San Antonio Oeste: jauría sangrienta mata chivos, vacas y potrillos
Los productores de Río Negro piden más control sobre el basural. El municipio no logra bajar las jaurías de perros salvajes.
En el diccionario se encuentra esta definición de la palabra “asilvestrado”: Se dice de un animal doméstico que vive en las condiciones de un animal salvaje. En San Antonio Oeste y en un radio de unos 40 kilómetros, hay jaurías de perros salvajesque matan terneros, chivos y ovejas. Nada los detienen.
Escarban por debajo de los alambrados y se meten a los corrales. Andan de noche y en grupos de variada composición. Andan 4 o 5 juntos, o también 12 o 13. Los testimonios de 5 productores, que cuentan las pérdidas en miles de pesos, indican que hay múltiples factores que antecedieron a esta situación que, a primer golpe de vista, se encuentra desbordada.
El panorama es aún más desolador si se suma el accionar de los pumas. Lo más llamativo en el caso de estos felinos es que ahora van por presas más grandes, como los potrillos.
"Dejé todo"
Carlos Painemal bajó los brazos. Tenía unas 50 chivas y otras tantas ovejas. Entraron los perros y le quedaron 10 chivos y 7 ovejas. “Dejé todo. Lo poco que había se lo di a mi hermano y no fui más al campo”, dice desde algún lugar de San Antonio Este.
A Hugo Huainquinao los perros le mataron 6 terneros. Se puede pensar que fueron a buscar a los recién nacidos, pero no. “Agarran terneros de hasta 150 kilos. Aprovechan cuando la vaca va a tomar agua y lo deja solo”, explica. Los 6 terneros que los perros le mataron a Huainquinao, que tiene el campo a 27 kilómetros de la ciudad, representan $3.200.000.
Por su parte, Pedro Acosta asegura que “perros siempre anduvieron, pero ahora está lleno”. Y afirma cosas que los investigadores también dicen, como que el animal depredador siempre busca la presa más fácil. “La liebre es más rápida que la oveja, por eso prefieren agarrar una oveja”, acotó. En su caso, también le mataron terneros. Y no solo eso, sino que también los dejan heridos: “Hay terneros sin cola y otros que aparecen mordidos”, lo cual implica un gasto no programado en curabicheras y antibióticos.
“Están haciendo destrozos”
Ada Nahuelhual lejos está de ser productora, pero también la han corrido los perros del basural. Ella se desempeña como Jefa de Zoonosis de la Municipalidad de San Antonio Oeste (SAO). Reconoce que “los perros están haciendo destrozos”, e identifica algunos factores que incidieron en la situación actual.
El principal es la actitud desaprensiva de algunos vecinos de abandonar perros todo el tiempo en el basural municipal. En ese lugar la población actual es de unos 50 canes. “La jauría asilvestrada, es de unos 20 perros. Van matan y vuelven a comer al basurero. Porque matan por matar. Y luego hay otro grupo de unos 30 perros”, dijo la funcionaria.
“Algunas personas hacen una romanización de los perros del basural”, admite, sin embargo, advierte que son peligrosos, que había uno herido y con personal de fauna acudieron en auxilio: “Lo rodeamos para curarlo, y el perro me mordió en una de las piernas”.
También muerden a los “gomones” y hasta el timonel de una de estas embarcaciones fue denunciado en la justicia por conducción temeraria, al “atropellar” con su embarcación a un perro y lastimarlo con la hélice.
Imposible
Este “combo” perruno, disparó la reforma de la ordenanza que regula todo lo vinculado a los perros, que abrirá un debate porque se impondrían límites a la cantidad de perros por familia.
Los crianceros por su parte, están muy enojados con la gestión municipal del Intendente Adrián Casadei, a quien le reprochen “no hacer nada”. Sostienen que castrar perros y luego soltarlos, “es lo mismo que nada”. Acosta comentó que “agarran a los mansos, pero al perro arisco… ¿quién lo agarra? Son imposibles”.
Para los productores, entre las causas de este flagelo que los azota, se encuentra los vecinos de San Antonio Oeste que arrojan perros en el basural, las protectoras de animales y el municipio que no pudo contener a tiempo la situación.
Todos los productores consultados, aseguraron que en los últimos 20 días sufrieron pérdidas por el accionar de los perros o los pumas. Uno de ellos cazó -con trampas metálicas-, 3 de estos grandes felinos. “La trampa también sirve para el perro”, aclaró.
El radio de acción de las jaurías se fue extendiendo, y ya se registran casos de ataques a las majadas a unos 40 kilómetros de la ciudad. Los consultados advierten que “hoy en día vale más un perro que una persona” y luego de los últimos intentos de controlar las andanzas de las jaurías, coinciden que “la única solución sería el sacrificio”, de estos animales “asilvestrados”. Pero ninguno hará ese reclamo en público por las reacciones obvias en contra.
Painemal aclara que “el perro tiene derecho a comer, y es lógico que salga a buscar comida”. Lo mismo dice Huanquinao, quien no logra explicarse “porqué la gente en el pueblo tiene tantos perros”. “Hay personas –acotó-, que tiene 20 o 30 perros, y después no saben qué hacer con esos perros. Para mí sería mejor que criaran gallinas, que por lo menos ponen huevos”.
En agenda
Sobre las reuniones con las autoridades municipales, comentó que “uno no puede estar todo el tiempo reclamando, porque son horas que le saca al trabajo”, y según su criterio el problema mayor “es la gente del pueblo que tira los perros en el basural”.
Ricardo Carugo, otro de los productores consultados, recordó que hace varios meses en una reunión a la que incluso asistió el intendente Casadei, les habrían prometido reponerles desde el municipio los animales que perdieron por el accionar de las jaurías.
Eso fue en febrero, y unos 7 meses más tarde, una concejal de la oposición, Karina Avaca, presentó un pedido de informe por la falta de respuesta. La representante de “Primero Río Negro”, recordó en su escrito que el 18 de marzo los concejales enviaron una nota al área de producción solicitando la reposición de ovinos, “medida que también fue respaldada por el ejecutivo municipal”.
Según afirmó Avaca en su escrito, “hasta la fecha, los vecinos aún no han recibido una respuesta concreta sobre el proceso resolutivo de esta situación”, y exigió un informe por escrito.
Hay un culpable
Para la titular de Zoonosis, para que avance el “plan de sustitución” de los animales que fueron cazados por los perros, es necesario terminar un relevamiento, y que reponer esos animales “es algo que se debe coordinarse con el gobierno provincial”.
Luego de recordar que el de San Antonio Oeste es un “municipio no eutanásico”, la Jefa de Zoonosis aseguró que la jauría principal que ronda por los campos tiene unos 20 integrantes “y hay un líder, que es un perro grande, con collar”, y esos son los que “están haciendo destrozos”.
Detalló que los perros “asilvestrados” o salvajes son “muy agresivos” y que han realizado un mapa de sus recorridos. Tan salvajes se han vuelto que “atacan a las camionetas”, cuando intentan acercarse.En cuanto a los hábitos de estos animales cuando entran a los campos, es “matar y dejar”, para luego regresar al basurero a alimentarse.
Mientras tanto, hace dos años “el trabajo de castración es continuo”, pero se intenta ir más allá reformando la ordenanza de zoonosis, que podría contener una regulación “para que exista una determinada cantidad de perros por familia, determinada en buena medida por los metros cuadrados de los que dispone cada familia”, para albergar a los perros.
Por lo pronto “el municipio no va a salir a cazar perros”, y se trabaja con el INTA para buscar opciones de control. Uno de ellos es una jaula-trampa para poder contener a los más peligrosos.
Sobre el control sobre el basural, uno de los problemas es que “tiene al menos 7 puntos de ingreso”, lo cual dificulta el control sobre los que ingresan a abandonar sus mascotas.
El último hallazgo fue el de una perra Dogo con 8 cachorros, que lograron ser rescatados. “Son hermosos los cachorros, pero es un perro con una gran potencia de mordida”, dijo Nahuelal, quien recordó que hace poco el municipio había rescatado a otros 3 perros de esta raza que estaban en muy malas condiciones, pero se dificultaba darles de comer por su agresividad.
A las patadas
En abril del 2022 entró en vigencia una ordenanza por la cual se estableció eximir de tasas municipales por doce meses a quienes adopten canes adultos, tanto los que estuvieran en caniles municipales o a cuidado de la protectora de animales. A ese beneficio tributario, se le agregó la entrega de alimento gratuito para el animal por tres meses.
Sin embargo, los siguen apuntando a la falta de controles: “Si uno va a las 7 u 8 de la tarde al basurero, está lleno de perros”, dijo uno de los consultados, quien cuando se le preguntó cuál es a su criterio la forma de controlar esta situación, sentenció: “Si te digo lo que yo creo, voy preso”.
Pedro Acosta sumó a la lista de temibles predadores tanto al puma como al jabalí. Dijo que “el jabalí te mata un cordero por noche, y algunos tienen colmillos de hasta 11 centímetros de largo”. En cuanto a los pumas, el último ejemplar trampeado tiene un largo de 2,8 metros desde la cabeza a la cola. Una de las explicaciones de porqué optan por el ganado menor, “es porque ya casi no quedan avestruces”, una de las presas predilectas de estos animales.
Lo novedoso, porque se defiende a patadas, es que hayan aparecido potrillos muertos por las dentelladas de los pumas. “A mí me mató uno de 3 meses, pero al vecino le mataron otro de un año y pico”, sostuvo el productor.
Mala prensa de antigua data
En mayo de 2020, el diario LMCipolletti, reportó que una marinera de 42 años, Laura Toledo, luego de descender del barco pesquero en el cual se desempeñaba “sufrió serias heridas en sus brazos y piernas al ser atacada por una jauría de feroces perros que deambulaban en la vía pública”.
La víctima declaró que “me tiraron al piso y me sacudían como una muñeca de trapo. Me destrozaron. Me querían comer”. Luego de ser operada en el hospital local, detalló que “me empezaron a morder las piernas. Quise salir corriendo y me agarraron del brazo. Me tiraron al piso y me sacudían como una muñeca de trapo. Me alcancé a tapar con el brazo y el perro que más me lastimó, me buscaba la cara, la yugular. Es mezcla con pitbull o algo así. Si me hubiera desmayado me comen. Me quisieron asesinar”.
Sobre la raza de los animales que integran estas jaurías sangrientas, hay un detalle llamativo que coincide con lo expresado por esta mujer hace 4 años. Los productores han detectado perros de raza dogo y otros similares, que se usan en las cacerías de jabalíes, “que como ya están viejos o no les sirven, también los abandonan en el basural, y son muy peligrosos”. Una de las particularidades de esos perros de mayor porte es que “no ladran. Andan casi siempre de noche y no hacen ruido”. La otra, y más preocupante, es que a pesar que una majada se la pueda encerrar en un corral de alambrado olímpico, “ellos escarban, entran por abajo del alambrado, y después se despachan a gusto con las ovejas”.
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