¿Cuál es la huella de los británicos en el Valle del río Neuquén?
En las primeras décadas del 1900 llegó a la Argentina un puñado de británicos que se instaló en la zona productiva de Río Negro. +P tuvo una larga charla con un grupo de descendientes, quienes nos contaron sus historias.
Un día cálido de diciembre, ya cerca de las fiestas de fin de año, donde los recuerdos familiares fluyen como el agua, desde este suplemento dedicado a la producción nos encontramos por videollamada con Juan Antonio y María Verel, quienes junto a su hermana Carola son nietos de un abuelo escocés por parte de padre.
Más tarde se sumaría a la charla la señora Jane Harris, desde Junín de los Andes, donde reside actualmente. Jane aún conserva el acento inglés y hasta le genera dificultad encontrar y/o pronunciar algunos términos del castellano. La historia de su familia es asombrosa, guerra mediante, su madre fue una gran educadora de la comunidad en Contralmirante Cordero y hasta fue la inventora del proyecto educativo “Sunrise”, nombre que luego tomaría el actual colegio, hoy ubicado en Cipolletti.
La comunidad británica del Alto Valle de río Negro tuvo una importante influencia en la vida social y en la matriz productiva de principios del siglo XX, especialmente en lo que hoy conocemos como las localidades de Cinco Saltos, Contralmirante Cordero y Barda del Medio, localidades bañadas por las aguas del río Neuquén. Hoy, las huellas de esa historia se encuentran en los recuerdos de sus pobladores y en unos pocos sitios donde la memoria, para algunos, se hace presente.
Una historia ligada al ferrocarril
Antonio Verel y su hermana María, coinciden que la llegada del ferrocarril a la zona fue el puntapié que motivó la llegada de la comunidad británica al Alto Valle. El ramal ferroviario entre Cipolletti y Barda del medio se construyó en 1910. Esta nueva vía fue la que facilitó el transporte de materiales y de maquinarias para la construcción del Dique Ballester y los canales de riego. (Fuente Mailhet, LD, 1944).
En una carta escrita en la década del 80, Antonio Norman Verel, padre de Carola, María y Juan Antonio (Pancho), afirmaba que la historia de los ingleses en el Alto Valle, comenzó con la llegada del ferrocarril “aunque antes ya habían llegado unos pocos”, decía en su nota manuscrita.
A su vez, los padres de Antonio y abuelos de Pancho, llegaron a Contralmirante Cordero en 1934 y una vez allí compraron tierras en las cuales plantaron manzanos y perales. Como ellos, también llegaron otros británicos, escoceses, irlandeses, ingleses y galeses, además de inmigrantes provenientes de naciones que fueron colonia como Nueva Zelanda y Australia.
En ese mismo escrito Antonio Verel da cuenta de que la empresa Ferrocarriles del Sud obtuvo la explotación por 50 años de las vías férreas, a cambio de haber realizado la obra y, que fue por ese motivo, que los dueños de la compañía buscaron alternativas para llenar los vagones con mercadería que pudiesen trasladar.
Las posibilidades del Valle para ese entonces, eran las de la producción frutícola. En este sentido, los ingleses, fueron en gran parte impulsores y creadores de la chacra experimental de Cinco Saltos, como así también de las obras de riego en la zona, incluido el Dique Ballester. La empresa que hizo la parte civil de las obras del dique y del riego, era alemana, mientras que, la que hizo la parte mecánica, era inglesa.
Paralelamente, la empresa Ferrocarriles del Sud instaló cinco galpones de empaque en la línea del ferrocarril con el nombre Argentine Fruits Distributors (AFD). Uno de estos galpones estaba en Cinco Saltos, y todos contaban con la tecnología más moderna para la época.
La vida en sociedad de los británicos en el Alto Valle
Los ingleses de Ferrocarriles del Sud lotearon las tierras que tenían a su cargo en chacras de 8 o 12 hectáreas y las promocionaron en varios países europeos, con el objetivo de promover la inmigración hacia el valle. El mismo director del ferrocarril, el Sr. Colman, adquirió una de estas chacras en Contralmirante Cordero.
“Hay algunos que venían a trabajar en las chacras y otros a vivir en ellas”, explica Jane Harris y asegura que “muchos venían a buscar un país con sol”. “Había gente humilde, gente de padres millonarios, gente que quería salirse de Europa, una mezcla muy grande” agrega.
La comunidad británica trajo sus costumbres a la zona y se insertó en diferentes ámbitos sociales como lo fueron el deporte y la educación. En los deportes, fueron los británicos los que crearon el club de polo en Contralmirante Cordero y el club de tenis Ruca Carel en Cinco Saltos, además de la participación en clubes de fútbol. Ruca Carel, también tuvo una cancha de golf de nueve hoyos.
Los Verel recuerdan que para esa época había cerca de 200 familias británicas entre Cinco Saltos y Cipolletti. Aun en los años 60 se hacían torneos de tenis en el Ruca Carel, club que se construyó en la chacra de un británico llamado Alvan Reid. Actualmente, la casa de Reid es propiedad de la familia Kleppe y es una de las construcciones de estilo inglés que tiene la zona.
La Segunda Guerra Mundial significó un golpe importante para la comunidad británica, muchos se volvieron a sus países de origen y no volvieron al Valle; el padre de Jane Harris fue uno de los que volvió. Jane recuerda que casi todos los británicos jugaban al bridge y al golf y que “no todos aprendieron castellano”, incluso muchos se divorciaron y se volvieron a casar con parejas no británicas.
La mayoría de los que vinieron eran anglicanos, protestantes, presbiterianos y luteranos, además de algunos evangelistas. Los Verel recuerdan al médico partero del pueblo llamado Norman Hamilton, que era evangelista. A pesar de las diferentes creencias religiosas, aseguran que “todos convivían bien juntos, la misa era para todos y era una misa cristiana”.
Una comunidad que no olvida sus raíces
La influencia de la comunidad británica en el sistema productivo y en la sociedad del Alto Valle fue descendiendo con el tiempo, aunque aún hoy quedan los familiares que no olvidan y honran sus raíces. Muchos de ellos formar parte de una asociación civil llamada ABCC que ya tiene 85 años con unos 18 distritos en todo el país.
Pancho, Juan Antonio Verel, representante de distrito para el Alto Valle y alrededores, nos cuenta que editan una revista “The Bulletin” que tiene unas cuatro tiradas por año. También explica que con la asociación se dedican a realizar tareas comunitarias referidas a la salud y la educación.
En varias oportunidades han traído a veteranos de la guerra de Malvinas, para que den su testimonio y para que participen con ellos en diferentes actividades. Todos los entrevistados aseguraron que no tomaron parte en la guerra por un bando en particular y reconocieron el horror que significó para los dos lados.
Pancho Verel da por cierto que, actualmente, la comunidad británica “se diluyó mucho”, pero que aún hoy sobrevive en los recuerdos de cada familia, en algunas costumbres y en los vestigios de la historia plasmados en diferentes obras.
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