Historia

Una historia de reconversión y agregado de valor

Canelo Patagonia es uno de los emprendimientos de mayor proyección en el Valle. Desde 2018 producen almendras y mieles, que utilizan como materia prima para productos gourmet.

Una mañana de septiembre transcurre en Cipolletti, Río Negro, en medio de una de las épocas más bellas del año, la de la floración. Al llegar a la planta de Canelo, sobre la ruta 151, los colores vibrantes que emergen de los árboles se entremezclan con el aroma a tierra húmeda. Ya es época de riego y el día anterior tocó el turno, además de que se levantó helada y fue necesario mitigarla con un sistema de riego.

En el camino de entrada hacia la planta lo primero que llama la atención es que el suelo está repleto de cáscaras de almendras. “Las usamos para abonar la tierra”, nos explica Helena Pinós, la diseñadora gráfica que decidió abandonar su profesión para dedicarse de lleno a este emprendimiento productivo, junto a su pareja Eduardo Olano.

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El emprendimiento apuesta al agregado de valor. Foto: Anahí Cárdena

El emprendimiento apuesta al agregado de valor. Foto: Anahí Cárdena

Eduardo es ingeniero agrónomo y forma parte de la cuarta generación de una familia de productores frutícolas. “Los problemas que implica la producción de pera y manzana nos llevaron a decidirnos por la reconversión productiva”, afirma. Esta decisión implicó que parte de las 120 hectáreas de la chacra, se destinen para la producción de frutas de carozo y frutos secos, un cambio del cual Eduardo fue protagonista y que contó con el apoyo de su familia.

Hemos reconvertido mucho con fruta de carozo, tenemos una oferta de duraznos, pelones y ciruelas que arranca la cosecha en noviembre”. Sin embargo, en lo que es almendra, Eduardo afirma que “es ahí donde nos tiramos de lleno a esto del valor agregado, justamente porque veíamos que no tenemos o no hay mucha competencia” asegura.

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Canelo está activo desde 2018. Foto: Anahí Cárdena

Canelo está activo desde 2018. Foto: Anahí Cárdena

Hoy la chacra de los Olano, posee unas 15 hectáreas de producción dedicada a los almendros, que se lleva a cabo con métodos agroecológicos, el resto sigue con peras y manzanas y frutas de carozo. La reconversión como sabemos no es rápida y lleva tiempos de prueba y error, deben transcurrir varios años hasta que se logran los primeros frutos. Así y todo, para el proyecto productivo el resultado fue prometedor y por eso se animaron a ir por más.

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De la cocina de casa a una planta de elaboración

Con esta base, en el 2018 Helena y Eduardo fundaron Canelo, una empresa que se dedica a producir almendras y a darles ese valor extra que hace de los frutos secos un alimento premium. “Al principio usábamos la cocina de casa” recuerda Helena, a la vez que fueron probando diferentes sabores.

A medida que el proyecto avanzaba, cocinar para la familia se hacía incompatible con el proyecto de valor añadido, “nos dimos cuenta que teníamos que ir por más” y así fue que decidieron profesionalizar el emprendimiento con la construcción de una planta.

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Los colores de la chacra anuncian la primavera. Foto: Anahí Cárdena

Los colores de la chacra anuncian la primavera. Foto: Anahí Cárdena

A costa de prueba y error fueron definiendo distintos sabores para agregar a las almendras. Esta elaboración hoy funciona en la planta en la que trabajan cerca de seis personas.

Para entrar a la sala es necesario ponerse una cofia, ya que todo es muy cuidado. Una vez adentro se observa al personal que realiza las distintas tareas, como el tostado de las almendras, la preparación de los distintos sabores y empaquetado de los productos, entre otras.

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Helena, la diseñadora que apostó a Canelo. Foto: Anahí Cárdena

Helena, la diseñadora que apostó a Canelo. Foto: Anahí Cárdena

Helena nos muestra cómo el chocolate se trabaja en una sala especial, “porque es delicado” y requiere de un tratamiento particular. Luego nos invita a entrar al depósito en el que almacenan los productos terminados, mientras menciona que el fin de semana pasado estuvieron en una feria, y que suelen ir seguido para promocionar los productos y que la gente los pruebe.

Hacia la certificación B

Mientras charlamos en la parte de arriba de la planta donde están las oficinas, se escucha el alboroto de los compradores que llegan a adquirir los productos “también vienen escuelas”, nos cuenta Helena. “Nos gusta mostrarles todo el proceso de producción a los estudiantes”, dice con orgullo.

Canelo es una empresa B Certificada, esto quiere decir que “cumple con estrictos estándares verificados de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad”, según la descripción que brinda el sistema B. Durante la producción, prácticamente no se generan desperdicios, las cáscaras de las almendras se usan como abono, se compostan y vuelven a la tierra.

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La planta cuenta con paneles solares. Foto: Anahí Cárdena

La planta cuenta con paneles solares. Foto: Anahí Cárdena

En todo el proceso se busca trabajar responsablemente. Por ejemplo, para la producción del aceite de almendras, una de las últimas incorporaciones, lo que sobra del prensado se utiliza para elaborar harina de almendras, un alimento muy saludable y que está muy en boga.

Al mirar por fuera la planta, también se observan los paneles solares que están en el techo y que producen la energía necesaria y, lo que sobra, se devuelve al sistema energético, algo que está regulado por ley.

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En el corazón del Ato Valle, Canelo está en Cipolletti. Foto: Anahí Cárdena

En el corazón del Ato Valle, Canelo está en Cipolletti. Foto: Anahí Cárdena

La última parte del recorrido, y también la más ruidosa, es en el galpón de pelado. Hace poco adquirieron la maquinaria necesaria para retirar la dura cáscara de las almendras, que acelera los tiempos de producción, ya que ir a pelar a otros lugares requiere de otros tiempos. Ahora también hacen el trabajo para otros productores de la zona que requieren de este servicio.

Según Eduardo, el diferencial que tiene la almendra del Alto Valle es la calidad. “A nivel nutricional es lo mismo la almendra producida acá o en Mendoza, pero la calidad de nuestras almendras es superior y eso se explica por la disponibilidad de agua”, dice, a la vez que destaca a este recurso como una de las claves de la zona que permiten producir almendras de mayor tamaño.

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Eduardo, apostó a la reconversión y pasó de la pepita al carozo y a los secos. Foto: Anahí Cárdena

Eduardo, apostó a la reconversión y pasó de la pepita al carozo y a los secos. Foto: Anahí Cárdena

En Canelo se producen almendras de forma agroecológica, las variedades son Penta, Guara y Marinada. Con esta materia prima, además de la miel que producen en panales propios, elaboran una línea gourmet de almendras envasadas con diferentes sabores. Asimismo, producen aceite y harina de almendras, todos productos que comercializan en forma directa desde la planta o con envío a todo el país a través de su página web.

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