Vino de Argentina en 2025: ¿por qué las exportaciones tambalean?
Mientras la cosecha crece y la producción se dispara, el mercado interno duda y las exportaciones de vino no logran despegar. En este marco, se destaca el mosto concentrado, que se despega de la tendencia.
La industria vitivinícola argentina terminó 2024 con resultados magros y encara el 2025 con un panorama de incertidumbre. Aumentó la cosecha y la producción, pero el mercado interno titubea y las exportaciones caen. ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la perspectiva?
Para empezar, la exportación de mosto parece salvar (más o menos) la caída de las exportaciones de vino de Argentina. De acuerdo a cifras oficiales, del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el país exportó en los dos primeros meses de 2025, 26,5 millones de litros de vino (-3,9 %).
El dato es continente se exportaron 1,1 millones de litros menos con respecto al año 2024. De ese total, 19,7 millones (74,5%) corresponden a vinos fraccionados (-1,5%) y 6,7 millones (25,5%) son vinos a granel (-10,4%).
El precio promedio del vino total en el acumulado enero-febrero es de 3,37 dólares/litro (+1,4%), llegando el fraccionado a 4,19 dólares/litro (+0,05%) y el granel a 0,98 dólares/litro (-4,6%). En el período enero-febrero ha aumentado el precio medio de los vinos varietales y espumosos.
Y así llegamos al mosto concentrado, el jugo de uva exprimido antes de fermentar y convertirse en vino. Sus exportaciones en estos dos meses del año ascienden a 10.519 toneladas, un 12,6% más en volumen y un 8,3% más de ingreso de divisas respecto al mismo período del año anterior. El precio promedio del mosto concentrado en el acumulado del año llega a 1.569,0 dólares/tonelada y en febrero se comercializó a un precio promedio de 1.564,5 dólares por tonelada.
El escenario
Aunque en 2024 se registró una leve recuperación tras la fuerte caída de 2023, las ventas internacionales de vino aún no han recuperado los niveles históricos.
Según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), las exportaciones argentinas de vino sufrieron un duro golpe en 2023, con una disminución del 25% en volumen y del 17% en valor, atribuida principalmente a la pérdida de competitividad por un tipo de cambio desfavorable.
En 2024, las exportaciones mostraron signos de mejora, pero siguen estando lejos de los registros previos.
La clave
El tipo de cambio juega papel decisivo a la hora de buscar explicaciones para la tendencia. Desde el sector afirman que se necesita un tipo de cambio competitivo para consolidar su presencia en el mercado global.
Está claro que la ecuación es simple: un peso devaluado abarata los productos argentinos en moneda extranjera, haciéndolos más atractivos para los mercados internacionales. Por el contrario, una apreciación del peso encarece el vino argentino, reduciendo su competitividad frente a competidores como Chile o Australia.
A nivel global, el sector enfrenta vientos en contra. El consumo mundial de vino ha caído un 10% en los últimos quince años, y la competencia internacional se ha intensificado. En este escenario, un tipo de cambio favorable se vuelve esencial para mantener la posición del vino argentino en el exterior.
Mario González, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), enfatizó que "la competitividad es la que manda" en los mercados internacionales. Aunque el consumo interno solo bajó un 1,3% en 2024 —un descenso menor frente a otras bebidas—, González subrayó que el éxito exportador en 2025 dependerá del tipo de cambio y de políticas públicas efectivas.
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