Las frambuesas encuentran nueva vida en el sur de Chile
Aprovechando la caída en la superficie de arándanos y mercados con una demanda activa, Chile vuelve a apostar a la producción de frambuesas.
En la campaña 2023-2024, la producción mundial de frambuesas alcanzó las 852.000 toneladas, con México liderando el ranking global con 279.000 toneladas, seguido por Estados Unidos con 72.000 y Polonia con 9.400. Chile, por su parte, registró una producción de 16.083 toneladas, de las cuales un 97,3% se destinó a la industria del congelado, mientras que el resto se transformó en puré, jugo y productos deshidratados.
En Argentina, se estima que la producción anual de frambuesas es de alrededor de 1.500 toneladas. La Comarca Andina, ubicada en Chubut y Río Negro, es una de las principales zonas productoras, aportando más del 50% de la producción nacional. La mayor parte de esta producción (entre 89 y 90%) se orienta a la industria y el resto al consumo en fresco.
Tradicionalmente en Chile la producción está concentrada entre las regiones del Maule y Biobío, donde aún se produce cerca del 76% del total nacional, el cultivo de frambuesas en Chile está experimentando un notable desplazamiento hacia el sur. Así lo detalla un reciente trabajo elaborado por Portal Frutícola el que destaca que en las regiones de Los Ríos y Los Lagos se perfilan como nuevos polos de desarrollo gracias a sus condiciones climáticas favorables y una menor incidencia de plagas como la Drosophila suzukii, una mosca invasora que afecta gravemente a cultivos frutales desde su detección en 2017.
Una de las razones que impulsa este recambio territorial es la reducción de las superficies plantadas de arándanos, lo que ha llevado a los agricultores a buscar alternativas viables, aprovechando la infraestructura ya disponible para la producción de berries. Así, en los últimos cuatro años se han plantado más de 180 hectáreas de frambuesas en el sur, y se proyectan al menos 300 hectáreas adicionales en los próximos cinco años.
En cuanto a las variedades, actualmente un 70% de la superficie plantada corresponde a la clásica Heritage, seguida de Meeker (10%) y otras como Chilliwack, Amity y Santas (20%). Sin embargo, el enfoque está cambiando. Según Jorge Rodríguez, gerente comercial de Agromillora Sur, hoy hay un fuerte impulso a variedades como Wakefield y Cascade Harvest, que ofrecen mayor productividad por hectárea y están diseñadas para cosecha mecanizada.
Este punto es clave: la escasez de mano de obra y los altos costos de la cosecha manual están empujando al sector hacia la mecanización. Rodrigo Varela, gerente general de Agrícola Santa Carmen, señala que “la cosecha tiene que ser mecanizada, porque no hay mano de obra". Wakefield, con su fruta firme y alta densidad de siembra, ha demostrado buenos resultados en productividad y menor pérdida en el proceso.
Nuevas variedades
Agrícola Trucao es otra de las empresas que ha apostado por este recambio. Su gerente general, Nicolás Díaz, explicó que comenzaron con la variedad Meeker por su experiencia previa y su alto nivel de sólidos solubles (grados Brix), un atributo clave para la fabricación de jugos concentrados y productos en polvo, en línea con el enfoque de Bayas del Sur, grupo al que pertenece la empresa.
Díaz también adelantó que están experimentando con la variedad Cascade y evaluando otras especies de berries, siempre con una visión de diversificación productiva. “En el caso de Meeker, podríamos alcanzar más de 12 mil kilos por hectárea, pero también depende del porcentaje cosechable. Hay variedades que superan los 18 mil kilos, pero con características diferentes que deben alinearse con el modelo de negocio del productor”.
En este contexto, el recambio varietal aparece como un motor de renovación para la industria frambuesera chilena. No obstante, expertos advierten sobre los riesgos de un crecimiento sin planificación. “La ciencia está en cuidar la calidad y los rendimientos”, afirma Díaz, quien también destaca que la mecanización es crucial, especialmente para productos que van al congelado o al procesamiento industrial.
Finalmente, los actores del sector coinciden en que este renacer de la frambuesa debe basarse en una coordinación estrecha entre productores de plantas, agricultores, procesadores y el mercado. Solo así se podrá consolidar un crecimiento sostenible, adaptado a los desafíos actuales y con un claro enfoque en la eficiencia y calidad.
Fuente: Macarena Bravo/Portal Frutícola y aportes de la Redacción +P.
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