Se matan 800 pumas y 5.000 zorros al año sólo entre Río Negro y Chubut
La información se desprende de un informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación. Consideran “ineficaz” la caza indiscriminada. Aconsejan el encierro nocturno de ovejas “especialmente en períodos de parición”.
Un documento emitido en estos días por la Defensoría del Pueblo de la Nación (institución que viene de una prolongada acefalía) y denominado “Control letal de carnívoros nativos en Patagonia”, afirma que la caza de pumas y zorros -llevada adelante en la mayoría de las ocasiones- “resulta ineficaz para resolver los conflictos productivos y altamente riesgosa para la biodiversidad”.
Esta conclusión surge de un trabajo previo de investigación y consultas a las autoridades de las provincias de esta región, algunas de las cuales admitieron que mantienen vigente un sistema de recompensa a cambio de cada cuero de animal cazado que se entrega.
De manera oficial, solo las provincias de Río Negro y Chubut reportaron sus estadísticas, las cuales indican que cada año sucumben bajo las balas y trampas 393 pumas y unos 3.700 zorros en Chubut y unos 400 pumas y 1.000 zorros en la provincia de Río Negro. En Chubut, “no se establecen cupos o topes máximos de caza por año o temporada, habiéndose abatido -al menos oficialmente- 1.293 pumas y 14.859 zorros colorados en el período 2020-2024”.
Para el organismo nacional, en cambio, “el avance del conocimiento ecológico y la experiencia de productores que han incorporado métodos no letales de manejo (como perros protectores, sistemas de pastoreo rotativo o dispositivos disuasivos) demuestran que es posible compatibilizar la producción con la conservación”.
Choque de leyes
El escenario presenta cierta anarquía, con métodos dispares y regulaciones poco claras, tal vez porque como se detectó en la investigación, existen dos leyes que entran en colisión y nadie se atreve a resolver esa contradicción.
Por un lado, existe la Ley Nº 25.422 de “Recuperación de la Ganadería Ovina (2001)”, que promueve explícitamente la asignación de fondos para el control letal de carnívoros silvestres, priorizando la recomposición de majadas y la productividad ganadera.
Por otro lado, también se encuentra vigente la Ley Nº 22.421 de Conservación de la Fauna Silvestre, orientada a la protección de especies nativas y su aprovechamiento sustentable. Su decreto reglamentario (666/97) establece que la autoridad de aplicación debe definir, previa evaluación técnica, las especies que circunstancialmente puedan considerarse “dañinas o perjudiciales” y elaborar planes integrados de control con fundamentos ecológicos y socioeconómicos.
Siempre habrá un puma acechando
El investigador y licenciado en Ciencias Biológicas del INTA Bariloche, Pablo Gáspero, ya había anticipado en una entrevista con +P, que es bastante improductivo cazar pumas: “un poco el resultado que da la tesis de la investigación nuestra, es que el control letal por sí solo tiene un desempeño muy malo a la hora de reducir las pérdidas globales por depredación”.
El mismo investigador fue contundente sobre la posibilidad de que este animal esté en peligro de extinción: “No, y es algo que hay que decir siempre claramente. De hecho, es uno de los pocos grandes depredadores en el mundo que se ha recuperado sus poblaciones sin una intervención activa de las personas”.
Son capaces de desplazarse hasta 700 kilómetros, y es por eso que “si vos removiste (le disparaste) un ejemplar, al tiempo se va a instalar otro, probablemente en el mismo sitio, porque ese sitio cumple con esa condición de refugio, como una cueva o un cañadón”.
La efectividad del perro
La investigación permitió además acceder a un relevamiento efectuado por el INTA en campos de Santa Cruz, que refuerza los argumentos en torno a otros métodos de control de esta “plaga”.
Por el momento, el más difundido es el uso de perros protectores y los ganaderos consultados indicaron que pudieron observar una reducción de pérdidas del 95%.
Si bien el método es efectivo, “su adopción es baja. Las autoridades evalúan promover su uso, junto con otras medidas no letales, aunque no se prevé su implementación inmediata”, dice la defensoría.
Ocurre que los perros no son baratos y, para un criancero de pocas ovejas, es casi imposible. Su valor está por encima de los 2 millones de pesos.
La investigación del INTA se denominó “Percepción sobre el impacto de la depredación y el desempeño de métodos para su mitigación en sistemas ganaderos de Santa Cruz”, basado en encuestas a responsables de más de 80 establecimientos ovinos.
En la encuesta, los productores señalaron al zorro (96%) y al puma (76%) como los principales depredadores. Aunque un 35% de los productores probó métodos letales o de captura (trampas, jaulas, caza), la mayoría no registró mejoras sustantivas en la reducción de pérdidas.
Por otra parte, quienes incorporaron perros protectores (34% de la muestra, con un promedio de cuatro animales por establecimiento), reportaron una efectividad del 95%.
Los ganaderos también expresaron preocupación por el incremento de campos abandonados y, dijeron que es necesario que en Santa Cruz se reinstale el pago por cueros.
Recomendaciones
Con base en la información reunida, la defensoría aseveró que “las herramientas más eficaces y sustentables, son el uso de perros protectores de ganado, el pastoreo agrupado y rotativo, “que reduce la dispersión de animales y facilita la vigilancia”, y “el encierro nocturno en corrales seguros, especialmente durante el período de parición”.
“Estos enfoques requieren políticas públicas activas: financiamiento para la adopción de medidas preventivas, programas de extensión rural, capacitación técnica y, eventualmente, la implementación de mecanismos de compensación por daños”, concluyeron.
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