La remolacha, verde en invierno, puede ser el "comodín" ideal para la ganadería
Si se complementa la remolacha con alfalfa, todo el año podría haber pastura “natural” en ganadería bajo riego.
En invierno, cuando todo se marchita, se mantiene verde. Es tan nutritiva como el maíz. Y aceleró de 6 a 1.200 hectáreas en 7 años. Esas son algunas de las particularidades de la remolacha forrajera, de la cual ya se van recolectando los primeros datos en Patagonia respecto de su rendimiento, costos, formas de laboreo y adaptación de los animales a un nuevo alimento.
Durante una jornada a campo, que se realizó en el establecimiento Don Manuel de Valle Azul, +P fue testigo del intercambio entre Verónica Favere, Jefe de la Agencia de Extensión Rural (AER) INTA Valle Medio y un nutrido grupo de productores y empresarios del agro.
“Esto básicamente es un recurso forrajero para el invierno, de altísima calidad”, comenzó diciendo esta ingeniera agrónoma egresada de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Una primera opción, es recurrir a la remolacha para lograr que el animal camine todo el año en tierras bajo riego: “Pensando en nuestros valles, puede ir muy bien en rotaciones con pasturas base alfalfa, donde vos hagas 25% de remolacha, 75% de pastura base alfalfa y camines todo el año pastoreando. De octubre a abril sobre alfalfa, y de mayo a septiembre en remolacha. Y eso te permitiría tener casi 2.000 kilos de carne por hectárea por año”.
Y como la remolacha “tiene mucha proteína en la hoja”, Favere destaca que “puede que no haya que suplementar con absolutamente nada. Y se pueden mantener cargas desde 20 animales y hasta 35 animales por hectárea durante 120-150 días. Con lo cual, aumentando de peso, siendo conservador, entre 800 y 900 gramos por animal, se puede llegar -y tenemos experiencia-, a más de 3.000 kilos de carne por hectárea”.
Ya por entrar el otoño, los asistentes a la charla consultaron sobre cómo afectan los fríos a la remolacha. La agrónoma aclaró que “esto se va a mantener así todo el invierno. De hecho, una duda que tenemos, es medir la acumulación de materia seca en los meses de invierno, porque lo que sucede es que el cultivo, si bien obviamente la tasa de crecimiento es menor, nos damos cuenta que durante los meses de pastoreo hay acumulación de materia seca”.
¿Y cómo se adaptan los animales a una nueva pastura?, fue una de las preguntas. Y Favere destacó que “la realidad es que el animal al principio necesita un acostumbramiento, porque esto al tener azúcares fácilmente fermentesibles, produce una bajada abrupta del pH, pero cuando se acostumbra, rápidamente el pH vuelve a su condición normal”. Esa fácil adaptación “te permite poder suministrarlo a una reposición, a reproductores, a vaca de cría, o sea, a cualquier tipo de categoría”.
¿Qué se comen de la remolacha?
No hay restricciones con la remolacha. El animal come a voluntad, con un eléctrico al frente que se va corriendo día a día por surco. Lo cual se traduce en un pastoreo frontal. Una de las incógnitas fue, que pasa una vez que se consume la hoja y queda el tubérculo, que asoma casi 2/3 de su volumen sobre los surcos. “Primero comen la hoja, es lo primero que comen, porque lo ven verde, y después las raíces, que la comen con mucha facilidad”, y detalló que el vacuno “como que la topan, la descalzan y la empiezan como a roer. Y comen absolutamente todo”.
También fue abordado uno de los aspectos “sensibles”, como son los costos de producción, sobre todo en comparación con otros forrajes como el maíz: “yo tengo un costo hecho para silo de maíz en esta zona, y sale 1.500 dólares. Una remolacha hoy te sale 2.000, pero cuando vos vas al costo y a la calidad de la materia seca que tenés en el invierno, o sea, si vos comparás esos 2.000 dólares con los 3.000 kilos de carne que podés hacer (unos 13 mil dólares), los 2.000 dólares son casi anecdóticos. Los tenés que tener, obvio.”
Otro punto a favor de la remolacha, es que “lo de mejor calidad que puede comer un animal en invierno es un silo, y no podés terminar animales a silo. Con esto podés terminar animales, podés suplementar. También tiene versatilidad, porque sé de gente que tiene secano y riego. Y si un año no tenés pasto en el secano, podés concentrar una altísima carga de vacas comiendo el 30% de su dieta en remolacha”.
Favere luego, en una entrevista, dio más detalles, como que la remolacha se trata de un cultivo que se siembra todos los años “en primavera temprana y se comienza a consumir en mayo. la idea es que sea forraje de alta calidad para cubrir el bache de invierno, donde no hay producción de otros forrajes por las bajas temperaturas”.
Si se parte de que es una “herramienta” para productores ganaderos, está siempre pendiente la simplificación del laboreo previo. Hoy “el cultivo aún (digo aún porque estamos trabajando en simplificarlo a su máxima expresión pensando en que apuntamos a productores ganaderos y que se busca simplicidad) se maneja como semi intensivo, ya que no se puede hacer en siembra directa, y necesita un cuidado un poco mayor que los cultivos que tradicionalmente están acostumbrados a hacer los ganaderos”.
Qué pasa en el resto del mundo con este forraje, es otra de las consultas que se le efectuaron a la especialista: “la remolacha ha sido usada de antaño en la suplementación en dietas animales, pero el sistema de pastoreo directo es relativamente nuevo, y comenzó hace unos 15 a 17 años en Nueva Zelanda. No hay muchos países donde el sistema esté implementado, pero sin lugar a dudas nuestro país tiene mucho potencial por la producción ganadera que tenemos y la disponibilidad de suelo productivo”.
Hoy en Argentina hay 1.200 hectáreas, pero hace 7 años atrás había solamente 6 hectáreas. Favere estima que “en Río Negro el cultivo va a ser de nicho y a menor escala, pero con un muy fuerte impacto en los sistemas productivos, ya que podemos producir más de 3000 kilos de carne por hectárea, ya que nos permite tener una alta carga animal”.
Los técnicos aportan información complementaria que es vital, porque el ganadero necesita saber, para planificar su campo, que tan nutritivo es este alimento. Lo que se sabe hasta el momento es que “la remolacha forrajera tiene una energía metabolizable comparable con un grano de maíz, lo que lo hace un alimento de altísima calidad, tanto que se pueden “engordar” animales sólo comiendo remolacha. Esto marca la diferencia respecto a otros recursos forrajeros que podemos ofrecer en el invierno”.
El “lado flaco” que se trabaja por esos días es el control de plagas: “Es donde le proyecto presenta hoy los mayores desafíos, ya que aún quedan puntos por ajustar, tales como el control de plagas, sistema de siembra, fertilización, entre otros. Lo que sí podemos asegurar es que desde el primer año que hicimos el cultivo, siempre tuvimos buenos resultados en convertir ese alimento en carne, por lo que estamos seguros de su potencialidad”.
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