La peor semana de Milei: crisis en el frente político y financiero
El presidente Milei no puede controlar el frente político que se desató tras las denuncias de los alimentos almacenados. El sistema financiero, toma nota.
Fueron días complicados para el Gobierno. En el frente político, se rompió la armonía que existía en el Gabinete tras los problemas de gestión y denuncias judiciales que terminaron afectando la imagen de Sandra Pettovello, la funcionaria de mayor confianza de Javier Milei. El Ministerio de Capital Humano es una mega estructura político-administrativa que reúne Desarrollo Social, Trabajo, Educación y Cultura. Bajo su órbita está además la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS), por donde pasa el presupuesto más grande que tiene la administración central.
Un mega ministerio imposible de gestionar con eficiencia, más aún, cuando muchas de las segundas líneas administrativas y técnicas siguen siendo manejadas por la oposición más dura que tiene el Gobierno.
En los últimos días Pettovello recibió una serie de denuncias que complicó su continuidad en el ministerio. Todas ellas apuntaban a las toneladas de alimentos almacenados en distintos galpones que no fueron distribuidos a los comedores y que estaban a punto de vencer.
La polémica desató una sangría de despidos y denuncias sobre más de una docena de funcionarios. Todos ellos del riñón de la ministra. Inclusive en los pasillos de La Casa Rosada se comentó que Pettovello en persona presentó su dimisión al Presidente Milei quien la rechazó en forma contundente y la respaldó con gestos a su amiga y confidente. “Defiendo a Pettovello, es la mejor ministra de la historia”, afirmó el Presidente.
Pero sólo con este apoyo ya no alcanza. El daño sobre la imagen y eficiencia de gestión de la ministra, ya está hecho. El misil de la trama de los alimentos le pegó por encima de su línea de flotación y no sólo no se descarta que continúen los cambios en puestos clave de la cartera, sino también que existan modificaciones de su actual estructura elefantiásica.
Esta claro que concentrar la gestión de cuatro ministerios en un solo, y sin personal de tropa propia en posiciones clave en cada uno de esos puestos, es un proceso político que está condenado al fracaso. Muchos del entorno del Presidente, inclusive la misma Karina Milei, tomó nota de esto. El problema ahora es cómo se hacen las modificaciones que necesita esta mega estructura ministerial sin asumir algún tipo de costo político por parte del oficialismo. Traducido: la salida de Pettovello estaría a la vuelta de la esquina. Sólo es una cuestión de tiempo.
El frente financiero
La semana financiera, lejos de ser la mejor, tocó un piso que genera mucha incertidumbre entre los inversores. El riego país volvió a acariciar los 1.600 puntos básicos, niveles de mediados de marzo. En los últimos 30 días el dólar marginal se disparó 21%; en la última semana lo hizo a una tasa del 3,3% y la brecha vuelve a estar otra vez lejos del piso del 30%, dato que complica cualquier posible recomposición estructural de la economía. Las acciones, no fueron la excepción de la mala semana, registraron una fuerte toma de ganancia en todos estos días.
Los inversores están tomando nota que muchas son las promesas de cambio impulsadas por el Ejecutivo, pero hasta ahora sólo se están quedando en eso: promesas.
Mientras tanto los principales indicadores de la economía real siguen su insensible tendencia a la baja, llegando algunos de ellos a los niveles que tuvieron en pandemia: poco menos que una catástrofe. En esta misma línea el salario continúa su proceso de pulverización y ya comenzaron las empresas a hablar de profundizar los despidos entre sus plantillas.
El Gobierno intenta llevar tranquilidad a los mercados. Ayer el presidente mostró que mayo mantuvo el superávit fiscal comprometido por su Gobierno y en la semana salió muy duro contra el Congreso al anunciar que vetará toda aquella Ley que ponga en riesgo el equilibrio de las cuentas fiscales, en alusión al proyecto que impulsan diputados y senadores para mejorar las condiciones de los jubilados.
Las dudas están en si sólo con el superávit alcanza. Claramente si no se avanza sobre los cambios en el mercado cambiario y algunas correcciones todavía pendientes de la macro, la situación lejos de mejorar, empeorará.
La política económica está ingresando en círculo vicioso marcado por la recesión, menos recaudación, más ajuste para mantener la cuentas fiscales ordenadas y la ausencia de inversiones que impulsen el desarrollo. El Gobierno necesita elaborar, cuanto antes, un programa económico que contemple puntos básicos para buscar romper esta tendencia que muestran todos los indicadores.
El sueño prometido por el oficialismo que en abril el país mostraría un fuerte rebote de su economía con un crecimiento en forma de “V”, pasó primero a mayo, después a junio y ahora se habla del tercer cuatrimestre de 2024. La zanahoria está cada vez más lejos. Y el gobierno, en este contexto de caída de expectativas, no debe dejar de medir la resistencia de la paciencia social como para ver alguna luz al final del túnel.
En este punto el Gobierno pareciera que gira en vacío, sin ideas, y apostando sólo a una Ley que ya está hace seis meses -con distintos nombres- dando vueltas por el Congreso: la Ley Bases. Muy desgastada y, cada día de negociaciones que pasa, con menor poder de fuego para hacer los cambios estructurales que necesita rápidamente el país.
La única oferta real que hoy tiene el presidente Milei es el RIGI, la puerta que, según el Gobierno, permitirá la llegada de inversiones que tanto necesita la Argentina. Como si ya no nos hubiéramos dado cuenta que lo que le sobra al país son las promesas de aquellas leyes salvadoras que sólo terminan postergando la agonía.
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