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La gran historia de Juan José, el precursor de frutas finas de Neuquén

Juan José Ferri lidera la fábrica Talzauber desde hace 25 años en uno de los barrios más grandes de la ciudad de Neuquén, donde alguna vez las chacras fueron las protagonistas. En esta nota te contamos su historia ligada a la producción.

Valentina Sur es uno de los barrios en los que el paisaje se encuentra en constante cambio, producto de la creciente urbanización de la periferia neuquina y del crecimiento poblacional que vive esta ciudad patagónica. Los loteos abiertos y los privados, van reemplazando las antiguas chacras de frutales a pocas cuadras del río Limay, en un contexto que aún conserva ese entorno verde y natural que caracteriza al barrio.

En esta parte del mundo vive y trabaja Juan José Ferri, un emprendedor histórico de la zona, que fue precursor del programa de frutas finas de la ciudad, impulsor de la fábrica de dulces Talzauber y del barrio privado que lleva el mismo nombre. Allí, se elaboran los dulces de mayor trayectoria de la ciudad y que se suelen ver en diferentes comercios de la zona.

Ferri se reconoce como amante de los animales, al entrar al predio de la fábrica nos reciben sus tres perros y más adelante se ven al menos dos caballos, su foto de perfil en WhatsApp es con uno de ellos. Al entrar a la fábrica, donde el aroma a frutas cocidas perfuma el aire, se lo ve a Juan José con delantal y gorro, ya que se encuentra en plena producción; ofrece unos mates y se dispone a contar sus historias.

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Trabajo manual detrás de los dulces de Valentina Sur. Foto: Claudio Espinoza

Trabajo manual detrás de los dulces de Valentina Sur. Foto: Claudio Espinoza

Encantador del Valle

“Yo fui uno de los precursores del plan de fruta fina de la provincia en el año 94”, recuerda Juan José Ferri, quien alguna vez también se dedicó a la distribución de grandes marcas alimenticias de primer nivel. Llegó a tener cerca de 20 camionetas en la calle solo para la logística en Río Negro y Neuquén.

Sin embargo, los vaivenes de la economía (y de la vida) lo llevaron a quebrar con esta empresa a mediados de los 90s. “He hecho todo con tracción a sangre, metiéndome en el banco, corriendo… tuve la desgracia de encontrar a un ex amigo que era contador que se hacía cargo de la parte contable y yo de la venta y me estafó. Perdí todo”, se lamenta el histórico emprendedor.

Luego de la convocatoria de acreedores, producto de la quiebra con la distribuidora de alimentos,Juan José comenzó a hacer viandas y también se hizo cargo del bufete del Neuquén Rugby Club. En ese interín, inició su historia con la fábrica de dulces, cuando alguien le contó a Ferri que vendían la marca Talzauber, que significa encantador del valle.

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Entre barrios cerrados y urbanizaciones, está la chacra de Juan José. Foto: Claudio Espinoza.

Entre barrios cerrados y urbanizaciones, está la chacra de Juan José. Foto: Claudio Espinoza.

“La fui a ver, me encantó siempre la presentación que tuvo, la calidad del producto, estaba bien hecho. La vendía un tal Vitola que vino desde Buenos Aires y que no le fue tan bien”, recuerdo Ferri, quien más tarde fue a ver al Sr. Cano, en ese momento gerente de Topsy, a quien le comentó de la marca. Esté le respondió que funcionaba bien, así que se metió de lleno.

Sobre estos momentos Juan José recuerda que fueron a una exposición en Mar del Plata, “juntamos dinero de donde no teníamos… mi señora siempre me acompañó en mis locuras y la compramos”, dijo sobre la fábrica que era chica y estaba del otro lado del barrio, hasta que la trasladaron a su ubicación actual, para lo cual se hizo una nueva obra.

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El perfume del dulce invade toda la fábrica. Foto: Claudio Espinoza.

El perfume del dulce invade toda la fábrica. Foto: Claudio Espinoza.

Amante de la producción

De esta forma, Juan José Ferri se instaló en la fábrica en el año 2000 con la producción de dulces en su propia chacra de 10 hectáreas en Valentina Sur, tierras que adquirió a fines de la década del 80. “Cuando compré la chacra solo había una hectárea de manzana verde, el resto no había nada, así que a la manzana la vendía, planté maíz, fardo, después tuve 50 hembras en producción de cerdos. Soy un amante de la producción”, reconoce Juan José, a la vez que nos señala el sitio donde aún se conservan las parideras.

“Cuando quiebro en el año 94 no tenía para comprar el alimento, nada. Vendí los cerdos, fue un momento difícil. Ahí viendo qué se podía hacer, veo que la frambuesa era una alternativa muy importante”, nos cuenta quien a partir de ese momento comenzó a plantar la variedad Autumm Bliss. Ferri estaba en contacto permanente con productores de El Bolsón y Tandil, con quienes compartía conocimientos sobre producción de frutas finas.

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Están orientados al mercado interno, no hay margen para exportar. Foto: Claudio Espinoza.

Están orientados al mercado interno, no hay margen para exportar. Foto: Claudio Espinoza.

Con el asesoramiento del Centro Pyme y el apoyo de la Cámara del Limay,Juan José se convirtió en aquel momento en uno de los precursores del plan de fruta fina de la provincia del Neuquén. Por esa época la provincia hizo una inversión de 100 mil plantines, a 70 centavos de dólar el plantín. Al productor le daban los plantines, los postes y el alambre para hacer la conducción.

Con la cámara del Limay se dió la posibilidad de hacer lo mismo con un plan de fruta de Berries, también se plantó cereza con intención de exportar. (En esas tierras hoy está el loteo Los Damascos). “Había cerezas, también planté membrillos porque los utilizaba para la fábrica y también planté moras y damascos” recuerda el amante de la producción.

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La fruta proviene de El Bolsón y de China Muerta. Foto: Claudio Espinoza.

La fruta proviene de El Bolsón y de China Muerta. Foto: Claudio Espinoza.

Del ocaso de la primera cosecha a la permanencia de la fábrica

“Estaba feliz, me emocionaba ver a la gente que venía del campo cuando terminaba la cosecha. Hasta que no hubo gente. Fui a dar una charla con producción, hablamos con el Ministerio de Trabajo, fui a dar una charla a la cuenca XV y hasta pusieron los micros para traer a la gente a la cosecha”, recuerda Juan José sobre todo lo que hizo para conseguir gente que trabaje en la cosecha y que no prosperó.

“Encima en el año 2019 fallece mi señora, entonces me vine abajo” y con esto se sumó otro factor para dejar la producción y dedicarse de lleno a la fábrica de dulces. “Ahora la fruta la traigo de El Bolsón y algo de China Muerta”, donde compra las frutillas, frambuesas y moras.

Con esas frutas finas, Talzauber elabora dulces, solo con la adición de azúcar, con una capacidad de 1200 a 1500 frascos de dulce por día en caso de funcionar las 8 horas. Hoy la fábrica produce medio día y los productos se venden en los comercios locales, aunque tuvo ofertas, nunca pudo exportar por una cuestión de volumen de producción.

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La sonrisa de Juan José, el precursor de la fruta fina. Foto: Claudio Espinoza.

La sonrisa de Juan José, el precursor de la fruta fina. Foto: Claudio Espinoza.

La variedad de dulces es muy amplia: frambuesa, frutilla con kiwi, frutos del bosque, mosqueta, mosqueta con miel, frutilla, cerezas y moras; cerezas, sauco y frambuesa y frutillas con chocolate, son algunas de las combinaciones; también elaboran dulce de membrillo en presentación de 500 gramos y jalea de membrillo. “Nosotros declaramos todas las frutas que se le ponen a los dulces. Es una forma de hacer lo que corresponde”, reconoce Ferri que también nos muestra los baldes grandes de dulce que se vende en reposterías o cafeterías.

Desde Valentina Sur, hoy entre nuevos countries y loteos, Juan José Ferri y su “encantador del Valle” dicen presente, para recordar a través de sus productos, los sabores caseros de los dulces de las chacras, como los que elaboraban con amor nuestras abuelas.

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