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Manzanas y peras en el mercado interno: entre la sobreoferta y la incertidumbre electoral

En los primeros siete meses del año crecieron las ventas de peras y manzanas en el mercado interno, aunque la rentabilidad se da en la fruta de calidad.

Durante los primeros siete meses de 2025, las colocaciones de manzanas en el mercado interno argentino totalizaron 135.400 toneladas, de acuerdo con los datos relevados por Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). La cifra muestra un incremento interanual del 6% en comparación con el mismo período de 2024, aunque todavía representa una caída del 3% frente al promedio de las últimas cinco campañas.

El comportamiento de la oferta confirma una tendencia que se arrastra desde 2020, año en el que el mercado interno absorbió el mayor volumen de manzanas de la última década. A partir de esa campaña, la colocación comenzó a descender de manera progresiva hasta estabilizarse en un rango de entre 120.000 y 140.000 toneladas anuales, como se refleja en los gráficos comparativos de producción.

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En 2025, el leve repunte de la colocación no se explica por un cambio estructural en la demanda, sino más bien por un mayor nivel de envíos destinados al mercado local. Según empresarios consultados, los precios se mantienen en niveles similares a los de la campaña pasada, sin mejoras significativas. El factor determinante sigue siendo la calidad y el color de la fruta, que marcan diferencias sustanciales: una manzana de primera línea puede hasta triplicar el valor de una que no cumple con esos estándares.

Esta segmentación genera que el consumidor del sector ABC1 esté dispuesto a pagar valores altos y rentables por la fruta de calidad superior, mientras que el grueso del mercado, mayoritariamente abastecido por fruta de menor estándar, no convalida precios que permitan una rentabilidad sostenida. Las estadísticas confirman esta situación: solo el 15% de la oferta interna corresponde a manzanas premium que logran diferenciarse en el mercado.

El mes de julio mostró un comportamiento particular. Se colocaron 19.500 toneladas de manzana, lo que implicó un incremento cercano al 10% respecto a julio de 2024. Sin embargo, gran parte de esa oferta no cumplió con los parámetros de calidad exigidos, lo que derivó en resultados económicos poco alentadores. En este sentido, operadores del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) aseguraron que el mercado se mantiene estable, sin grandes reacciones por parte de la demanda, y que “solo vale el producto de calidad”. La observación no se limita a la manzana, sino que se extiende al conjunto de las frutas.

Además, existe un factor de competencia externa. Fuentes comerciales remarcaron que la presencia de fruta importada de alta calidad ha comenzado a disputar el segmento premium, especialmente frente a la tradicional oferta del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, que históricamente abasteció al mercado interno argentino.

El caso de la pera

En paralelo, la situación de la pera muestra matices similares, tal lo confirman las estadísticas del SENASA. En los primeros siete meses de 2025, el mercado interno absorbió 69.558 toneladas, un volumen que significa un crecimiento del 2% interanual, pero una caída del 14% frente al promedio del período 2020-2024.

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Julio también registró un repunte: se colocaron 6.590 toneladas, contra 5.950 del mismo mes del año pasado, lo que representa un alza del 11%. Sin embargo, al igual que en el caso de la manzana, el crecimiento estuvo concentrado en volúmenes sin calidad diferencial. Solo las peras de alta gama permiten obtener precios que justifican la inversión y aseguran márgenes positivos.

Perspectivas para el segundo semestre

De cara a los próximos meses, los operadores no anticipan grandes cambios en el equilibrio del mercado interno, tanto para la manzana como para la pera. La demanda se mantendría retraída, en línea con un escenario económico que prevé una desaceleración del consumo debido, entre otros factores, al impacto de las altas tasas de interés.

La suba en el costo del financiamiento afecta tanto a los consumidores con créditos vigentes como a quienes recurren a las tarjetas de crédito, encarecidas en el último tramo del año. Esta presión financiera se especula que terminará por repercutir en el consumo general, limitando la capacidad de reacción de los hogares frente a los aumentos de precios.

En este contexto, las expectativas empresariales están depositadas en el calendario electoral. Las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires y las presidenciales de octubre marcarán un rumbo clave. De acuerdo con fuentes del sector, los resultados definirán si el modelo económico impulsado por Javier Milei se prolonga en el tiempo, lo que generaría cierta previsibilidad financiera, o si por el contrario surgen complicaciones que impacten en el consumo y, por extensión, en el mercado frutícola.

En definitiva, tanto en manzanas como en peras, el mercado interno argentino enfrenta un escenario dual: por un lado, un flujo estable de colocaciones que asegura volúmenes constantes; por otro, una rentabilidad condicionada por la calidad, donde solo la fruta premium logra sostener precios competitivos frente a una demanda cada vez más selectiva y un consumidor presionado por la coyuntura económica.

Fuente: Redacción +P.

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