"Que el sector cerecero haya crecido es un mérito netamente del privado y es una hazaña"
El secretario de Fruticultura de Río Negro analizó el potencial de la cereza argentina, destacando clima, tierras y agua como claves para un futuro dinámico.
El secretario de Fruticultura de Río Negro respondió varias preguntas de +P sobre los condicionamientos del sector, protección del status sanitario y las perspectivas para nuevas inversiones. Comparte con el resto de los actores de esta actividad que hay demanda, y existen tres factores determinantes que hacer presuponer un futuro más dinámico para la producción de cerezas, como son el clima, disponibilidad de tierras y agua en cantidad.
Este es el diálogo con el funcionario:
-Recién antes de comenzar formalmente la nota, hablaba de las posibilidades de la cereza en el mundo. Tal vez uno tiene el preconcepto de que, por el volumen que aporta Chile al mercado mundial, existe una sobreoferta, pero ¿hay otros horizontes para la cereza Argentina?
-Sí, hay otros horizontes. En primer lugar, porque la cereza es un producto de alta demanda y de requisitos climatológicos técnicos complejos, con lo cual es difícil de producir. Es un cultivo que se puede producir en pocos lugares del mundo y la demanda es alta. Es cierto que Chile es un gran productor, con la estrategia comercial básicamente ligada a China. Pero hay otros sectores del mundo que no solo tienen demanda, sino que prefieren segmentos más cualitativos. Nuestra situación de clima en Argentina tiene cuatro o cinco propiedades que nos diferencian. Y no vamos a ir nunca a un segmento de volumen, pero sí a un segmento de calidad. Nosotros competimos con otro tipo de cereza, que tiene dulzor, alta crocancia, características que brindan nuestro clima y la abundancia de agua. También hay una bondad de Argentina que tiene que ver con las ventanas comerciales de la cereza. Nosotros empezamos con la cereza temprana de Mendoza, después viene la de Río Negro, que aporta casi 40% del total exportable, y después Río Negro y Neuquén, en la misma línea, vienen las cerezas del sur. Y eso nos hace productores de una ventana larga en cuestiones comerciales, que tenemos que aprovechar. Y si bien las posibilidades financieras han estado tremendamente restringidas los últimos años, porque las inversiones iniciales son muy altas y los tiempos de retorno son largos, tenemos los recursos naturales, que es lo más importante de todo.
-Hablando de los recursos naturales, y lo hemos hablado con otros protagonistas, el horizonte que hay por delante, y específicamente en Río Negro, de ampliar superficie productiva, obviamente está condicionando por el financiamiento y demás, ¿pero posibilidad y disponibilidad de tierras existen?
-Sí, posibilidad y disponibilidad de tierras es lo que más tenemos. Las complejidades son otras en realidad. Si bien tenemos suelos heterogéneos, porque tenemos suelos que en algunos lugares son muy productivos, en otros no tanto, estamos en condiciones de evaluar cuáles son y hacer todos los cultivos. Podemos hacer desde grano hasta alfalfa. La cereza tiene un microclima en la zona del Valle Medio que nos demuestra que, a pesar de la coyuntura que hemos tenido, hemos crecido en el último tiempo, y además hemos ido a variedades más tempranas, con lo cual las posibilidades están.
-¿Cuáles son las contras, además del financiamiento del que hablábamos?
-Se necesita conectividad, se necesita la recomposición de nuestras rutas, y se necesita una mejora en la logística. Hoy nuestros costos y nuestra carga impositiva hacen que transportarla sea cara. Esos son todos factores que hay que corregir y que no son fáciles, pero la disponibilidad de extensión de tierra y de recurso natural y de agua está, sin duda.
-¿Desde Río Negro, en cuál de todas esas limitantes se está trabajando?
-Hoy se está trabajando en todas las limitantes. Hay algunas cuestiones que no dependen directamente de nosotros, pero en la parte impositiva de Río Negro eximió de impuestos provinciales a los cultivos primarios. Pero a nivel nación tenemos el IVA, y toda la carga impositiva que implica la mano de obra. Y está el tema de las posibilidades de financiamiento. El resto del mundo presta a 15 años, con 3 o 4% de interés anual al productor, y eso nosotros no lo tenemos. Y si bien creemos que ahora se está tomando un camino de estabilidad que no teníamos, en los cultivos anuales perder un año es muchísimo, y la inversión inicial -que tiene un retorno de 4 o 5 años para empezar a recuperarla-, también es alta, con lo cual hoy necesitamos urgente que esas variables (que no dependen de nosotros), se empiecen a encaminar para que nosotros hagamos lo nuestro.
-¿Se está trabajando con Nación sobre esos temas?
-Sí, se está trabajando. Tenemos una agenda en la cual tenemos como prioridad -y hemos tenido varias reuniones con ellos durante el año pasado y este año-, para también acondicionar nuestro mantenimiento de zona libre de mosca de los frutos. Hoy la Patagonia es zona libre, y siempre Nación hizo un aporte de dinero para mantener eso. El año pasado se bajó ese presupuesto, y lo tuvo que pagar el privado, desgraciadamente. Hoy las provincias hacen un aporte, pero los privados ponen gran parte. Hoy nuestra propuesta, en la que estamos trabajando, es que la barrera sanitaria funcione de otra manera y que sea autosustentable, para que con lo recaudo se pueda subsidiar el 100% del mantenimiento del programa y le saquemos presión al privado, que es fundamental para que siga trabajando en lo que sabe hacer y en lo que le apasiona que es producir.
-O sea que van a insistir con el traspaso de la barrera a las provincias…
-Estamos trabajando en eso. Ellos lo aceptaron, de hacerlo en una zona patagónica, no directo a las provincias. Es que requiere de cuestiones legales que tienen que ver con que las provincias estén de acuerdo, con que sea un sistema transparente, que la cobranza vaya al programa. En todo eso estamos trabajando con Nación, y estamos trabajando muy bien.
-Como funcionario usted interactúa con distintos sectores productivos, ¿cuál es la característica tiene el sector Cerecero?
-Es un sector que trabaja colectivamente muy bien. La Cámara trabaja bien, y cuando trabaja bien me refiero a las estrategias comerciales, logísticas y productivas, que ellos discuten de norte a sur. Participa Mendoza, participa Río Negro, participa Neuquén, Chubut y Santa Cruz, y trabajan de manera homogénea. Cuando toman una decisión, la toman transversal a todo el esquema. Primero, por delante, está qué le conviene a Argentina en materia de comercialización y de producción. Y después hay una muy buena interacción técnica de los sectores. Mendoza consulta al sur, y el sur consulta al norte. Y cuando uno, como país, se presenta al mundo de esa manera, en un cultivo que es cualitativo, siempre es una gran ventaja de valor agregado.
-¿Qué pasa en Río Negro con las inversiones? Hoy nos comentaban de alguna empresa grande está empezando a hacer cereza. ¿Cómo viene ese dinamismo de inversiones en el sector?
-La cereza ha crecido en los últimos años, crecimos 10%, y en realidad para nuestro contexto es mucho, aunque para lo que significa el sector cerecero en el mundo es poco. ¿Por qué? Por lo que hablábamos de finanzas. Nosotros no podemos modificar, como funcionarios, las condiciones que imponen los bancos, eso es una cuestión macroeconómica. Yo creo que, si nosotros tuviéramos la posibilidad de darle al cerecero las herramientas financieras para que crezca y sea más eficiente, y hablo de reducción impositiva respecto a la mano de obra, créditos más blandos para energías alternativas, o líneas para incorporar paneles solares para el riego, no tenemos problemas graves difíciles de solucionar, como puede ser la falta de agua. Entonces que el sector cerecero haya crecido y haya invertido, es un mérito netamente del privado y es una hazaña.
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