barrera sanitaria

Barrera sanitaria de la Patagonia: ¿Por qué el consumidor debe pagar casi el doble por un kilo de carne?

Tras la resolución del SENASA eliminando la barrera sanitaria para las carnes, todos salieron a opinar. Y del consumidor de la Patagonia ¿Quién se acuerda?

La resolución 180/25 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) generó una crisis en toda la cadena del sistema ganadero de la Patagonia. Dicha resolución comunicaba a cada uno de los actores de la producción que se levantaba la barrera sanitaria que se implantó hace más de dos décadas. Ya a fines del año pasado el Gobierno Nacional anticipaba que el 1 de enero de 2025 dejaba de financiarla y que debía comenzarse a evaluar su apertura, ya que esta administración no consideraba compatible el mantenimiento de barreras internas al comercio dentro del país.

Los gobernadores de la Patagonia dilataron las respuestas, quizás pensando que Nación se olvidaría del tema debido a los numerosos problemas que enfrentaba. Pero fallaron en su apreciación. A principios de marzo, el Ejecutivo solicitó a las autoridades del SENASA que emitieran su posición respecto de la barrera del río Colorado. El escrito señalaba que, desde el punto de vista sanitario, no había argumentos para sostenerla. Días después, se autorizó la emisión de la resolución. Milei actuó como nos tiene acostumbrados. Si los gobernadores no presentaban propuesta alguna, se avanzaría de hecho... y así ocurrió.

Acto seguido el Gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, se mostró ‘ofendido’ por la medida, la que consideró unilateral, sin mencionar que hace casi un año el Gobierno Nacional les viene pidiendo definiciones sobre el tema. Sin dudas fallaron las segundas líneas de su administración que no supieron interpretar lo que se venía. Eso mismo pasó en Neuquén con el secretario de Producción, Juan Peláez, que solo atinó a decir horas después de oficializarse la resolución 180 del SENASA que la medida “nos tomó por sorpresa”. Como mínimo, una respuesta políticamente incorrecta.

En las últimas 48 horas todos los actores de la cadena salieron a protestar lo que consideran como un ‘derecho adquirido’, la imposición de una barrera que fue colocada hace ya más de dos décadas y que no cumplió la mayor parte de los objetivos para la que fue creada.

Todos opinaron. Productores ganaderos, veterinarios, funcionarios, industriales y frigoríficos, entre otros de los tantos actores. Pero nadie se preguntó ¿Qué opinan los consumidores de toda esta situación? En definitiva son el último eslabón de la cadena productiva/industrial y los que hoy pagan hasta un 100% más, que en los mercados del norte del río Colorado, por llevar un kilo de carne a su mesa familiar.

Sólo hizo una mención para el consumidor el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, aunque en forma indirecta, en su cuenta X al mencionar esta semana tras una reunión con el ministro de Economía Luis Caputo que “Tenemos que eliminar injusticias en la Patagonia, bajar el precio de la carne y proteger a nuestros productores…”. Un mensaje algo difuso. Primero porque hace mucho tiempo que está en cargos ejecutivos y legislativos, y hasta ahora hizo muy poco para “eliminar estas injusticias” que ya están hace más de 20 años en su provincia. Y en segundo termino porque no explica que medidas tomará para buscar ese equilibrio ideal que menciona con gran ímpetu a través de las redes sociales. Pero no hay que ser injustos, esperemos un tiempo para analizar cuáles son las propuestas que presentará para hacer compatible la baja de precios al consumidor y la rentabilidad de los ganaderos.

Frías estadísticas

Uno de los mayores argumentos que existe para los defensores de la barrera sanitaria es el desarrollo que ha mostrado la ganadería de la Patagonia en estas últimas dos décadas, que se refleja entre otras variables en el stock ganadero de las provincias involucradas.

Embed

Datos del SENASA dan cuenta que durante el período 2008-2024 las existencias bovinas del norte de la Patagonia (Neuquén y Río Negro) pasaron de las 819.000 a las 901.000 cabezas, número que muestra un crecimiento de tan solo el 10% en el período bajo análisis. Se toma el año 2008 ya que es el primero que el organismo sanitario nacional tiene contabilizado estadísticamente.

Pero supongamos que, independientemente de los stocks, crecen desde la región las exportaciones a los mercados de los circuitos no aftósicos -uno de los objetivos de la barrera ya que en estos destinos se logran precios por encima del 50% sobre aquellos mercados aftósicos- el dato sería más que alentador. Pero las estadísticas oficiales muestran que de las 30.000 toneladas que se faenaron en 2023 solo 900 toneladas se exportaron; es decir 3% del total de lo que se produce en Patagonia Norte se orienta al exterior. Una cifra realmente marginal. De ahí que no se termina de comprender cuando algunos defensores de la barrera sanitaria aducen que "la región perdería los mercado externos" si se elimina la misma. Un argumento que carece de respaldo estadístico.

La evolución que presentan los números de los distintos cortes de carne en góndola es otra de las frías estadísticas que juegan claramente en contra del consumidor del norte de la Patagonia. Tomamos en este caso el asado, producto emblemático para las familias neuquinas y rionegrinas. Los precios en los últimos meses se dispararon tanto en moneda local como como en 'moneda dura' buscando así quitarle de alguna manera, aunque parcialmente, los efectos distorsivos de la inflación.

Embed

Tal como se refleja en la gráfica adjunta, los consumidores abonaron el mes pasado el kilo de asado con hueso, en promedio, cerca de los 20.000 pesos una cifra que muestra valores récords en términos nominales y cuando se lo lleva a dólares. Se podría alegar como defensa de la cadena comercial la estacionalidad que está presentando la carne estos momentos. Pero cuando se compara las cifras de febrero 2025 contra las del mismo mes del año pasado se observa que el valor en góndola creció -en dólares- cerca del 70% y un 47% -siempre en la misma moneda- cuando se lo relaciona con la cotización de febrero de 2022. Comparando estos valores que paga el consumidor local respecto de aquel que habita en el resto del país, las diferencias son enormes. Durante el mes pasado un neuquino llegó a abonar casi el doble por un kilo de este corte en nuestra región respecto de la media que se pagó en el resto del país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Embed

Los precios del resto de los cortes de carne, muestran una tendencia general también al alza. Es decir que los aumentos que se registran en la región respecto del resto del país no discriminan a la carne con hueso de aquella sin hueso. En las góndolas de las cadenas y comercios de Río Negro y Neuquén la suba de precios registrada va mucho más allá del juego de la oferta y demanda que se conoce y ha sido convalidad en estás últimas décadas por el consumidor.

Uno de los puntos que señala la cadena comercial frente a este escenario para argumentar la suba de precios en las góndolas en el crecimiento que registró la hacienda en pie en todo este último tiempo.

Embed

En este gráfico se puede observar como evolucionó el valor del kilo vivo de la hacienda en todo este último tiempo, tocando valores récords en términos nominales. Al estar impactado por la inflación, es difícil poder tener una idea real del crecimiento registrado. Es por ello que llevando los valores a 'moneda dura' se puede llegar a tener una impresión más acertada de la realidad.

Embed

Aquí se puede determinar que el precio del kilo vivo tocó el mes pasado, en dólares, valores récords de las últimas décadas. Creció en términos interanuales alrededor del 65% y tuvo una suba del 15% respecto de febrero de 2023. En este tipo de análisis, no hay que dejar de mencionar el retraso cambiario que está sufriendo la economía nacional lo que hace que los valores en dólares tiendan a crecer en forma más desproporcionada que lo normal.

A la estadística presentada hay que señalar los detalles que menciona el último informe del Instituto nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) sobre la oferta de hacienda sobre los Valles del norte de la Patagonia. El escrito destaca falta de oferta de gordo, perdida de stock provocada por la sequía de años anteriores y la actualidad con campos empastados y un buen contexto internacional, que hacen un combo interesante para las expectativas del sector. La situación se reflejó en los últimos remates con terneros de 200 kilos que alcanzaron los 5.800 pesos. Agrega por otro lado que lo que no acompaña hasta ahora es el valor de la 'vaca de refugo', se aproxima la zafra y los valores de China son pobres.

Pero tal vez el dato comparativo que más llama la atención en las estadísticas volcadas en este informe es la evolución que tuvo el kilo vivo respecto de los cortes en góndola que pago el consumidor.

Embed

La gráfica adjunta refleja que mientras el kilo vivo de hacienda creció en términos interanuales el 110%, el asado se mantuvo en estos mismos niveles, no así dos cortes tradicionales como la bola de lomo y la carne picada especial, que mostraron un crecimiento bastante menor.

Esto en definitiva muestra, por un lado, que la cadena comercial probablemente tuvo que absorber gran parte del incremento registrado en la hacienda local y no pudo trasladarlo al consumidor en forma lineal. ¿Por qué el asado no mostró la misma tendencia? Seguramente por la mayor demanda turística que fue la que apuntaló los precios de producto. Pero aquí también hay que remarcar que, posiblemente, en este caso el ingreso de carne sin hueso del norte de la barrera sanitaria fue también la que amortiguó los precios de este tipo de cortes en las góndolas.

Algunas conclusiones

Las preguntas de rigor que muchos ciudadanos neuquinos y rionegrinos se hacen a esta altura de los acontecimientos son: ¿Por qué estamos obligados a pagar más por un kilo de carne que en el resto del país?, ¿Por qué se privilegia a una actividad en desmedro de toda la población?, ¿Por qué el Gobierno no toma medidas para hacer justicia sobre lo que están padeciendo una mayoría?, ¿Cómo es posible que se intervenga un mercado para favorecer a unas minorías?...y seguramente existan muchos interrogantes más.

La barrera sanitaria permitió al sistema ganadero local mantener un mercado cautivo. Uno de los objetivos de esta medida era sostener el estatus sanitario de toda la región para permitir el desarrollo de la actividad y poder exportar la producción de carne a los mercados del circuito no aftósicos generando divisas al país y una rentabilidad adecuada para la toda la cadena ganadera. Paralelamente, el consumo interno de la región de la Patagonia iba a llegar de la oferta del norte a precios razonablemente similares (sumando el flete por el traslado del producto) de los que se pagaba en esos mercados. Solo se especulaba que el asado iba a ser un corte sobre el que había que trabajar para mantenerlo con cotizaciones similares a las del resto del país.

En definitiva el objetivo del desarrollo de la cadena de carnes en la Patagonia se basaba en la renta extraordinaria que iban a generar las exportaciones, compensando así los problemas de competitividad que pudieran existir al producir en campos marginales para la ganadería tradicional. Pero este concepto nunca se pudo plasmar en la realidad y quien hoy está pagando el costos de la falta de competitividad es el consumidor. El interrogante que nace tras esta explicación es: ¿En justo que toda una sociedad termine subsidiando a una actividad cuando estaba claro desde un principio que esto no debería ser así? Una respuesta que probablemente debería emerger de una mesa de debate donde estén todos los actores del sistema, inclusive los consumidores, que hoy, lamentablemente, son 'convidados de piedra' en toda esta fiesta.

En esta nota

Dejá tu comentario