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Qué debemos saber sobre la polinización de frutales

“La polinización de frutales en los Valles de la Norpatagonia: Estado de situación, desafíos y propuestas para mejorar la calidad del servicio”, charla que organizó la UNCo y el INTA para mejorar el manejo.

La Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCo y la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Alto Valle convocaron a una capacitación “La polinización de frutales en los Valles de la Norpatagonia: Estado de situación, desafíos y propuestas para mejorar la calidad del servicio”.

La actividad es libre y gratuita y se desarrolló en el marco de la Cátedra de Fruticultura de la Carrera de Agronomía de la Facultad. Los disertantes fueron el ingeniero agrónomo Salvador Sangregorio (INTA) y el licenciado Hugo Álvarez (docente de Fruticultura, FaCA-UNCo).

El objetivo del evento es dotar a los presentes de elementos para valorizar el servicio ecosistémico que brindan las abejas, profundizar en los aportes de los polinizadores a la mejora de cantidad y calidad de fruta y las mejoras que pueda lograr una articulación virtuosa entre chacareros y apicultores.

La polinización en el Alto Valle

La cantidad y calidad de frutos en la producción frutícola está muy ligada a la calidad de la polinización en cada temporada. Actualmente, el principal polinizador en los valles de Río Negro y Neuquén es la abeja europea, Apis melífera”, cuenta el docente Hugo Álvarez.

“Estas abejas no están naturalmente en las chacras, sino que provienen de colmenas de apicultores que brindan el servicio de polinización. En su mayoría provienen de zonas de Pampa Húmeda, aunque también de otras zonas de Río Negro y Neuquén”, explica.

Río Negro tiene actualmente registrados 350 productores apícolas y 50.000 colmenas en producción. Estos apicultores tienen como principal objetivo ayudar al crecimiento de sus colonias para incrementar la producción de miel y otros derivados de la actividad de las abejas. El interés del productor frutícola es obtener un buen servicio de polinización y esto implica disponer de las colmenas de calidad, en un número suficiente al momento de floración y hacer un buen manejo de las mismas en el predio”, señala.

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El principal polinizador en los valles de Río Negro y Neuquén es la abeja europea, Apis melífera.

El principal polinizador en los valles de Río Negro y Neuquén es la abeja europea, Apis melífera.

Agrega que “la calidad de una colmena se mide por su número de abejas, reservas alimenticias, aptitud o vigor de la reina y estado sanitario. Para una polinización adecuada, pueden categorizarse las colmenas en 3 niveles:

  • Categoría 1, 7 a 10 cuadros de abejas que garanticen unas 35000-40000 abejas; 6-7 cuadros de cría; Una reina vigorosa en plena postura; Reservas de jarabe y de polen.
  • Categoría 2, 5 a 7 cuadros de abejas, 2-3 cuadros de cría, Reina en plena postura, Reservas de miel y polen.
  • Categoría 3, menos de 5 cuadros de abejas, pocas crías. Estas no sirven para polinizar. La cantidad de colmenas a utilizar varía con las especies frutales por las preferencias que tiene la abeja por sus flores. Si bien hay condicionantes como las condiciones ambientales y la calidad de la colmena, en general se proponen: 6 a 8 colmenas por hectárea en peras, 4 a 5 en manzanos y 8-10 en cerezos”.

No siempre el interés del apicultor coincide con el del fruticultor. A veces es útil para el apicultor poner en las chacras colmenas no desarrolladas o “núcleos” para incrementar la población, pero eso no le sirve al fruticultor que tendrá una polinización insuficiente y un cuaje de frutos menor del esperado. El tiempo que demora la formación de una abeja obrera para que salga a pecorear y polinizar es de 40 días y tendrá una vida útil de 40-50 días”, asegura.

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Río Negro tiene actualmente registrados 350 productores apícolas y 50.000 colmenas en producción. Foto: Anahí Cárdena.

Río Negro tiene actualmente registrados 350 productores apícolas y 50.000 colmenas en producción. Foto: Anahí Cárdena.

La efectividad de polinización de los núcleos puede ser 30 veces menor a la de una colmena de calidad. Es importante que el productor o técnico identifique los parámetros de calidad pueda evaluar la calidad de las colmenas que se van a distribuir y rechazarlas en caso de que no estén aptas. Disponer de unas colmenas apta para polinizar, normalmente implica una preparación previa por parte del apicultor, que debe comenzar a mediados/fines de julio y que le insume un costo adicional además del costo del traslado. Estos costos deberían cubrirse con el servicio de polinización por parte del productor frutícola. Si el servicio es bueno, el productor debería cubrir los gastos por el aumento de la producción y calidad de la fruta”, detalla Álvarez.

“La intención de la charla es resaltar la importancia de la polinización en la frutihorticultura y la necesidad de adoptar pautas de manejo en los cultivos que promuevan una mayor eficiencia en la polinización a través de un buen manejo de las colmenas y una profesionalización del servicio, como así también concientizar sobre la necesidad de incrementar el número y diversidad de otros insectos polinizadores”, relata.

También destaca que “en los últimos años diversas instituciones, como el INTA, Centro PyME de Neuquén, cooperativas de productores, han trabajado en conjunto buscando profesionalizar el servicio definiendo pautas de manejo y calidad de las colmenas y la Facultad de Agronomía se suma incorporando y jerarquizando la temática a través de una asignatura específica dentro de la curricula en el nuevo plan de estudios”.

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