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La cosecha de cereza se podría reducir un 50% luego de la tormenta de granizo

Productores del norte de la Patagonia advierten que el granizo y la humedad provocaron rajaduras en la fruta y comprometen la continuidad de la cosecha.

La cosecha de cerezas está comprometida tras la tormenta de ayer. El área afectada por el granizo en el oeste del Valle Medio se extendió desde la localidad de Chelforó hasta unos 10 o 15 kilómetros antes de Chimpay, lo que equivale a unos 30 kilómetros de longitud, con un ancho que abarcó desde la ruta 22 hacia el río, aunque no castigó los cuadros pegados a la costa. Pero, más allá del daño causado por la piedra caída, el fenómeno estuvo acompañado por abundante lluvia que abarcó una zona más amplia, con registros de hasta 40 milímetros, con el agravante de que hoy se produjo el fenómeno que nadie espera en el mundo de la producción de cerezas: salió el sol, lo cual multiplica los efectos negativos de la humedad sobre frutos que están en su pico de tensión superficial y hace que el calor derive en rajaduras que sacan del mercado miles de toneladas.

De los tres establecimientos más grandes en Valle Medio, uno recibió el castigo más duro, y el resto comenzó durante la mañana con los trabajos de secado del monte, usando trenes de cuatro o cinco curadoras que se meten entre las filas de los frutales para eliminar, con el aire de sus turbinas, las gotas de agua que quedaron sobre las cerezas.

A la merma inicial, estimada en un 25% por problemas en la floración y polinización, si se le suma el efecto del granizo, “podríamos estar con una afectación de producción del 50%”, fue la primera estimación de Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cereza Integrados (Capci), aunque aclaró que aún restan las evaluaciones finales.

Además, la mayor parte de la fruta ya había sido recolectada, y a la temporada de cosecha no le quedaban más de 10 días. Caminiti estimó que “estaría en el orden del 25% la fruta que quedaba por cosechar”, porque se estaba iniciando el trabajo “en las últimas variedades de maduración más tardía”.

Testimonios de productores y mapeo de daños

“En la costa misma no cayó granizo”, aclaró Juan Accatino, productor de esa zona y exministro de Producción de la provincia, quien hizo un mapeo de la zona afectada a partir de los testimonios surgidos de los establecimientos: “Agarró desde Chelforó hasta unos 10 kilómetros de Chimpay, y hacia el sur de la ruta 22, en una franja que debe haber tenido entre 3 y 4 kilómetros de ancho”.

Consideró el fenómeno “doblemente grave, porque a la pérdida de fruta se le suma el costo social, porque hay unas 2.000 personas trabajando en la cosecha, y a muchas de ellas se les termina el trabajo antes de tiempo”.

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Hizo notar además que el granizo también castigó con dureza los cuadros dedicados a la producción forrajera, tanto de maíz como de alfalfa. En el caso de este último cultivo, aseguró que “quedaron nada más que los palitos; por lo tanto, se perdió un corte. Ahora habrá que hacer un corte de limpieza y, si bien en rollo no tiene mucha salida, habrá que hacerlo igual”.

Situación en las chacras y proyecciones

En declaraciones a una radio local, también hizo su repaso de la situación el intendente de Chimpay, Claudio Sepúlveda. Informó que en establecimientos como Emelka, Moño Azul y El Cañadón se estaba cosechando con cierta normalidad, y que el mayor castigo se registró en dos chacras de la empresa Extraberries, que también tiene algo de fruta de pepita, como peras y manzanas.

En estos casos, algunos trabajadores subieron a las redes sociales videos donde queda expuesto el daño no solo a nivel de los frutos, sino también en plantas con la corteza muy dañada a distintas alturas.

“En ese caso, hay que pensar que el daño se va a trasladar también a la producción del año que viene (se afectan los ‘dardos’ de los frutos), y que hay que pensar en fungicidas, porque la piel del árbol fue dañada y los hongos están esperando para ingresar”, comentó Accatino.

“Lo que no hay que dejar de analizar es el daño por lluvia, que cayó también en la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén”, acotó a su vez Caminiti, quien consideró que “en uno o dos días más vamos a tener un panorama más claro”.

“La piel de la cereza, en este grado de madurez, se sensibiliza con la lluvia, y si sale el sol, se producen las rajaduras, y esa fruta ya no tiene un valor comercial”, aclaró el dirigente sobre el otro aspecto perjudicial de la tormenta.

Fuente: Redacción +P.

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