costos, un serio problema para las empresas exportadoras que siguen perdiendo competitividad con sus productos en los mercados externos.
Un reciente reporte de Goldman Sachs, que presentó al día siguiente que el INDEC difundiera el índice de precios de agosto, va en esta misma línea. El banco internacional señaló que “La tasa de inflación sigue siendo alta en términos absolutos y por encima del 2% mensual del peso contra el dólar. Esto está llevando a una mayor sobrevaluación de la moneda, agravada por la reciente reducción del impuesto a las importaciones (PAIS) del 17,5% al 7,5%”. Esto sin dejar de mencionar que a fin de año, tal lo prometió el Gobierno al FMI, el impuesto PAIS quedará en cero y el dólar blend desparecerá para quedar las expotaciones en 100% con la cotización del dólar oficial. Preocupante.
En esta nota