Crisis en California: productores de peras se oponen a las importaciones argentinas
Productores advierten que la sobreoferta de peras importadas está afectando la rentabilidad del sector. Denuncian competencial desleal.
La industria de peras de Estados Unidos, especialmente en el estado de California, atraviesa una de las crisis más profundas de las últimas décadas. Productores y empresarios del sector advierten que el fuerte crecimiento de las importaciones de peras provenientes de Argentina está poniendo en riesgo la continuidad de cientos de explotaciones familiares y afectando de manera directa la rentabilidad de una actividad históricamente emblemática para la región.
“Estamos luchando por nuestra supervivencia”, coinciden productores californianos al describir la última campaña como “particularmente difícil”. Según explican en un video difundido en las redes sociales, justo antes del inicio de la temporada local ingresó al mercado estadounidense una gran cantidad de peras argentinas a precios considerablemente más bajos. Esta sobreoferta, señalan, tuvo un impacto devastador en los productores nacionales.
De acuerdo con los testimonios del sector, los supermercados y grandes cadenas minoristas priorizaron las peras importadas debido a su menor costo, desplazando a la fruta producida en Estados Unidos. “Los retailers están destacando las importaciones de bajo precio por sobre las peras nacionales, y lo más preocupante es que esas peras no se venden con descuentos, sino al precio regular”, explican.
Importaciones argentinas y presión sobre el mercado local
Las consecuencias ya son visibles en el campo. En el último año o dos, una sola granja familiar se vio obligada a erradicar entre 162 y 202 hectáreas de perales Bartlett, una de las variedades más representativas de California. “Arrancar árboles no es solo una decisión económica, es una decisión emocional. Significa perder décadas de trabajo, inversión e historia familiar”, aseguran los productores.
Ante este escenario, empresarios del sector trabajan junto a la industria de peras y con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) en la búsqueda de algún tipo de alivio comercial. “No hay una solución milagrosa, pero estamos haciendo todo lo posible para defender a los productores de peras”, afirman. Desde el USTR indicaron que están enfocados en garantizar un comercio administrado para situaciones de este tipo y en ayudar a los agricultores estadounidenses a enfrentar la presión de las importaciones.
Competencia desigual y prácticas cuestionadas
Uno de los principales puntos del reclamo es el crecimiento sostenido de las exportaciones argentinas. Desde 2016, las ventas externas de peras de ese país hacia Estados Unidos aumentaron un 125 %, compitiendo de manera directa con las variedades Bartlett y Bosc producidas en California. Además, se trata de una competencia considerada “estratégica”: la temporada argentina es contraestacional, ya que la cosecha comienza en diciembre, pero los envíos al mercado estadounidense se realizan justo antes del inicio de la cosecha californiana, saturando el mercado en un momento clave.
A esto se suma una cuestión técnica que, según los productores, agrava aún más el problema. Los exportadores argentinos utilizan 1-MCP, un compuesto antirremadurante que retrasa la maduración de la fruta. “Estas peras no maduran correctamente, lo que afecta la experiencia del consumidor y perjudica las ventas en góndola”, advierten. En contraste, los empacadores californianos se comprometieron a no utilizar este producto. “Nuestro producto debe competir contra peras tratadas que nunca maduran, y eso termina dañando a toda la categoría durante la temporada de peras de California”, señalan.
Explotaciones familiares en riesgo y reclamos al gobierno
Según detallan, el impacto comercial ya se tradujo en oportunidades perdidas. Durante la última campaña, una importante cadena de supermercados había planificado una gran promoción con peras de California, pero la iniciativa fue cancelada debido a la abundancia de peras argentinas en el mercado. El resultado fue una caída directa en las ventas y mayores dificultades para los productores locales.
La industria de peras californiana está integrada mayoritariamente por pequeñas granjas familiares, muchas de ellas con varias generaciones dedicadas a la actividad. “Mi bisabuelo cultivaba peras, mi abuelo también, mi padre siguió el mismo camino y hoy mis hijos trabajan conmigo. Queremos seguir produciendo”, relata uno de los productores. Sin embargo, producir en California implica costos elevados debido a las estrictas regulaciones ambientales y laborales, consideradas entre las más exigentes del mundo.
“Si no podemos confiar en que nuestro gobierno nos proteja mientras producimos alimentos seguros y saludables para el país, el futuro de estas granjas es muy incierto”, advierten. Los productores de peras no están solos en este reclamo: sectores como la carne vacuna y los cítricos también denuncian una competencia desigual frente a las importaciones argentinas.
En este contexto, los productores buscan apoyo político y social. Ya lograron el respaldo de varios congresistas que elevaron el reclamo ante el USTR y convocan a los consumidores a difundir la situación en redes sociales y a contactar a sus representantes. “Si la política comercial de Estados Unidos está pensada para ayudar a alguien, estos pequeños productores familiares, de múltiples generaciones, definitivamente merecen protección”, concluyen.
Fuente: Redacción +P.
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