Clorinda, la sonrisa brillante de Millain Currical
Dese el paraje Portezuelo, Clorinda apuesta a Neuquén con su trabajo como criancera y tejedora. Conozcamos la historia tras su hermosa sonrisa.
Llegamos a su casa después de serpentear varios caminos, un poco perdidas. La señalización del acceso a su vivienda -en el mapita que nos habían hecho- nunca la encontramos, pero algo me dijo “es acá”. Subimos un camino y encontramos una casita en alto que mira al Cerro Acordeón.
Adelante una vivienda de adobe que perteneció a sus papás y a un costado un cobertizo que le permite resguardar a su pequeño piño. Paramos la marcha, se abrió la puerta y salió seria, algo que en general no ocurre.
Le pregunto "¿Clorinda?", y una sonrisa brillante se abre al llegar a mi encuentro. Recordamos que nos hemos visto antes. Nos invita a pasar. Adentro están sus hijas, su sobrino y su yerno. Nos sentamos y comienza el mate.
Clorinda Torres pertenece a la Comunidad Millaín Currical, y vive en el paraje Portezuelo. Es criancera, elabora quesos y teje tan lindo que ha vendido muchas de sus creaciones a “Artesanías Neuquinas”.
“Tengo 40 años gracias a Dios”, dice sonriendo ampliamente. Mientras hablamos no para de hacer cosas, prepara el mate, comienza a amasar para hacer las tortas fritas. Luego nos invita a comer y arranca de nuevo las cocciones.
"Nosotros quedamos acá"
Se preocupa porque el agua del mate esté bien y cuenta: “Esto es la comunidad Millaín Currical pero se divide en cuatro parajes: Portezuelo-Pichayhue, Huncal, Cerro Mocho y la Tricahuera. Acá vivían mis viejos, después quedamos nosotros. Éramos 13 hermanos, los mayores fallecieron, así que quedamos menos. Los demás se juntaron, se casaron, se fueron y nosotros quedamos acá”, relata sobre la casa donde nos recibe, que es su “invernada”.
“Yo soy la última. Soy la que me dedico a trabajar el telar, el queso”, agrega. Cuenta que lo hace porque le gusta y es su trabajo. “Yo no trabajo por deporte, me gusta lo que hago, pero es mi trabajo, lo defiendo, defiendo su calidad”, asegura.
“Mi mamá hacía de todo, tejía, era reservada con su trabajo muy dedicada, no quería que le tocáramos el huso, el telar… Aprendí mirándola”, nos cuenta. “Cuando falleció no me quedaba otra que seguir con eso, yo ya tenía a mi hija mayor. No me costó, ya tenía las ideas en la cabeza”, afirma en relación al tejido en telar.
“El queso, sí me enseñó a hacerlo, de vaca y cabra y también mezclado de las dos”. Asegura que el queso de cabra no es fuerte como creen muchos, sino que “hay que saber hacer ese queso” y reafirma “el trabajo cuando lo defendés, te dedicas y estás para eso en ese momento y hasta que lo terminas, sale bien”.
Clorinda ordeña chiva criolla y explica los procesos de su trabajo. “Hago queso cuando tengo chivas lecheras y empiezo en diciembre y terminó en marzo”, cuenta. Resalta que su elaboración es toda natural y que la receta además de venir de su mamá viene también de sus abuelos.
Las generaciones que vienen
Tiene tres hijas, de 21, 15 y 5 años. La hija más grande estudia maestra jardinera en Zapala. También crió a un sobrino que ahora tiene 27 años y el novio de su hija mayor también acompaña la ronda.
“Yo quiero que mis hijas estudien, que no se queden haciendo quesos como yo”, reflexiona Clorinda. “La vida de campo es linda para el que la sabe vivir, pero también es difícil como en todos lados, en la ciudad pasa lo mismo. Si sabes trabajar donde vayas vas a prosperar”, reconoce.
"Me querían de lonco"
Nos cuenta que estuvo “en la Comisión Directiva, y me encanta la contabilidad. Este año me querían de lonco, pero no quise, no porque no pueda, puedo, pero no quise porque tengo a las niñas en la escuela y estoy ocupada en eso. De todas formas, me gusta colaborar en la comunidad, siempre me gustó”.
Detalla que Millaín Currical es grande, “a veces es unida y a veces, no. Pero la gente cuando se decide a hacer algo lo hacen todos juntos. Son unos 180 puesteros, serían 300 personas más o menos”. Pero también asegura que “se han ido muchos y se van porque les gusta el pueblo y creen que van a estar mejor. A algunos les va bien, algunos se vuelven. Yo siempre les digo a mis hijas que si quieren ir al pueblo tienen que estudiar y tener un trabajo de eso que estudien, un trabajito así nomás tiene cualquiera, lo otro les va a servir para vivir y para progresar”.
“Yo nunca viví en el pueblo, pero he andado mucho. Fui dos veces a Buenos Aires, de chica era mi sueño, yo le decía a mi mamá que algún día iba a ir. Ellos no conocen ni siquiera Neuquén. Eran muy reservados, muy de su casita y sus chivitas”, recuerda.
Artesanías
La primera vez fui a Buenos Aires con Artesanías Neuquinas. Fue una linda experiencia, de la comunidad fui yo y una señora de Junín, Jorgelina Calfuqueo. Con Artesanías tuvo un vínculo duradero y aún espera que pasen a buscar sus delicados productos.
“Empezaron a venir a Huncal porque había una abuelita artesana y luego los loncos fueron trabajando para que todas tuviéramos oportunidad porque acá no llegaban. Luego ya vinieron a todos los parajes”, detalla.
“Fui capacitadora de ellos también. Nos pagaban y capacitaban a chicos y también les compraban a ellos”, agrega. Su camino de tejedora se forjó en torno a la perfección. Es minuciosa y delicada, “no me gusta que quede chueco, desprolijo, con nudos o que no esté limpio”, asegura. “Es un trabajo que me gusta perfeccionarlo y soy exigente con los alumnos. Para que te compren un buen trabajo tenés que hacerlo bien”, resalta.
“Yo hilo a rueca, a huso, trabajé industrial en una época, pero me quedé con las ovejas y lo natural. Tiño natural y con anilina”, cuenta Clorinda.
En su “veranada” que queda en la misma comunidad pera en Caviahue, yendo a la Laguna Hualcupén, hace turismo rural. Se las ingenió para mostrar sus productos en una “alianza estratégica con una agencia de turismo local. “La gente que pasa por ahí me pide el queso. Tengo un cartel sobre la ruta, así que paran. También piden artesanías y pan casero o tortas fritas, y como me cuesta hablar…” dice entre risas.
“Soy una persona activa, no me canso nunca”, dice y para qué contradecirla, si mientras cerramos esta nota está preparando chivo para meter en la cocina a leña, y de paso hierve piñones para el postre.
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