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De la clínica a la chacra: la historia de Tere Peláez y sus almendras

Desde la localidad de Plottier, provincia de Neuquén, Tere Peláez, miembro de una histórica familia de médicos de la zona, sostiene con amor y compromiso su proyecto productivo Almendras del Limay.

Tere Peláez viene de una familia muy conocida de Neuquén en el ámbito de la medicina. Sus padres vinieron en 1955 a Neuquén y su madre, fue la primera pediatra que tuvo la zona. Fundadores de la una emblemática clínica en la ciudad, en la cual Tere continúa trabajando.

Nos cuenta que este hecho la marcó en diferentes aspectos “en la vida del trabajo y en los valores”, admite. “Mi familia tiene ese capital de trabajo al servicio de la comunidad neuquina, mi papá siempre decía que estuvimos atentos a lo que Neuquén requería”, recuerda sobre su padre el reconocido médico Víctor Peláez.

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La chacra de Plottier, con sus almendros protegidos. Foto: gentileza Tere Peláez.

La chacra de Plottier, con sus almendros protegidos. Foto: gentileza Tere Peláez.

“En la primera clínica Peláez nosotros vivíamos en la planta alta, y la clínica estaba en la planta baja y daba al jardín donde jugábamos a la pelota. Es algo que lo vimos nacer y crecer y tenemos ese amor y ese respeto con el trabajo de la gente”, reconoce Tere, que sigue ligada al trabajo en la clínica, sobre todo, en la coordinación del centro de rehabilitación.

Por su parte, la producción de almendras también la relacionó con “el mundo del trabajo y el mundo de los valores”. “Mi papá una vez tuvo una chacra cuando éramos chicos y él dijo que tuvo dos momentos de felicidad: cuando la compro y cuando la vendió (risas)”, recuerda con cariño.

De la medicina a la chacra

En su infancia Tere tuvo compañeras hijas de chacareros, de los dueños de Moño Azul y también de peones rurales. “Desde el Neuquén de aquella época siempre estaba relacionada y amaba ir a las chacras de amigos o de familiares de amigas y esto me gustaba mucho”, rememora sobre aquellos años.

Su inquietud hacia la naturaleza siempre fue muy fuerte, por eso eligió esa forma de vida en la chacra. Además, Tere es profesora y Licenciada en Biología, “eso lo heredé de mi abuela paterna, que fue la primera doctora en biología de América Latina”, relata sobre aquella mujer que pasaba los inviernos en Neuquén, en una época donde, desde el centro, se veía la barda y no había edificios.

Tere Pelaez en su chacra (1)
La emprendedora, con su sonrisa radiante. Foto: gentileza Tere Peláez.

La emprendedora, con su sonrisa radiante. Foto: gentileza Tere Peláez.

Un día por casualidad, mientras sacaba unos yuyos de su terreno en Plottier, Tere pasó por un vivero y compró unos almendros para plantar en su lugar. A partir de ahí, “todo se fue dando”, se acercó al Centro Pyme, donde recibió asesoramiento de diferentes especialistas y continúa trabajando con ellos hasta el día de hoy.

El primer apoyo económico se lo dio su padre, cuando comenzó en el año 2013. De ahí nunca más paró. “Muchas veces me pregunté ¿por qué estoy tan ligada a las almendras? Hoy no es una salida económica porque es muy chica, pero yo veo que las almendras me conectan con dos mundos: con la tierra y con el cielo”, reconoce Tere.

Producir en red

El conocimiento de la naturaleza, el suelo, la fisiología de las plantas, el comportamiento de las abejas, los trabajadores rurales y su realidad social y laboral, los trabajos culturales en torno a la poda, fertilización; todo esto, según Tere, la conecta con otros productores.

“Nosotros formamos un grupo que nos fuimos conociendo a través del Centro Pyme, y nos apoyamos mucho en nuestros proyectos, hay de olivos, nogales, etcétera. Mi hermana, por ejemplo, tiene gallinas felices en el mismo barrio que yo en la zona de piscicultura”, describe la emprendedora sobre el círculo de contactos que logró construir y que para ella es muy valioso porque comparten una visión en común.

Por otro lado, también están los problemas que tiene que resolver cotidianamente. Las cotorras, invadieron el Valle y les encantan las almendras “trabajaba para ellas”, nos cuenta. Hasta que decidió tomar cartas en el asunto y le presentó un proyecto al centro Pyme para que le ayuden a hacer la estructura y poner una red, con eso mitigó mucho los daños.

FRUTOS

"Tener fe en la primavera", repite la productora. Foto: gentileza Tere Peláez.

Las enseñanzas de la tierra

Tere vive con su hijo Juan, que es adolescente y la ayuda en las ferias con los números. “A partir de las almendras pudimos construir hábitos, conocimientos, el valor de trabajo y la generosidad de la tierra. Cuando se le da respeto, la tierra siempre devuelve. Es una oportunidad que me dan las almendras de haberlo educado y criado sola, con estos valores”, dice Tere Peláez al borde de la emoción.

Cada proyecto productivo trae sus enseñanzas. Para Tere es importante “tener fe en la primavera” cuando todo parece muerto. Esto también sirve para la vida, ella atravesó un cáncer y tuvo miedo. Sin embargo, admite que “la fe de que, si ponía actitud y me valía de todo lo que la ciencia me ofrecía, iba a salir adelante y así fue”, reconoce.

COSECHA
La magia del trabajo en equipo. Foto: gentileza Tere Peláez.

La magia del trabajo en equipo. Foto: gentileza Tere Peláez.

“Hay que ejercer la paciencia, no intoxicar a las plantas para que sean más productivas. Valorar el reposo necesario para que florezcan y la aceptación y tolerancia a la frustración”. Esto se relaciona con lo que le pasó en la última temporada, donde en plena floración vino una helada y les arruinó gran parte de la producción.

“Pero bueno, se sigue lo mismo. Esta temporada llegamos a 350 kilos de los mil que se cosechan por año”, nos cuenta.En Almendras del Limay, también es importante el valor de la solidaridad, siempre algo de la cosecha se destina a un aporte solidario a quien lo esté necesitando “y es lo que nos hace decir seguro que nos va a ir bien”, agrega.

En cuanto al manejo de los frutos, de las variedades Guara y Marinada, el pelado lo realizan en la chacra de Olano en Cipolletti, “Eduardo es una persona maravillosa y generosa, trabaja muy bien, siempre dispuesto a compartir sus conocimientos” reconoce la emprendedora.

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Se producen almendras, tostadas, saladas y garrapiñadas. Foto: gentileza Tere Peláez.

Se producen almendras, tostadas, saladas y garrapiñadas. Foto: gentileza Tere Peláez.

En su establecimiento, Tere también cuenta con la ayuda de José Luis, jubilado de otro proyecto productivo de la zona, y con él y otro conocido, llevan adelante la cosecha y los trabajos de fertilización y poda.

Asimismo, a una parte de la producción le da valor agregado, elabora garrapiñadas de almendras y algunas tostadas y saladas. Estos productos los suele vender en las ferias del Centro Pyme, que son a las que más va, ya que considera que, en estos eventos, el público valora más el trabajo del productor.

Tere y su hermana Geno Pelaez en Tienda de SaboresS (1)
Tere y su hermana. Foto: gentileza Tere Peláez.

Tere y su hermana. Foto: gentileza Tere Peláez.

Como proyecto próximo tiene programada una visita guiada a su chacra, que incluye un té en Chacrita la Luna, un emprendimiento cercano. “Justo me contactaron el año pasado desde Turismo y tuvimos una reunión. Es la primera experiencia con agroturismo”, finaliza, cargada de esperanza hacia lo que vendrá.

Cada almendra que produce Tere Peláez, guarda una historia de paciencia, resiliencia y amor por la tierra. Su chacra no es sólo un lugar de trabajo, sino un espacio donde los valores se siembran y florecen y, a la vez, nos recuerdan la generosidad de la naturaleza, que siempre devuelve a quienes la cuidan.

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