Valeria y una vida de esfuerzo y trabajo
Desde Centenario, Valeria Somadossi lleva adelante el trabajo de la chacra como parte del legado familiar. En el mes de las mujeres rurales, nos cuenta cómo es su día a día.
La Asamblea General de la ONU estableció el día 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales con el objeto de reconocer el trabajo de la mujer en ese ámbito, además de su contribución en el desarrollo rural y agrícola, la erradicación de la pobreza y la mejora en la seguridad alimentaria.
Desde la producción de cultivos hasta el procesamiento, la preparación y la distribución de alimentos, el trabajo de las mujeres —tanto remunerado como no remunerado— alimenta a sus familias, comunidades y al mundo.
El día trascendió al 15 y cada vez más se extiende a todo el mes. Por este motivo, las historias de mujeres que viven en la ruralidad, atravesando desafíos y alentando a otras mujeres, se hace interesante para muchos.
El cambio generacional
Valeria Somadossi produce en una chacra ubicada en calle 3 de la localidad de Centenario, en “el famoso puente tomero como así se denomina”, señala.
La chacra viene de una larga historia familiar, de trabajo y esfuerzo. “En esta chacra tenemos producción de pera y manzana, y hace dos años comenzamos con alfalfa”, cuenta Valeria.
Camina gustosa por las hectáreas que trabaja junto a su mamá y reflexiona: “El desarrollo es el progreso, la innovación, es el cambio, la posibilidad de seguir reinventándose en nuevas formas de cultivar, en nuevas formas de producción, en ir generando educación con respecto a los alimentos”, señala.
Como cada historia productiva, tiene distintos condimentos ligados a los desafíos de continuar o innovar en lo que se viene haciendo. “El año pasado tuve el desafío de decir, ¿sigo o no?, y de tener que pensar qué hacemos con este cuadro, que si bien era productivo -era un cuadro de pera- sabemos los que estamos en esto, que no es lo más redituable”, cuenta.
“Tuve que pensar ´bueno, arranco, no arranco y qué hago rápidamente´ porque se juntan un montón de emociones, ¿no? Es la nostalgia de que los adultos mayores trabajaron tanto en su momento para tenerlo y uno tomar el desafío de decir bueno, lo cambio y renuevo. Dije: 'arranco un cuadro de pera y siembro”, asegura.
Experiencia
“Mamá es la experiencia”, señala orgullosa. “Toda su vida fue acá, nació y se crio acá y nosotros también trabajando en el campo y adquiriendo conocimientos de ella y ella también dejándonos ser, y entendiendo de que somos el cambio, la tecnología, los avances”, afirma.
Valeria destacó la labor de otras mujeres rurales y en particular las de la zona, que “hay muchas que están trabajando y se está dando mucho, esto a veces interactuando en ciertos grupos, comunicándonos algunas acciones o participando de reuniones, y de algunos encuentros”.
Para producir, Valeria sostiene que “la educación es importante, de otras personas se aprende un montón, cada una tiene sus conocimientos”. Además, enfatizó que “todos podemos más allá de distinguir el valor del hombre y la mujer”.
Consideró que “a diferencia de nuestros padres y abuelos, hoy tenemos herramientas al alcance de nuestras manos para poder hacer miles de cosas y tenemos conocimiento, existe la tecnología, antes era todo a pulmón y a prueba y error. Hoy tenemos herramientas maravillosas y podemos empezar por la huerta en casa y ahí ir avanzando, experimentando”.
Visitar y comprar a productores
Valeria propone que la gente salga de la ciudad, conozca las producciones a su alrededor y compre a los productores locales. “Sería muy bueno ese famoso paseo de domingo, salir a comprarle al productor en las chacras que es una de las partes del mercado que está bueno incentivar o que la gente salga de la ciudad a ese paseo y se interiorice y vea que hay otra vida para los niños, que conozcan esa otra vida y que se puede”, señala.
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