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Chile y su crisis en el mercado de las cerezas, ¿Qué enseñanza nos deja?

Las exportaciones de cerezas de Chile, lograron un nuevo récord de volumen, pero el mercado reaccionó con los precios a la baja. ¿Qué es lo que pasó?

Chile sin dudas ha sido -y es- uno de los grandes protagonistas frutícolas a nivel global. Y la evolución que ha tenido en solo unos años con la producción y exportación de cerezas muestra que el músculo lo mantiene intacto. En las últimas tres décadas ha sido el faro de muchos países que tomaron su modelo para producir volumen y calidad de frutas, para buscar sinergias en la relación Estado-Privado, para ser competitivos en sus costos, y podríamos seguir así enumerando varias otras virtudes que lo ponen hoy como uno de los líderes de la actividad en términos internacionales.

El tropezón que sufrió en la presenta temporada de cerezas, sirve por sobre todo, para no repetir errores, y en nada 'mancha' el enorme prestigio que tiene el país como productor y exportador de frutas. Pero volvamos a centrarnos en lo que paso con el caso de las cerezas.

Los primero que hay que mencionar fue el importante salto de producción y exportación interanual que tuvo Chile con este producto. Las últimas proyecciones y estadísticas disponibles dan cuenta que en la presente temporada la producción de cerezas se ubicaría cerca de las 700.000 toneladas y las exportaciones terminarán en torno a las 650.000 toneladas. En términos interanuales, el crecimiento relativo de este último parámetro fue del 57%. En términos absolutos, poco más de 230.000 toneladas adicionales fueron colocadas en los mercados internacionales entre una temporada y otra.

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Par tener una referencia de lo que estamos mencionando, podemos decir que la Argentina proyecta exportar en esta temporada alrededor de 7.000 toneladas de cerezas; y es el segundo país en importancia del Hemisferio Sur al referenciarse en el comercio exterior. Es decir que Chile en la presente campaña colocó en forma adicional en los mercados 33 veces el volumen de las exportaciones de nuestro país. Y esto, en un solo año.

¿Por qué remarcamos esta última frase? Por el monumental crecimiento que registraron las exportaciones de un año a otro -en términos absolutos- y los problemas de manejo y logística que aparecen cuando la oferta crece con estas vertiginosas tasas. La gráfica adjunta refleja que el último salto de producción adicional, con estos mismos volúmenes mencionados, se dio en siete temporadas, al pasar la producción de poco más de 186.000 toneladas en 2017/18 a las 413.000 toneladas en 2023/24. Seguramente en esos siete años, para incorporar las nuevas 230.000 toneladas en los mercados externos, los empresarios del vecino país tuvieron que armar toda una logística adaptada a estos nuevos volúmenes, contar con la infraestructura necesaria para la escala que emergía, y pudieron trabajar fortaleciendo los mercados de destino para que no existan problemas una vez que la fruta acceda a esos puertos. En solo un año, era lógico que todo esto iba a ser muy difícil de lograr. "Fue un fenómeno esperado", resumió el economista agrario del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) Quilamapu, Jorge González Urbina, al ser consultado sobre la crisis de la cereza en el mercado chino.

Pero a los mayores volúmenes mencionados, se le sumo en la presente temporada la 'desesperación' de los exportadores de vender todo lo que salía de las explotaciones buscando así maximizar retornos. Se dejó de lado algo que tradicionalmente los empresario chilenos cuidan con mucho recelo: la calidad de su oferta exportable. En esta 'desesperación' de colocar como sea la cereza en los buques contenedores, esta premisa de calidad quedó en un segundo plano. Y este escenario de falta de calidad uniforme emergió en el mercado de China, donde se observó que los precios cayeron con fuerza a partir de la última semana de diciembre hasta encontrar un piso, del que no volvieron a resurgir, tal como tradicionalmente ocurría a partir de los días previos a los festejo del Año Nuevo Chino, que fue el 29 de enero en la presente temporada. La estadística que llega de destino es categórica: los valores de kilo de cereza se desplomaron en los mercados mayoristas de los distintos puertos de China hasta el 70% en relación al año anterior.

Y por último, está el riesgo implícito en cada temporada que avanzaba, por lo menos en los últimos diez años, de una dependencia cada vez mayor con el mercado chino.

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Tal como se observa e la gráfica adjunta, el crecimiento en términos relativos fue más o menos parejo sobre los destinos de la oferta exportable de cerezas de Chile. Las colocaciones en China crecieron, en términos interanuales, 59%; el segundo destino, USA lo hizo a una tasa del 51%, Corea del Sur el 63%, Vietnam el 169%; y Brasil y Taiwán por debajo del 35%. Pero cuando se analizan las exportaciones en términos absolutos, claramente se observa el drástico crecimiento que se observó en el mercado chino. Hasta la segunda semana de 2025, de un total de 120.3 millones de cerezas exportadas por Chile, 111.1 millones de cajas terminaron en el mercado del Gigante Asiático. Esto significa que más de 9 cajas de cada 10 terminaron en las góndolas de China. Y por ende, como ocurrió esta temporada, si el mercado de China 'estornuda', Chile queda internado con una 'neumonía' terminal. Ese es el tipo de relación de la que hablamos.

Si bien todavía quedan una par de semanas para que se cierre totalmente la temporada de cerezas de Chile, las cartas ya están echadas. Solo queda saber cuanto es lo que se dejó de ganar -en el mejor de los casos- o qué quebranto sufrió la industria con las liquidaciones que terminarán por llegar en los próximos días desde China.

Conclusiones de una temporada de cerezas complicada

Está claro que Chile sufrió un tropezón, pero lejos está de una caída. Sus empresarios tienen una increíble capacidad de reacción y conscientes de lo hecho en esta temporada, tendrán que buscar rápidamente la forma de recuperar posiciones en el mercado de cara a la próxima temporada que, si se dan las condiciones climáticas óptimas, la oferta de cerezas seguirá mostrando una tendencia creciente ya que existe una importante superficie que está todavía entrando en producción.

-En primer lugar, los exportadores chilenos deberían encontrar la forma de volver a la fórmula volumen-calidad que tanto éxito le dio en estas últimas décadas. Sin lugar a dudas es un trabajo de autogestión importante en cada empresa, ya que nadie los puede obligar a no exportar. Un sello que garantice la calidad de la oferta exportable, otorgado por algún organismo reconocido a nivel internacional, podría ser uno de los tantos ejemplos que existen en los mercados. Quien cumpla con las condiciones mínimas de calidad, calibre, color y presión podrá tener el sello mencionado en su caja de cerezas. Aquellos que no cumplan con estas condiciones, carecerán de esta identificación.

-En segundo término está claro que emerge la necesidad de abrir nuevos mercados para intentar diversificar los destinos de la oferta exportable de cerezas y así disminuir los riesgos comerciales de toda la actividad. Seguir con estos niveles de dependencia con China, no es saludable para la industria de Chile. Para esto se necesitará un esfuerzo adicional de promoción del producto en países donde la demanda de frutas crece en forma importante.

-Un tercer punto, podría ser explorar la forma de llegar al interior profundo de China con las cerezas y no solo quedarse con los mercados relevantes que presenta este Gigante Asiático. En este punto, hay que dejar en claro que China seguirá siendo un importante mercado para la oferta exportable de Chile, solo se necesita hacer algunas correcciones sobre lo ocurrido en esta temporada, en especial disminuir la presión de la oferta hasta encontrar un nuevo equilibrio en el mercado.

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