Las Vertientes, el emprendimiento de Neuquén que nació en Suiza
Se trata de un tambo que cuenta con un lugar donde se puede comprar productos. Ofrecen visitas guiadas, degustaciones y catas especializadas.
Christian Croissant y Carolina Belchor llevan adelante Las Vertientes, un tambo de Junín de los Andes que busca dar forma a lácteos propios de la Patagonia. “En busca de una mayor calidad de vida, decidimos venir a vivir a la Patagonia al finalizar nuestros estudios y dedicarnos a producir alimentos frescos y saludables para la zona. Tuvimos la oportunidad de formarnos en el arte de la elaboración de los quesos en varias queserías artesanales de Argentina y Suiza, aprendiendo de la mano de grandes maestros”, expresan los emprendedores.
Buscando perfeccionar sus recetas, con la colaboración de chefs y maestros queseros amigos emprendieron este desafío que proyecta ampliar la variedad de lácteos en los años venideros.
El proyecto de Las Vertientes está encabezado por los emprendedores que se declaran “apasionados por la naturaleza, el campo y por el sur argentino”, como se definen en sus redes.
Aprender de grandes
El camino comenzó allá por 2019. Ese año viajaron a los Alpes Suizos para capacitarse con grandes maestros queseros. En aquellos días, querían adquirir conocimiento e inspiración.
Fueron recibidos en una quesería ubicada en la base del Glaciar Morteratsch en el valle de Engandina, cuyo pueblo más cercano era Pontresina, nombre que le dieron después a uno de sus Quesos Semiduros.
“La elaboración era artesanal, ya que se realizaba en olla de cobre, a fuego lento, con leña del lugar. Ello sucedía frente al público que iba a pasear al glaciar y se tomaba un tiempo para desayunar o almorzar en la quesería que ofrecía una gran mesa de quesos propios y otros productos de la zona. De esta primera experiencia destacamos la magia de producir a fuego, en la montaña, en una escala de producción artesanal y el gran clima de trabajo”, detallan.
También visitaron otra quesería que se llamaba Alp Es-cha Dadour, ubicada en los Alpes, en un pueblo llamado Madulain donde se elaboraban quesos semiduros, yogurt y manteca.
“El campo abría todos los días para recibir a los turistas para almorzar y disfrutar del bellísimo entorno montañoso. Una experiencia totalmente diferente a la anterior, ya que esta quesería contaba con tambo propio. Aprendimos nuevos ritmos y formas de trabajo, desde el ordeñe hasta el producto final: lirar la masa, emprolijar los bordes de los quesos, su lavado a diario y el moldeado de la manteca, entre otras tareas”, agregan.
“Grandes aprendizajes”
Los jóvenes también tuvieron la oportunidad de hacer prácticas en varias queserías de Argentina. “Esas experiencias nos aportaron grandes aprendizajes y sólidos lazos colaborativos con la red de productores lácteos locales”, cuentan.
Además, han establecidos lazos con los productores queseros de la provincia de Neuquén. De hecho, han llegado a organizar en conjunto una degustación de quesos en el marco de la tradicional exposición rural con el experto y asesor Gerardo Padilla. Cada año la firma tiene un stand en la Expo Rural y deleita a todos los visitantes.
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