La solución a la crisis argentina, según el genial Tato Bores
Fue uno de los mayores cronistas de la economía y política de la Argentina. Por estos días, sus monólogos de hace 30 anos tienen más vigencia que nunca.
El horizonte cambiario de nuestro país está una vez más en una suerte de espiral de dudas e incertidumbre. La devaluación que convalidó el gobierno el 14 de agosto terminó de agitar las aguas, que venían convulsionadas.
Mientras por estos días más de uno se pregunta si el gobierno podrá evitar una nueva devaluación brusca del peso, tal como se comprometió tras las PASO. Los analistas del Bank of America (BofA ) ya encontraron su respuesta: el dólar oficial cerrará 2023 en $545, lo cual implicaría un salto de 55,7% respecto de los $350 actuales. Dicho de otro modo, desde el BofA esperan que el peso argentino se devalúe un 35% adicional al 22% del 14 de agosto antes que termine el año.
Los ciclos de depreciación de nuestra moneda no son una novedad en la historia argentina, han inspirado programas monetarios que la intentan anclar -como el que propone el equipo de Carlos Melconian- o suprimir -como el de Javier Milei-, y también inspira el humor.
De hecho, pasan las devaluaciones y cada tanto vuelven a circular por las redes los tremendos monólogos de Tato Bores recordándonos que Argentina cíclicamente llega a los mismos callejones. A más de 30 años mantienen su vigencia.
Los (eternos) dilemas del ispa
"Esta es la crisis más grande que está sufriendo el país, hay que reducir el gasto público, hay que laburar más, hay que invertir en el ispa", dijo el genial Tato Bores hace tres décadas al iniciar uno de sus clásicos monólogos televisivos.
De esa forma, Tato explicaba cómo la moneda argentina había perdido valor respecto al dólar, un tema que parece una preocupación que trasciende a los gobiernos y siempre está en agenda de los argentinos.
"Mientras tanto, ¿quiere que le diga una cosa?", continuaba Mauricio Borensztein, por todos conocido como Tato Bores. "A este Peso Moneda Nacional le arrancaron dos 0 con este otro Peso Ley 18.188. A este le arrancaron otros cuatro ceros con este otro peso argentino. Y como si esto fuera poco, le sacaron tres ceros más con este Austral. O sea que le extirparon nueve ceros a este pesito (el Peso Moneda Ley) de acá adelante", concluía, mientras exhibía los billetes que han circulado de mano en mano como papelitos de colores.
El inolvidable Tato llegaba a un razonamiento delirante: "Este Austral equivale a mil millones de pesos Moneda Nacional. Y como en aquel entonces se compraba un dólar con 83 pesos Moneda Nacional, ¡este Austral equivale a doce millones de dólares! Lo cual parece un chiste, si no fuera una joda grande como una casa…".
Entre el rating y un partido
La devaluación del peso de estos días es una historia repetida, que estudiamos o vivimos a lo largo de los años. Allá por 1962 todavía estaba vigente en nuestro país el Peso Moneda Nacional, lanzado en 1881. En aquel año el presidente José María Guido liberó el mercado cambiario, dando como resultado una fuerte devaluación que llevó, en 1970, a lanzar el nuevo Peso Ley 18.188.
En esos años, el escenario cambió por completo. Las casas de cambio se colocaron en el centro de la escena. Y en ese entonces Tato describió el nuevo hábito de los argentinos: seguir la cotización del dólar como quien mira una planilla de rating (de un programa que mide cada vez menos) o el resultado de un partido de fútbol (donde siempre se pierde).
"Pienso que todos, de golpe, nos hemos vuelto financistas. Fíjese que antes, cuando un tipo tenía unos ahorritos ponía un tallercito, abría una fabriquita, compraba un campito para criar gallinas o plantar tomates, esas cosas que hace la gente en los países pobres. En cambio, acá es distinto. Usted va por la calle San Martín, adonde están las casas de cambio, y está todo el país parado frente a la pizarra. Hay obreros, albañiles, peones, sastres, músicos, artistas, de todo hay. Tipos que antes trabajaban como locos, ahora de repente se han vuelto economistas", decía Tato en los 60.
Y continuaba describiendo una escena que no suena tan lejana: "Cada uno está parado con un paquetito de dinero, y en cuanto se mueve la cotización de la pizarra entran todos en patota. Y uno dice '¡Deme 3 dólares!', y el otro dice '¡Deme 4 dólares!', y el otro '¡Deme 8 dólares!'. Y salen corriendo y van a otra casa de cambio, y antes de que muevan la pizarra se meten y los venden. Y así se pasan todo el día: vendiendo y comprando, comprando y vendiendo. Cuando llega la noche, llegan a la casa molidos y deshechos, caen muertos arriba de un sillón, desempaquetan, cuentan la guita, llaman a la mujer y le dicen: 'Vieja, vieja, vení, hoy me gané 14 mangos ¡y no hice nada!'”.
“No me explico…”
Argentina se acostumbró a una moneda débil, con altibajos, y abraza al dólar como un ancla en tiempos que, según el BofA, nos depara incertidumbre. Y desde el pasado, Tato nos deja una “solución” revolucionaria. "Si todos compramos y todos juntamos, y el día que tengamos muchos dólares podemos pegar un golpe fantástico. Yo le voy a explicar. Resulta que el dólar es la moneda norteamericana. El día que tengamos todos los dólares del mundo iremos a Estados Unidos con la guita de ellos y nos van a tener que entregar el país. Yo no me explico cómo los yanquis, que son tan vivos, no se dan cuenta del peligro que están corriendo con nosotros…".
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