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Reunión crucial hoy: buscarán solución para los 1.300 contenedores de cerezas en China

Se esperan hoy definiciones sobre los más de 1.300 contenedores de cerezas todavía varados en china. Los seguros, en la mira de esta crisis

El tiempo corre y las posibilidades son cada vez más remotas de que algún contenedor con cerezas de Chile -de los más de 1.300 todavía arriba del buque Maersk Saltoro- pueda estar autorizado a ingresar al mercado de China. Hace ya unas semanas, empresarios chilenos advirtieron que existían muy pocas posibilidades de que la carga de frutas pueda resistir los más de 50 días que sufrió en su viaje de viaje desde San Antonio (Chile) hasta el el puerto de Nansha (China).

La situación es muy complicada en varios frentes. Desde el punto de vista político, los Gobiernos de ambos países involucrados intentan buscar una salida consensuada para terminar por definir el conflicto. Las autoridades sanitarias de China (AQSIQ) ya realizaron su informe técnico sobre el estado de las cerezas en los contenedores ya inspeccionados. El documento paso a manos de funcionarios de Aduana, quienes comunicaron -la semana pasada- a las autoridades chilenas presentes que la fruta "no es apta para consumo humano" por lo que a esos contenedores se les prohibió el ingreso al territorio chino.

Hoy se realizará la segunda reunión -formal- entre las autoridades sanitarias y de Aduana de China, por un lado; y técnicos del Servicio Agrícola Ganadero de Chile (SAC), directivos de 'Frutas de Chile' y funcionarios de cancillería, por el otro. Según dejaron trascender fuentes del sector, en este encuentro los representantes chilenos insistirán continuar con la inspección de una mayor cantidad de contenedores para poder determinar si todos ellos se encuentran en las condiciones de los anteriores. Las autoridades chinas mantienen su postura de ajustarse a los protocolos que tienen para estos casos, que consiste en tomar un porcentaje de la carga que ingresa al país para su inspección; y sobre esos contenedores elegidos, a su vez, solo un porcentaje puede presentar daños. Si los números del protocolo no se cumplen, se rechaza la totalidad de la carga.

Hay que recordar que hasta la fecha del total de los 1.360 contenedores que tiene el Maersk Saltoro se han descargado 120 contenedores (8.8% del total de la carga) y sólo se han inspeccionado 20 contenedores (16.6% del total descargado en las playas del puerto), registrando todos ellos (100%) fruta en malas condiciones. Con este muestreo en planilla, es probable que la Aduana china no permita continuar con la operación de inspección y, más aún, teniendo en cuenta todos los trastornos que tuvieron las cerezas desde que salieron de tierras chilenas. La señal más clara de la posición china, es que hoy se cumple el día 8 de la llegada del Maersk Saltoro en Nansha, y la mayor parte de la fruta sigue arriba del barco; a lo que hay que sumar que en estos últimos cinco días no hubo ningún tipo de operaciones sobre esa carga.

Para poner en contexto, operadores del mercado señalan que los barcos express partiendo de los puertos chilenos cargados con contenedores de cerezas se demoran entre 20 y 25 días en llegar a China. El buque Maersk Saltoro, salió el 27 de diciembre desde San Antonio (Chile) y debería haber arribado en cercanías del 15 de enero a las lejanas tierras de China. Por problemas en su motores, llegó el lunes 17 de febrero pasada las 11 (hora en destino), al puerto de Nansha. Y ahora, hace ocho días que está varado en puerto con toda su carga sin desaduanar. Es decir que tiene un retraso de 40 días. Es más que lógico que la fruta en esos contenedores no se encuentra en condiciones. Las discusiones se centrarán hoy en este punto, y seguramente en ver cómo se comunica todo este desastre que fue el viaje de los más de 1.300 contenedores de cerezas arriba del Maersk Saltoro.

No se descarta también seguir prolongando esta agonía hasta que baje mediáticamente el tema, buscando así un menor daño sobre la imagen de Chile como exportador de frutas. Pero habría que ver cual es la posición de China frente a esta posible -y absurda- salida que se comentaba por algunos pasillos empresarios del sector.

Los seguros, la otra batalla legal

La crisis del Maersk Saltoro es un desastre con múltiples niveles de impacto. Cada actor involucrado fue afectado de forma distinta. Para los exportadores chilenos, esto significó las pérdidas totales tras una año de trabajo. Para los importadores chinos, también pérdidas millonarias por una carga que llegó tarde, en un mercado ya saturado y con precios desplomados. Para Maersk, un golpe logístico que los pone en el ojo del huracán. Y para las aseguradoras, un reto que pondrá a prueba los límites de las coberturas marítimas y probablemente reconfigurará la manera en que se diseñan estos productos en el futuro. Cada uno de ellos enfrenta su propia lucha en esta crisis.

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En los últimos días no se registraron movimientos sobre las carga del Maersk Saltoro en el puerto de Nansha.

En los últimos días no se registraron movimientos sobre las carga del Maersk Saltoro en el puerto de Nansha.

Un reciente trabajo realizado por el portal especializado Revista Marítima, detalla que para las aseguradoras involucradas, este caso será un punto de inflexión. En la industria de seguros en el transporte marítimo, los retrasos generalmente no están cubiertos. Las pólizas de carga suelen excluir pérdidas comerciales derivadas de demoras, salvo que exista una cobertura específica para ello. Ahora, las aseguradoras deben evaluar los contratos de seguro uno por uno para determinar:

-Si el daño a la fruta es un evento cubierto.

-Si la demora por falla mecánica es un riesgo asegurado.

-Si la naviera tiene responsabilidad en el siniestro.

Dependiendo de cómo se interpreten las pólizas, las aseguradoras podrían enfrentar pagos multimillonarios o rechazar las reclamaciones, dejando a los exportadores en una posición aún más precaria.

El Dilema Asegurador del Maersk Saltoro

El estudio remarca que las cláusulas de seguro marítimo han sido, desde tiempos inmemoriales, el salvavidas de los comerciantes y transportistas, la última línea de defensa contra las incertidumbres de los océanos. Sin embargo, cuando un evento como el del Maersk Saltoro irrumpe en el mercado, esas cláusulas, escritas en un lenguaje de precisión milimétrica, se convierten en un campo de batalla donde cada palabra es un arma y cada interpretación puede costar millones.

En este laberinto de contratos, el trabajo mencionado asegura que hay tres caminos que se cruzan: las cláusulas inglesas, que han regido el comercio marítimo durante siglos; las cláusulas alemanas, con su estructura de cobertura más flexible pero cambiante; y Value Protect, el producto estrella de Maersk, que hoy enfrenta su prueba más dura. Cada una de estas rutas podría ofrecer una salida… o cerrarse como una trampa legal para los exportadores chilenos.

- La Cláusula Inglesa: Entre la Fría Negación del Retraso y la Posible Redención de la Falla Mecánica. Las Institute Cargo Clauses (ICC), desarrolladas en Londres y adoptadas en todo el mundo, son la referencia indiscutida en materia de seguros de carga. Bajo estas cláusulas, los riesgos se dividen en categorías A, B y C, dependiendo del nivel de cobertura que ofrecen. Sin embargo, hay un detalle que resuena como un martillazo en la mente de los exportadores chilenos: las cláusulas inglesas, en todas sus variantes, excluyen explícitamente las pérdidas causadas por retraso, incluso si el retraso es consecuencia de un riesgo asegurado.

Pero aquí es donde la historia se complica. En la misma cláusula inglesa se establece que una falla mecánica grave del buque sí es un evento asegurado. Esto abre una grieta en el muro de negación. ¿Podría argumentarse que el daño a la fruta no fue consecuencia del retraso en sí, sino de la falla catastrófica del motor del Maersk Saltoro? Aparentemente, no hubo suspensión del fluido eléctrico en los contenedores refrigerados. Es decir, los sistemas de refrigeración siguieron funcionando, manteniendo la temperatura adecuada. La pregunta clave sería: ¿Cómo se podrá demostrar que la fruta se dañó específicamente por la falla del motor del barco y no simplemente porque llegó demasiado tarde al mercado? Si los exportadores quieren hacer valer la cobertura, deberán probar que la calidad de la fruta se deterioró por efectos de la avería mecánica y no simplemente por el tiempo transcurrido. Un desafío titánico que podría desencadenar una batalla pericial de dimensiones inéditas.

- La Cláusula Alemana: Las pólizas de seguro alemanas, desarrolladas bajo el German Insurance Association (GDV), han sido vistas tradicionalmente como una alternativa más flexible a las cláusulas inglesas para el sector de carga perecedera. A diferencia de estas últimas, algunas pólizas alemanas incluyen coberturas para retrasos, aunque con condiciones específicas y tasas mucho más altas. Sin embargo, el mundo cambió después del COVID-19, y con él, muchas aseguradoras alemanas ajustaron o limitaron sus coberturas de retraso.

Durante la pandemia, el comercio global se vio sacudido por un colapso logístico sin precedentes: buques detenidos en puertos congestionados, contenedores varados en terminales sin poder moverse, y retrasos de semanas y meses en todas las rutas marítimas del planeta. Las aseguradoras, que se vieron inundadas de reclamos por esto, respondieron con una estrategia de defensa para el futuro: ajustaron las pólizas, restringieron coberturas y, en muchos casos, algunas incluso eliminaron indemnizaciones por demoras prolongadas. Hoy, con las nuevas versiones de las pólizas alemanas, no es seguro que la cobertura por retraso aplique automáticamente. Algunas pólizas aún incluyen protección contra demoras, pero con límites y condiciones muy específicas. Otras han reducido drásticamente esta cobertura.

- Value Protect de Maersk: No es un seguro tradicional. Es una extensión de responsabilidad que Maersk ofrece a sus clientes como una protección adicional contra ciertos riesgos. Lo que diferencia a Value Protect es que sí incluye cobertura por daños a la carga causados por retrasos, lo que lo convierte en una de las opciones que podría terminar ofreciendo compensación a los exportadores chilenos. Pero hay un detalle que pocos conocen: Maersk tiene una retención de riesgo de aproximadamente US$10 millones antes de que los reaseguradores entren a absorber el impacto. Esto significa que, en un evento de esta magnitud, el mercado asegurador y reasegurador también se verá afectado, lo que podría alterar la disponibilidad y condiciones de Value Protect en el futuro. Si los exportadores chilenos han contratado Value Protect, sus reclamaciones podrían activarse más rápido que en los seguros tradicionales. Sin embargo, el volumen de contenedores afectados es gigantesco, y Maersk y sus reaseguradores enfrentarán una presión sin precedentes.

El Horizonte Legal y Asegurador

El caso del Maersk Saltoro ha desatado un torbellino en la industria aseguradora. La cláusula inglesa rechaza los retrasos, pero la falla mecánica del buque abre una brecha en la negación. Las pólizas alemanas podrían ofrecer cobertura, pero los cambios tras el COVID han restringido estas protecciones. Value Protect podría pagar, pero la magnitud del siniestro impactará el futuro del producto y del mercado reasegurador. En este momento, nadie tiene respuestas definitivas.

“El sector de seguros está alarmado y ha puesto en contacto a varios expertos en recursos para obtener una visión precisa de la situación. El estado técnico del buque, las causas y la calidad de la mercancía desempeñan un papel importante. Se han formulado las correspondientes reclamaciones de responsabilidad”, afirmó en su momento la empresa en un comunicado“. La compañía añadió que en los últimos años, las pérdidas por demora y las fluctuaciones de los precios de mercado no se han podido incluir en el mercado de seguros o solo con límites muy estrictos. Por lo tanto, se puede suponer que la industria aseguradora solo compensará una pequeña parte de un total posible.

Frente a todo este escenario, solo queda una certeza: la batalla por las indemnizaciones apenas comienza, y el desenlace de este caso podría cambiar para siempre la manera en que se aseguran las cargas perecederas en el comercio global.

Fuente: Redacción +P con aportes de Revista Marítima y Journal of Commerce.

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