Pistacho: un fruto que gana terreno en el país
Marcelo Ighani, un inmigrante iraní que desde hace más de 40 años se dedica al cultivo en San Juan, contó como fue su experiencia y el potencial que presenta este tipo de explotación.
El pistacho está viviendo un momento de auge en el país. En San Juan, donde el clima es ideal para su producción, el número de hectáreas plantadas creció exponencialmente y muchos eligen invertir en él por su adaptación a la zona, la alta demanda y su precio estable, que es de aproximadamente 10 dólares el kilo.
El fruto llegó al país hace varias décadas, de la mano de Marcelo Ighani, un inmigrante iraní que desde hace más de 40 años se dedica al cultivo en la región y con quien la periodista Catalina Bontempo, de la págna Agrofy News, habló para conocer el detalle de su historia. “Cuando estás enamorado de algo, no lo soltás”, insiste el pionero, haciendo referencia al convencimiento necesario para poder llevar adelante esta producción. Es que se trata de plantas que tardan alrededor de cinco años en dar frutos, por lo que se requiere de paciencia y una espalda financiera para poder incursionar.
El pionero de los pistachos en la Argentina
Ighani es oriundo de Irán, llegó al país a principios de la década del 70 y se instaló en San Juan, donde estudió arquitectura. “Vi que acá se sufría muchísimo por el monocultivo de la vid. Todos estaban preocupados, pero nadie se ocupaba del tema”, recuerda. Entonces, con el objetivo de “hacer algo duradero para toda la vida”, comenzó a averiguar qué hacían en otras partes del mundo que tenían la misma latitud, los mismos factores climáticos de frío, calor y bajas precipitaciones. “Me salió pistacho, que para esta zona es lo mejor de lo mejor, así que lo empecé a trabajar”.
Todo comenzó “a pulmón”, pero con una fuerte convicción de que realmente eso era lo que necesitaba la provincia. “Nunca dudé de nada y le di para adelante. Ahí está el resultado y es una maravilla. Muchos arrancaron antes que yo, pero al no tener perseverancia, no siguieron. El pistacho tiene la particularidad de que hay pocos lugares en el mundo donde se puede hacer, eso me empujaba e indicaba que esto iba a andar muy bien”, recuerda Ighani, quien tuvo que transitar un largo camino hasta tener una producción. De hecho, tardó 15 años para encontrar la variedad que se adaptara a la región.
Asimismo, destaca que se trata de una producción rentable que permite el “disfrutar y tener un buen pasar”. En la actualidad, su empresa, Pisté, emplea a 80 trabajadores, entre la finca y la fábrica, y produce alrededor de 250.000 kilos. Además, proyectan alcanzar los 600.000 kilos en los próximos cinco años. “El precio de venta lo multiplicás por 9 o 10, y con eso te matás de risa”.
La finca tiene menos de 100 hectáreas, pero “sacan 300”, según indica Ighani, quien además resalta: “Tenemos rendimientos de kilo por hectárea que es una maravilla”. En la actualidad, sus tres hijos se dedican al negocio familiar.
San Juan: meca pistachera
En San Juan, el pistacho encontró las condiciones ideales para crecer, dado que allí los inviernos son relativamente fríos. “Necesitan acumular alrededor de 900 horas frías desde mayo a septiembre”, describe Georgina Lémole, doctora en Agronomía e investigadora del Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de San Juan. Además, detalla que se trata de cultivos que precisan veranos muy cálidos y secos con temperaturas elevadas, y, en San Juan, la precipitación media anual es de 100 ml. “Para este tipo de fruto viene bien, porque no soporta la humedad alta en el verano”, informa.
Respecto a la situación de la provincia, Lémole señala que allí “se vive un crecimiento exponencial a nivel superficie”. En este sentido, explica que en un estudio nacional de frutos secos realizado en 2017 de varias instituciones del área, se relevó que en toda la Argentina había 1200 hectáreas de pistacho. Hoy, seis años más tarde, solo San Juan acumula 4000, según datos del gobierno provincial. “Para este tipo de economía regional, aumentar o triplicar la superficie, es un montón. Y para mí, la curva va a seguir”, añade.
Además, otra señal de que la región está viviendo un auge es la situación de los viveristas. “Ellos ya empiezan a tener plantas comprometidas antes de la temporada. Visitamos un vivero que tenía más de 70.000 plantas y ya estaban comprometidas las ventas”, ejemplifica.
Asimismo, sostiene que desde el gobierno provincial buscan fomentar este fruto seco y están armando una Mesa de Pistacheros para nuclear a los principales productores y brindarle herramientas financieras para crecer en superficie y tecnificar la poscosecha.
Pero no solo en San Juan hay interés por este fruto, sino también en otras partes del país. De hecho, Lémole recibe consultas de distintas áreas de la Argentina, que buscan incursionar en el cultivo. “En Mendoza está creciendo bastante, ahí tienen 60 hectáreas y tienen plantadas 300 más, que están esperando para que crezca. También hay un pequeño emprendimiento en La Rioja, que cumple con las condiciones”.
Cómo es el cultivo de pistacho
El pistacho es una producción a largo plazo, dado que tarda entre cinco y siete años en dar frutos, y sólo es la hembra la que los da. Se trata de un árbol longevo, de hecho en San Juan no hay datos de recambio de plantas. “Son árboles de 25 o 27 años que siguen produciendo y tienen buen aspecto. No se los ve envejecidos”, afirma Lémole, quien aconseja a quienes quieren invertir en este cultivo realizar un estudio completo, porque si hay errores, recién a largo plazo se advierten.
La cosecha es entre fines de febrero y principio de marzo y, respecto del rendimiento, Lémole aclara que el pistacho tiene alternancia de producción, es decir hay años buenos y otros bajos. “Es la estrategia del frutal. Hay años en los que un productor tiene 600 kilos por hectárea y esa misma temporada, otro tiene 2500. Incluso hay extremos, de productores que sacan 4000 por hectárea”, asegura. Si se toma el promedio de dos temporadas, en San Juan se produce entre 2500 y 3000 kilos por hectáreas.
Por lo general, se vende un mínimo de 10 kilos que se reparte en dos bolsas de cinco envasadas al vacío. Si bien el mercado es interno, también existen acopiadores que compran y son los encargados de exportar el fruto.
En la Argentina existe una demanda insatisfecha de este fruto que, además de un particular sabor, tiene excelentes propiedades nutricionales, como vitaminas A, D, B6, B12, hierro, magnesio y calcio, y un gran contenido energético de lípidos, minerales y aceites grasos buenos. Sumado a esto, el cultivo presenta oportunidades en cuestiones comerciales de exportación, dado que de cada nueve países que lo requieren, uno solo oferta. “Pocos países lo producen y muchos lo demandan”, agrega Lémole.
Fuente: Agrofy News
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