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Vino orgánico: El Programa Federal que redefine la rentabilidad vitivinícola

Coviar lanzo el Programa Federal de Vitivinicultura orgánica y la pregunta clave es: ¿podrá Argentina consolidar su liderazgo en este segmento?

En un contexto donde la sostenibilidad y la rentabilidad se entrelazan como pilares fundamentales para el futuro de la industria del vino, se acerca el módulo 3 del Programa Federal de Vitivinicultura Orgánica. Esta ambiciosa iniciativa es impulsada por los gobiernos provinciales a través del Consejo Federal de Inversiones (CFI), la Cámara Argentina de Certificadoras, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), Wines of Argentina y el sello Orgánico Argentina.

El objetivo del programa es facilitar el camino hacia la certificación orgánica para viñedos y bodegas en 15 provincias vitivinícolas, incluyendo a Mendoza, San Juan y La Rioja, que son las principales productoras de uva orgánica en el país.

El programa ofrece un ciclo integral de conferencias, capacitaciones y asistencia técnica, diseñado para que las empresas vitivinícolas puedan implementar las normas orgánicas y, eventualmente, acceder a la certificación de sus productos bajo la normativa argentina (Ley Nacional 25.127) y/o la normativa NOP de Estados Unidos.

El impulso de lo orgánico es, de hecho, uno de los objetivos centrales del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) al 2030, como parte de una estrategia integral de avance hacia la sostenibilidad de la vitivinicultura argentina.

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El auge orgánico, un faro en un mar en contracción

Este programa se lanza en un momento de notable expansión del vino orgánico en Argentina, un segmento que desafía la tendencia global de caída en el consumo de vino convencional. Las cifras son elocuentes: en 2014, se comercializaron apenas 4.428 litros de vino orgánico certificado en el mercado interno; diez años después, en 2024/2025, esta cifra superó los 1.5 millones de litros, un crecimiento del 34.000%.

La superficie de viñedos orgánicos certificados alcanzó las 6.300 hectáreas en 2024, representando el 4.4% del total cultivado, con un impresionante crecimiento promedio del 38% anual entre 2018 y 2021. Este dinamismo posicionó a Argentina como el décimo productor mundial de uva orgánica, siendo el único país sudamericano en este top 10.

El motor de esta "revolución verde" son, en gran medida, las nuevas generaciones de consumidores, como los Millennials y la Generación Z, quienes demuestran una clara inclinación hacia productos que reflejan conciencia ambiental y bienestar personal, priorizando la salud y la sostenibilidad en sus decisiones de compra.

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Productores y consumidores se suman a la tendencia sustentable.

Productores y consumidores se suman a la tendencia sustentable.

La transición ecológica

A pesar del notable crecimiento y el apoyo estratégico, la vitivinicultura orgánica enfrenta desafíos importantes. La elaboración de vino orgánico puede implicar costos entre un 15% y un 25% más elevados que la producción convencional. Esto se debe, en parte, a la necesidad de mayor trabajo manual o mecánico para el control de malezas y plagas, como las hormigas, al no poder emplear herbicidas.

Además, las fincas certificadas pueden experimentar rendimientos un 20% a 30% menores. La falta de investigación específica en algunas áreas, la dificultad de acceso a información, y la complejidad de las diversas normativas de certificación internacional (como la NOP de EE. UU. o las europeas) también representan obstáculos significativos.

No obstante, bodegas que han realizado la transición, como Chakana o Fin del Mundo, han observado que, tras un par de años de prácticas orgánicas y biodinámicas, los viñedos se vuelven más sanos y resistentes. Enólogos y agrónomos destacan que estas prácticas mejoran la vida y oxigenación del suelo, incrementan la biodiversidad y fertilidad, y hacen que las vides sean más resilientes ante el cambio climático, un factor cada vez más relevante. Argentina, con sus ventajas naturales en regiones como la Patagonia (viento, sol y bajas precipitaciones que minimizan enfermedades), posee un gran potencial para la viticultura orgánica.

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Mendoza, San Juan y La Rioja, las principales productoras de uva orgánica en el país.

Mendoza, San Juan y La Rioja, las principales productoras de uva orgánica en el país.

Hacia una vitivinicultura de valor agregado

El Programa Federal de Vitivinicultura Orgánica de COVIAR, en línea con el PEVI 2030, es una pieza clave para que Argentina pueda potenciar la vitivinicultura orgánica y escalar la oferta de vinos certificados para capturar mayor valor en la cadena global.

La inversión en tecnología, como drones para mapeo y pulverización o sistemas de riego antihieladas y mallas antigranizo, también se vuelve fundamental para mitigar los impactos del clima extremo y asegurar la continuidad productiva.

El crecimiento de este nicho, impulsado por la demanda de los consumidores por calidad y un mayor compromiso con el medio ambiente, demuestra que el vino orgánico no es una moda pasajera, sino una transformación profunda del modelo de negocio. Es una estrategia inteligente que, combinando el apoyo gubernamental, la innovación tecnológica y el compromiso con prácticas sostenibles, promete una rentabilidad a largo plazo y la consolidación del liderazgo argentino en un segmento de alto valor en el mercado internacional.

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