Schiariti asegura que el consumo de carne vacuna seguirá cayendo
Según señala el titular de CICCRA el consumo de carne vacuna lejos de recuperarse, tenderá a seguir a la baja. Abrir nuevos mercados externos, la clave.
El consumo de carne vacuna va mutando y busca nuevos pisos. Miguel Schiariti, Ingeniero Zootecnista y titular de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), explica las cusas por las que entiende que el consumo de la carne vacuna seguirá bajando en los próximos años.
- ¿Cómo está la situación del consumo interno este año y que se espera para el próximo?
- El consumo interno está deprimido como todo el consumo en general. Con una diferencia que es muy notoria. El sector de carne vacuna, es de todas las proteínas animales, la más cara. Hoy con el valor de un kilo de carne vacuna se compran 3 kilos de pollo o se puede comprar dos kilos de cerdo. La decisión la toma el bolsillo y entonces se está consumiendo más pollo y más cerdo, y está cayendo el consumo de carne vacuna. Sobre todo, porque si hacemos la comparación con el año pasado, el consumo aumentó de estos dos productos sustitutos creció casi 7% mientras que el de carne vacuna cayó 11%.
- ¿Ya se tocó un piso?
- Viene en caída libre y creo que seguirá bajando, no en la misma proporción ni velocidad. Hay que tener en cuenta que la diferencia de precios se va a seguir manteniendo porque desde hace 15/20 años cambió la genética porcina y cambió la genética aviar. Y esto hizo que tanto el pollo como cerdo hayan aumentado su productividad. Para dar un ejemplo, cuando yo estudiaba, un chancho necesitaba 160 días para ir al frigorífico. Hoy necesita 120 días. Antes se consumían 3 kilos y medio de alimento, hoy consume 2,8 kilos. Antes una cerda daba dos pariciones por año, con 8/9 lechones hoy te dan dos y media por año, con 10/12 lechones por cada parición. Entonces la productividad aumentó de manera muy significativa. Y además cambió la genética del animal. Entonces pasamos de algo que era rechazado que por los médicos, por el exceso de grasa a hoy con un cerdo muy magro que es recomendado por los cardiólogos.
- ¿Cuál es el punto dónde comenzará a a crecer?
- El consumo de carne vacuna seguirá a la baja. Y yo creo que la Argentina va a terminar consumiendo menos. Es probable que en 10 años vamos a estar comiendo 40 kilos de carne vacuna.
- Esa sería, digamos, la media que usted prevé en consumo.
- Si uno toma nota que Estados Unidos es hoy es el primer consumidos de proteína animal con 30 kilos de carne vacuna per cápita. Europa consume 20 kilos de carne vacuna. El otro país que consume mucha carne vacuna es Uruguay. Pero todos los demás que están ahí en el medio. Nadie consume la cantidad de carne vacuna que consumimos nosotros. Y ojo, nosotros somos los segundos consumidores de proteína animal del mundo. Primero Estados Unidos con 124 kilos, y después nosotros con 114 kilos.
- ¿En muchos países se da que la gente ya no puede pagar la carne vacuna? ¿En Uruguay mismo ha pasado eso?
- No es que no lo pueden pagar, deciden gastar en otra cosa. En Alemania, decían noticias recientes que se vendía carne argentina a 50 euros el kilo. Pero en Europa se consume bastante más cerdo. En Italia España, Alemania, consumen mucho cerdo. Pero de carne vacuna 20 kilos per cápita. Además, prácticamente no se come en el hogar la carne vacuna, sino en los restaurantes.
- ¿Cree que seguirá subiendo el precio de la carne vacuna en le mercado interno argentino?
- Creo que el aumento que hubo el año pasado, que fue muy fuerte para esta fecha, no se va a repetir este año, por lo menos con esa magnitud. Y creo que el aumento en serio va a ser para fines de febrero o marzo, cuando ya no haya prácticamente ofertas. Ahí va a haber aumento de precios considerable.
Costos en alza
- ¿El tema de los costos está afectando a la industria?
- Me llama la atención que aún no haya caído ningún frigorífico de manera muy rotunda. Hay muchos que están haciendo equilibrio porque se les cayó la venta. El negocio de la carne es de poco margen y mucho volumen. Pero cuando se cae el volumen con semejante aumento de costos fijos, como energía, ya sea de gas o luz, emergen los problemas de competitividad. Hoy cualquier frigorífico paga varios millones de pesos. Por ejemplo, uno que faena 3000 cabezas puede llegar a pagar 14 millones de pesos solo de luz. Todo depende de la eficiencia de los equipos de frio. Hay equipos que son muy antiguos y gastan bastante.
- ¿Y entonces?
- Los frigoríficos chicos no van a tener escala suficiente para seguir trabajando. Salvo un frigorífico municipal que faena 100 o 200 cabezas por semana y que lo subsidie el municipio. Porque cuando se tiene una faena chica, el cuero se tira, la menudencia se descartan y la sangre también. Así que además de contaminar, existe un recupero mucho menor.
- ¿Y el tema de los cueros como está ahora?
- El tema de los cueros sigue igual con la misma cartelización y para evitar ser acusados de cartel, le dan a un grupo un volumen pequeño determinado para que sobrevivan. En el interior hay lugares donde directamente los cueros no se retiran. Con esto se genera una complicación muy seria: se contamina. Porque si no los retiran, hay que enterrarlo. Y enterrar es contaminar, porque es una sustancia orgánica. Otro problema que en el mediano y largo plazo se verá.
- Vinculado con lo de la Patagonia y la barrera sanitaria me interesaba hablar un poco con usted con la posición que tienen los frigoríficos que usted representa. Una región donde hay diferencias de hasta 5.000 pesos por kilo de carne…
- Algunos frigoríficos que están cerca de la barrera están, a veces, contrabandeando y hacen negocios. En el contrabando de carne con hueso se hacen una diferencia muy, muy grande.
- ¿La pasan al sur dice usted?
- Claro, saltean la barrera. Eso ocurre, pero no es una cosa demasiado cotidiana. No es que haya organizaciones montadas para el contrabando de carne al sur. De vez en cuando encuentran algún camión cargado con carne que no debiera llevar, sin papeles, por supuesto. Desde hace 5/6 años lo que está ocurriendo es que se han armado buenos feedlots que les deja muy buena diferencia porque la carne es más cara que en Buenos Aires.
- ¿Considera que hay que levantar la barrera?
- Está bien que se levante la barrera. Pero antes va a venir la trazabilidad individual, que es la excusa que están poniendo los japoneses, por ejemplo, para dar el status de libre a todo el país. Hoy se le permite exportar a Japón solo a FRIDEVI, el frigorífico que está al sur de la barrera. Nosotros deberíamos hacer algo si queremos seguir avanzando sobre los mercados del sudeste asiático. Y creo que es muy importante, porque en los próximos años el comercio de carnes se va a desarrollar en esa región. Esto nos ayudaría a resolver el problema que tenemos cuando en China se caen los precios. Hoy estamos viendo precios 45% más bajos que en 2022 y entonces hay que abrir otros mercados porque se nos puede complicar si China tiene algún problema que afecte el volumen de exportaciones. Hay que terminar de abrir Taiwán, hay que abrir los distribuidores de Japón, hay que abrir Indonesia, hay que trabajar mucho sobre la apertura de esos mercados.
- Evitar ser China dependiente...
- Exacto.
- Y para terminar, usted mencionó la trazabilidad. El tema de la venta de los cortes por cuarteo, que siempre ha fracasado, y han intentado todos los gobiernos… ¿Usted cómo lo ve esto?
- Hasta que el tema no se aborde de manera integral, no se va a resolver. No te podes sentar en un escritorio y decir: “mañana la carne sale en cuartos”. No se puede porque la logística no está preparada y los frigoríficos no están preparados. Hay que determinar si la industria tiene espacio para hacer una sala de cuarteo. Todavía hay muchos frigoríficos que no tienen lugar para poder hacerlo ni fondos para financiar las obras. Una vez resuelto eso cuáles son los frigoríficos que deberían quedar y cuáles son los que no. Hay que darles, por lo menos, un año y medio o dos años para trabajar sobre la logística de distribución. Y definir si sale en cuarteo o bien en corte, directamente. Y luego definir si sale con polietileno o envasado al vacío. Cada uno sabrá cómo lo hace pero, en cualquiera de los casos, hay que ver si sale de la planta con canasto de plástico o con caja de cartón. O envasado al vacío con canasto de plástico. Es un envase que va y viene. Y con la nueva modalidad se va a tener que conseguir un furgón que transporte 5000 kilos. Son muchos los cambios.
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