Peras

Las peras del Valle de Río Negro y Neuquén lideran las exportaciones argentinas a Rusia

Durante los primeros cinco meses del año, las peras encabezan el listado de exportaciones argentinas al mercado ruso, con envíos por 27,5 millones de dólares.

Rusia ha sido históricamente un mercado clave para las exportaciones de productos argentinos, en particular dentro del sector agroalimentario. Aunque en los últimos años los niveles de embarques desde Argentina hacia el gigante euroasiático disminuyeron de manera sensible, algunos productos agrícolas lograron mantenerse como protagonistas en la balanza comercial bilateral. Uno de ellos es la pera argentina, producida principalmente en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, que continúa siendo un símbolo de la oferta exportadora nacional en ese destino.

Durante los primeros cinco meses de 2025, Argentina exportó peras hacia Rusia por un valor superior a los 27,5 millones de dólares, consolidando a esta fruta como el principal producto exportado al país euroasiático en términos de valor. A esta cifra le siguen otros productos como el maní, con 14 millones de dólares, distintos tipos de quesos con 11 millones, camarones y langostinos por 9,6 millones, limones por 7,7 millones, y manzanas, que se ubican más abajo en el listado con apenas 2,7 millones de dólares.

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En total, las exportaciones argentinas a Rusia durante este período sumaron 164 millones de dólares, lo que significa que las peras representaron aproximadamente un 16% del total de divisas generadas por las ventas hacia este destino.

Sin embargo, al analizar el panorama completo de las exportaciones frutícolas argentinas, la participación de Rusia no resulta tan predominante como podría parecer. En el caso de las manzanas, el mercado ruso representa solo un 6% del total exportado. Para las peras, el número es algo mayor: 17% del total exportado por Argentina tiene como destino final el mercado ruso. No obstante, estas cifras están muy lejos de los niveles que se registraban entre mediados de la década del 90 y principios de los 2000, cuando Rusia absorbía hasta el 35% de las exportaciones de peras y manzanas argentinas.

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Más allá de los valores monetarios, si se observan los volúmenes físicos exportados, el panorama cambia. En toneladas, los granos de soja lideran las exportaciones argentinas hacia Rusia, con 58.900 toneladas enviadas en los primeros cinco meses de 2025. Le siguen las peras, con 37.200 toneladas, los limones frescos con 12.100 toneladas, y finalmente las manzanas con apenas 2.500 toneladas. Esta diferencia evidencia cómo productos con menor valor FOB (valor en puerto de salida), como la soja, pueden desplazar en volumen a otros de mayor precio por unidad, como las peras.

Peras de baja calidad

Una característica particular que presenta el mercado ruso, para la oferta frutícola del Valle de Río Negro y Neuquén, es que ha sido tradicionalmente utilizado por los exportadores como una vía para colocar peras de calidad inferior. A diferencia de los mercados europeos o norteamericanos, que exigen altos estándares de calidad y presentación, Rusia funcionó -funciona todavía- como una especie de "válvula de escape" para la fruta de segunda o tercera categoría, que de otro modo tendría dificultades para encontrar salida comercial.

Este fenómeno ha permitido durante años descomprimir la oferta local, especialmente en temporadas de alta producción. Sin embargo, los márgenes económicos que se obtienen con este tipo de operaciones son, en muchos casos, mínimos o incluso nulos. En ocasiones, los retornos apenas alcanzan a cubrir los costos logísticos de traslado desde el Alto Valle hasta el puerto de San Petersburgo, que funciona como el principal centro de distribución para estos productos en territorio ruso.

En conclusión, si bien las peras argentinas siguen siendo el buque insignia de las exportaciones argentinas hacia Rusia, el contexto actual plantea importantes desafíos para el sector. El retroceso en la participación rusa dentro del total exportado y los bajos márgenes económicos dejan en evidencia la necesidad de diversificar mercados, mejorar la calidad del producto exportado y fortalecer la competitividad internacional del sector frutícola argentino.

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