Fue récord la cantidad de peras y manzanas destinada a industria en 2023
La producción del Valle de Río Negro y Neuquén sigue teniendo un serio problema estructural: la baja productividad que presenta el sistema.
La producción de peras y manzanas que se orientó a la industria -principalmente de jugos concentrados- totalizó poco más de 430.000 toneladas durante el año pasado. Este volumen representa un incremento del 47% respecto de los valores consolidados en 2022. En términos absolutos, refleja cerca de 140.000 toneladas adicionales.
Las estadísticas oficiales detallan que del total de la cosecha efectiva de la temporada que está por finalizar, en estas dos especies, alrededor de 3,6 kilos de cada 10 terminaron en la industria.
Sin lugar a dudas que es importante el rol de la industria como alternativa secundaria a la venta de fruta en fresco dentro del sistema frutícola integrado, ya que de no existir está posibilidad las poco más de 430.000 toneladas de peras y manzanas cosechadas durante el año pasado no hubiesen tenido salida comercial. Sin embargo, la fruta que se destina a la industria tiene un retorno muy bajo para el productor; en promedio, representa menos del 40% de lo que se termina cobrando por aquella que vende para ser colocada en las góndolas de los mercados en fresco (exportación y mercado interno).
Hay que tener en cuenta que los costos de producción son similares, tanto para aquellas pera y manzana que se destinan al mercado en fresco como para la que se orientan a la industria. El porcentaje de descarte -fruta que no ingresa al circuito comercial de la venta en fresco- termina por mostrar los bajos niveles de productividad que presenta del sector.
Esto se ve fundamentalmente en la manzana. Los datos oficiales consignan que durante el 2023 se comercializó poco más de 525.000 toneladas, de las cuales 216.000 toneladas fueron a la industria, todo un récord para la cadena frutícola del Valle de Río Negro y Neuquén.
Las 216.000 toneladas mencionadas párrafos arriba, reflejan un crecimiento interanual del orden del 85%. En términos nominales, representa unas 100.000 toneladas adicionales que percibió la industria entre ambos años mencionados.
No hay que dejar de recordar que la cosecha de 2023 tuvo serios problemas con las heladas y el granizo. Una forma de salir de esta delicada situación es mejorando la calidad de las manzanas a cosechar, aumentando la cantidad de cajas embaladas por hectárea. La productividad pegaría un salto importante, con retornos para el productor primario muy por encima de los que hoy está cobrando.
Tal como se refleja en el gráfico adjunto, durante el año pasado el 41,5% de la manzana cosechada para ser comercializada se orientó a la industria, el nivel más alto de los últimos años.
En este contexto, con un sistema frutícola cuya matriz productiva y comercial diseñada para el comercio en fresco, mantener los niveles de fruta de descarte mencionados hace inviable la actividad. Traducido, significa que el ajuste sobre las hectáreas en producción del Valle continuará profundizándose como lo viene haciendo hace ya más de una década.
Es como pensar que un sistema agro industrial maderero ubicado en la provincia de Misiones, por dar un ejemplo cualquiera, tenga destinada el 40% de su producción a la venta de aserrín (producto de descarte) y el restante 60% a la comercialización de vigas para la construcción, objetivo del proyecto para el que fue creado el complejo mencionado. En poco tiempo se volvería insolvente por la baja productividad que presenta. Algo parecido -salvando las distancias- es lo que ocurre con el sistema de producción de manzanas en el Valle.
Peras, en una mejor posición relativa
Los datos de la actividad del norte de la Patagonia muestran que durante el 2023, la industria recibió 214.000 toneladas de peras. Al igual que en la manzana, esta cifra representa un récord de los últimos años.
El volumen mencionado refleja un crecimiento interanual del orden del 24%. En valores absolutos este incremento equivale a unas 41.000 toneladas adicionales que recibió la industria en 2023.
La participación de este segmento comercial en este especie se mantuvo mucha más estable al compararla con la evolución que presentó en la manzana.
El año pasado el 32,8% de la cosecha comercial tuvo como destino la industria. Claramente se observa una creciente participación de este segmento comercial, sin embargo lejos está todavía de los niveles que presenta la manzana.
Las mismas observaciones, sobre la necesidad de mejorar la cantidad de fruta embalada por hectárea, es clave para que el productor primario logre mayores retornos de los actuales sobre la pera comercializada.
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