Neuquén: "Ser eficientes ya no es una opción, es la única forma de seguir produciendo"
Lo aseguró Marcos Lauge, director de Ganadería de Neuquén. Mencionó los problemas que está generando la sequía y la flexibilización de la barrera sanitaria.
La ganadería de Neuquén atraviesa un momento complejo y decisivo. A la sombra de una emergencia provincial recientemente declarada y en medio de un escenario climático cada vez más adverso, el sector busca sostener sus niveles de producción y consolidar una eficiencia que le ha permitido diferenciarse dentro de la Patagonia. Mientras otras provincias sufren caídas abruptas en sus niveles de faena, Neuquén logra mantenerse firme, con indicadores que, si bien han tenido altibajos, aún muestran un panorama más favorable que el de sus vecinas.
La declaración de emergencia agropecuaria, que abarca desde enero de este año, llega como una herramienta clave para acompañar a los productores frente a la sequía persistente y las tensiones derivadas de las recientes flexibilizaciones sanitarias. En este contexto, la Mesa Ganadera de Neuquén se ha convertido en el ámbito estratégico donde se articulan las políticas públicas, el financiamiento, la asistencia técnica y las proyecciones a futuro para un sector que representa una porción vital de la economía provincial. Ayer volvió a reunirse en el marco de la Expo Bovinos de Junín de los Andes.
Para profundizar en este escenario, conversamos con Marcos Lauge, director de Ganadería y Salud Animal de la subsecretaría de Producción de Neuquén, quien detalló las medidas que se están impulsando, el impacto del cambio climático en la producción, las diferencias con otras provincias patagónicas y los desafíos que enfrenta la actividad tras la modificación de la barrera sanitaria.
–¿Qué se trabajó en la Mesa Ganadera?
–Se plantearon las acciones enmarcadas en la declaración de emergencia; este fue el tema de cabecera. Trabajamos en todo lo que ya se viene haciendo a lo largo del año y en lo que se va a implementar específicamente a partir de la reciente aprobación del decreto de emergencia provincial. Es un espacio de articulación entre el Estado y los productores donde se ajustan las políticas para acompañar al sector en un momento muy delicado.
–¿Y qué es lo que se va a hacer concretamente?
–Buscaremos la convalidación de la emergencia a nivel nacional para que los productores puedan acceder a los beneficios impositivos que dependen de Nación. No hay que olvidar que la declaración provincial salió ahora, pero contempla el período productivo desde enero, que es cuando el sector comenzó a verse afectado. Estamos trabajando en la adecuación de las medidas del año pasado: una nueva batería de líneas de crédito para el sector ganadero, con el objetivo de readecuarlas, refondearlas, bajar las tasas, ampliar los plazos y adaptarlas al contexto actual. Incluso incorporamos, como en este caso, financiamiento para la reposición de reproductores, que es clave para sostener la estructura productiva.
–¿Hay alguna proyección que indique cómo viene la sequía en la región?
–Por el momento no manejamos proyecciones propias, pero está claro que el cambio climático va a seguir con esta misma tendencia. Por eso seguimos trabajando y compartiendo información técnica mediante charlas y capacitaciones en toda la provincia. Proyecciones elaboradas por el INTA, basadas en estudios que se vienen realizando desde hace más de dos décadas, muestran que si comparamos el período 2000–2010 con el 2011–2025, hay un diferencial de entre el 25% y 30% menos de precipitaciones, junto con un aumento de entre 1°C y 1,5°C en las temperaturas medias de la región patagónica, incluida la provincia de Neuquén. Esto obliga a repensar las estrategias de manejo y la planificación de la producción a largo plazo.
Diferencias con otras provincias
–En este contexto, ¿por qué Neuquén muestra una suba en su faena cuando en el resto de las provincias se observan sensibles bajas?
–Se viene trabajando desde hace muchos años en mejorar la eficiencia de producción en el campo, y eso hoy se ve reflejado en varios indicadores, incluso en el nivel de faena provincial. Las capacidades de engorde, el manejo del rodeo y todo lo que implica eficiencia ganadera son hoy nuestra prioridad. Neuquén ha avanzado en prácticas de manejo sustentable, en la incorporación de genética adaptada al ambiente y en el fortalecimiento de la sanidad animal, lo que le permite mantener su competitividad aún en condiciones adversas.
–¿Por qué tanta diferencia con Río Negro, donde la faena se desploma?
–Es un sistema productivo distinto, con escalas y condiciones diferentes. Nuestra base productiva, la cría, se concentra en la zona cordillerana, que tiene un régimen hídrico más favorable que la estepa rionegrina, donde las lluvias son extremadamente bajas. En ese sentido, Río Negro está mucho más castigada. Si bien han apuntalado la producción bajo riego –de hecho, son la punta de lanza en la región en ese aspecto–, la base extensiva sigue muy afectada por la falta de agua y pasto. Neuquén, por su parte, tiene una estructura más equilibrada entre zonas húmedas y secas, lo que le da mayor resiliencia.
–La barrera sanitaria y la sequía, ¿cambiaron la lógica del negocio ganadero en Neuquén?
–Sí, sin duda. Arrancamos el año con una perspectiva muy positiva: todos los meses veníamos superando los indicadores del año pasado. Pero todo cambió con la modificación de la resolución que flexibilizó la barrera sanitaria en marzo. Ese anuncio generó gran incertidumbre en el mercado, justo en un momento clave, cuando se realiza la zafra de extracción de terneros. Hubo productores que vendieron mal, otros que directamente no vendieron. Se rompió el equilibrio de un mercado que venía funcionando bien. En los primeros tres meses del año, los indicadores de faena eran mucho mejores que en 2024, pero a partir de marzo empezó a desacelerarse. Con la apertura del asado en julio, no solo Neuquén sino todas las provincias patagónicas registraron una merma del orden del 10% en la faena. Aun así, Neuquén logró defenderse mejor y terminó los primeros nueve meses de 2025 con un nivel de faena superior al del año anterior.
–¿Fue duro para la ganadería neuquina enfrentar esa situación?
–Sí, el desconcierto fue muy alto. Muchos productores malvendieron, otros frenaron inversiones que ya tenían planificadas. Nadie sabía a ciencia cierta cuál sería el impacto real de la flexibilización de la barrera, y eso paralizó al sector. Ahora estamos viendo cómo se estabilizan los precios y cómo el mercado empieza a normalizarse. Pero con el verano que se prevé seco, habrá que ajustar las cargas y ser más eficientes que nunca. La clave será el manejo racional de los recursos: tanto los pastizales naturales como el agua, que es indispensable en estas condiciones. Todo esto debe ir de la mano con las buenas prácticas ganaderas, que hoy son más importantes que nunca.
Desafíos hacia el futuro
La ganadería neuquina enfrenta un desafío estructural: sostener su crecimiento en un escenario climático restrictivo y con tensiones de mercado que no siempre dependen del ámbito local. Desde el Ministerio, la apuesta pasa por fortalecer la asistencia técnica, la infraestructura hídrica, las líneas de crédito blandas y la articulación público-privada, sin descuidar el enfoque ambiental.
Mientras los productores se preparan para un nuevo verano seco, la provincia busca consolidar un modelo de ganadería eficiente, resiliente y sostenible, que no solo garantice la producción, sino que también preserve los recursos naturales que la hacen posible. En palabras de Lauge, “ser eficientes ya no es una opción: es la única manera de seguir produciendo en un mundo que cambia cada vez más rápido”.
Fuente: Redacción +P.
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