Argentina: stock ganadero cayó 2,6 millones de cabezas en dos años
Datos oficiales señalan que el stock cedió 1,1 millones de cabezas, solo el año pasado. La sequía en los campos de Argentina, claves en este escenario.
En un nuevo revés para el campo, el stock de ganado vacuno de la Argentina volvió a registrar una caída significativa. Según un informe reciente difundido por el Gobierno nacional, durante el último año se perdieron 1.190.000 cabezas de ganado, llevando el total nacional a 51,6 millones, una cifra que no se observaba desde el año 2012.
La noticia golpea en un contexto ya complejo para la producción agropecuaria, donde la sequía persistente ha dejado huellas profundas en casi todas las regiones ganaderas del país. Sumando las pérdidas acumuladas entre 2023 y 2024, Argentina ha visto desaparecer del mapa casi 2,6 millones de animales, una cifra que pone en alerta al sector y que refleja una combinación de factores climáticos, estructurales y económicos que afectan de lleno a uno de los pilares históricos de la economía nacional.
El fenómeno climático de la sequía ha sido, sin dudas, el principal responsable de esta caída. En muchas regiones, las lluvias han sido escasas o directamente inexistentes durante los últimos tres años, afectando la disponibilidad de pasto, agua y forraje para el ganado. Esto obligó a muchos productores a adelantar ventas, reducir sus rodeos o directamente salir de la actividad.
Zonas tradicionalmente fuertes en producción, como el noroeste argentino (NOA), La Pampa, San Luis, Cuyo y parte de Santa Fe, fueron particularmente castigadas por la falta de agua. Allí, no solo disminuyó la cantidad de animales, sino que también se deterioraron los índices productivos. La reducción de los vientres —es decir, vacas madre y vaquillonas aptas para parir— fue uno de los indicadores más elocuentes de esta crisis.
Menos vientres, menos terneros
Uno de los datos que más preocupa a los analistas del sector es la disminución del stock de vientres, que cayó en aproximadamente 800.000 cabezas. Esta situación no solo refleja un presente complicado, sino que también condiciona el futuro, ya que afecta directamente la cantidad de terneros nacidos y, por ende, el potencial reproductivo de los próximos años.
De hecho, el informe oficial señala una leve baja en la cantidad de terneros nacidos en el último ciclo, aunque destaca un aspecto positivo: la eficiencia reproductiva del rodeo mejoró notablemente. A pesar de contar con menos vacas, los productores lograron una mayor cantidad de nacimientos por animal, ubicándose este año como el segundo mejor resultado reproductivo desde 2007.
Esto se atribuye, en parte, a una mayor adopción de tecnología, mejores prácticas sanitarias, mejoras en el manejo nutricional y una selección más eficiente de los animales que permanecen en el rodeo.
Patagonia y Corrientes, zonas donde crecen stocks
En un escenario mayoritariamente negativo, algunas regiones lograron marcar la diferencia. Tal es el caso de la Patagonia, que fue la única gran región del país que aumentó su stock ganadero, con un incremento del 8% respecto al promedio de los últimos años. Este crecimiento, inédito en este contexto, se explica por una combinación de condiciones climáticas más benignas y políticas locales de estímulo a la producción.
Otro ejemplo alentador es el de Corrientes, una provincia que en 2022 fue devastada por incendios forestales y que, sin embargo, logró aumentar su rodeo en un 3,5% durante el último año. Este avance se dio gracias a una buena tasa de natalidad y a una recuperación parcial de las condiciones forrajeras, además del esfuerzo sostenido de los productores para reconstituir sus campos.
El Gobierno nacional ha impulsado una serie de medidas orientadas a desregular el mercado de carne y aliviar la carga impositiva del sector. Entre las decisiones más relevantes se encuentra la eliminación de las retenciones a la carne de vaca y la reducción de las correspondientes al novillo, así como la remoción de trabas a las exportaciones.
Estas decisiones, muy celebradas por las entidades rurales, buscan estimular la producción y mejorar la competitividad internacional, en un contexto donde los mercados externos —especialmente China y la Unión Europea— siguen demandando carne argentina, a pesar de la caída del stock.
El desafío de la recuperación
Pese a las pérdidas cuantitativas, el informe destaca la resiliencia del sector ganadero argentino, que continúa produciendo y exportando en volúmenes altos, incluso con un rodeo más reducido. En buena parte, esta resistencia se debe a mejoras tecnológicas, avances en sanidad animal, uso racional del forraje y estrategias de manejo más adaptadas al nuevo contexto climático.
Sin embargo, la recuperación del stock ganadero no será inmediata. Expertos advierten que, en condiciones normales, reconstituir un rodeo puede llevar entre tres y cinco años, siempre que el clima acompañe. Para acelerar ese proceso, será clave una combinación de políticas públicas estables, inversión en infraestructura rural (agua, caminos, conectividad), acceso al crédito productivo y una mayor previsibilidad macroeconómica.
La ganadería argentina enfrenta un momento de inflexión. Con uno de los rodeos más importantes del mundo, y una tradición exportadora que la ubica entre los principales jugadores globales, el sector está obligado a reinventarse frente a los desafíos del clima, la economía y el mercado. El dato más reciente —la caída a niveles de stock de 2012— es un llamado de atención. Pero también puede leerse como una oportunidad para redefinir estrategias, mejorar la eficiencia y volver a crecer con bases más sólidas.
Mientras tanto, el campo sigue esperando lo que siempre ha necesitado para florecer: reglas claras, inversión sostenida y, claro está, un poco de lluvia.
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