"Los altos impuestos y las regulaciones limitan la competitividad del sector"
El economista y consultor agropecuario, Ernesto Ambrosetti, aseguró que hay expectativas pero quedan muchas tareas pendientes. Baja de impuestos, una de ellas.
El sector agropecuario termina con claroscuros según algunos analistas sectoriales. Pero hay asignaturas pendientes, aunque también expectativas, según a quien se escuche. +P consultó a Ernesto Ambrosetti, reconocido economista muy vinculado al mundo agroindustrial, hoy consultor privado con mucho contacto con productores.
- ¿Cómo calificarías el desempeño del sector agroindustrial en 2024?
- El 2024 se ha caracterizado por ser un año de cambios significativos. Si bien se han logrado importantes avances, como un ajuste fiscal positivo y un superávit comercial, persisten promesas no cumplidas que afectan al sector agroindustrial. A pesar de la baja en las tasas de interés y la recuperación de reservas del Banco Central, la carga impositiva sigue siendo elevada, especialmente en derechos de exportación y costos de transporte. Todas las economías regionales que están alejadas de los puertos o de los grandes centros de consumo, siguen pagando los altos costos de transporte. Tampoco tenemos una política multimodal que esté mejorando la competencia entre transporte y mejorando los costos de movimiento de todas las mercaderías. Si sigue consolidándose el superávit fiscal, va a haber más bajas de impuestos, especialmente los derechos de exportación. Y con la apertura económica habrá insumos estratégicos que bajarán de precio, así como pasó con algunos aranceles a fertilizantes y agroquímicos. Y también se eliminó el impuesto país. Todo esto hace a una reducción en el costo de nuestros insumos estratégicos para producir y mejorar la productividad. Pero todavía queda un importante camino y sendero difícil para seguir produciendo, y más cuando, a veces, los precios internacionales no están tan atractivos en las distintas economías regionales, en los productos tradicionales, o quizás en la ganadería. Todo eso está atrasado con respecto a la inflación, y bueno, se genera una distorsión en los precios y en los ingresos a los productores.
- Ahora viene fin de año, y uno siempre hace el balance entre ganadores y perdedores. ¿Cómo se ubican los eslabones del campo en este contexto descripto?
- En este momento, el campo no se encuentra entre los ganadores ni entre los perdedores. La dirección que estamos tomando es favorable, pero los beneficios aún no se han materializado. Los altos impuestos y las regulaciones actuales limitan la competitividad del sector. Las soluciones a estos problemas son a mediano y largo plazo, y requieren inversiones en infraestructura y una reducción de la carga impositiva. Obviamente, el productor está más que capacitado y es competitivo en la producción, ya que sabe hacerlo de manera eficaz, eficiente y económica. El productor agrícola ha enfrentado múltiples desafíos, incluyendo la caída de precios internacionales y un tipo de cambio que no favorece las exportaciones. Aunque no ha sido un año de ganancias, hay esperanzas para los próximos años si se continúan las reformas necesarias.
Por su parte, la ganadería tiene un futuro muy interesante y refleja una comprensión profunda de los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector. La sequía prolongada y sus efectos en la producción de ganado son preocupantes, pero también pueden representar una oportunidad para que los ganaderos mejoren sus prácticas. La selección genética y la mejora de los indicadores productivos son claves para aumentar la resiliencia del sector ante condiciones adversas. La capacidad de adaptarse y mejorar después de una crisis es fundamental, y muchos productores están invirtiendo en tecnologías y prácticas que les permitirán ofrecer productos de mayor calidad y en mayor cantidad en los próximos años. Es cierto que los ciclos biológicos de la ganadería son largos, y muchas de las mejoras que se implementen ahora se verán reflejadas más adelante. Por lo tanto, la perspectiva de un crecimiento significativo en 2026 parece realista, siempre que los ganaderos continúen enfocándose en la mejora genética y en la optimización de sus procesos.
Además, es importante que el sector esté preparado para enfrentar posibles nuevos desafíos, ya sea climáticos, económicos o de mercado. La planificación y la innovación serán esenciales para garantizar un futuro sostenible y rentable para la ganadería.
- ¿Los productores tienen un enfoque optimista hacia el futuro?
- Sí, los veo optimistas. Hay una expectativa de que se eliminen impuestos y que se mejoren las infraestructuras, lo que podría disminuir significativamente los costos de exportación. La mejora en el acceso a insumos estratégicos y tecnología también es clave para dar ese salto productivo que el país necesita. Repito: El escenario es optimista. Creo que existe la posibilidad de establecer un cronograma para la reducción de derechos de exportación el próximo año. Aunque no será inmediato, el superávit fiscal permitirá al gobierno implementar estas medidas y comenzar a aliviar la carga impositiva sobre el sector.
- ¿Qué impacto tiene el tipo de cambio en la competitividad del sector?
- El tipo de cambio ha mostrado cierta estabilidad, pero no es suficiente para mejorar la competitividad. La apreciación del peso significa que el dólar se vuelve menos atractivo para las exportaciones. La solución para mejorar la competitividad no proviene solamente del tipo de cambio, sino de la mejora en la infraestructura y la reducción de regulaciones que afectan al sector.
- ¿Cree que los productores están preparados para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado?
- Sí, creo que los productores están preparados, pero necesitan recursos y capacitación. Es fundamental que se enfoquen en la certificación y trazabilidad de sus productos. La huella de carbono también se vuelve un factor relevante que les permitirá tener una ventaja competitiva en el futuro.
- ¿Cuál es tu opinión sobre la situación que plantea la barrera sanitaria en el país?
- Es fundamental avanzar hacia un estatus sanitario unificado en Argentina. Esto permitiría que nuestros productos accedan a mercados internacionales con mayor facilidad. Una estrategia de sanidad consolidada beneficiaría no solo a la ganadería, sino también a otros sectores como la fruticultura.
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