Pasan de la oveja a la vaca: Avanza un cambio radical en la ganadería de Río Negro
Es una decisión de autodefensa ante el avance de los depredadores, la sequía, y el abandono progresivo de los campos. La salida es producir terneros para venderlos en Alto Valle o Valle Medio.
“Ese desplazamiento vino del este y se va corriendo”, afirma Rocío Álvarez, al ser consultada sobre un cambio radical que se vive en los campos de la región sur de la provincia de Río Negro, donde se está mutando de la cría de ovinos a la cría de vacunos, a pesar de la fragilidad del entorno natural, marcado por la falta de lluvias y suelos poco fértiles. Rocío es una ingeniera agrónoma que ingresó a la Oficina de Extensión de INTA de Los Menucos en el 2008 y conoce en detalle la dinámica de los campos de esta zona de la provincia.
El origen es “multicausal”, pero ha tenido un peso determinante “la plaga”, como aquí se denomina a la depredación que hace el zorro colorado y el puma, un factor que hizo bajar los brazos a muchos pequeños ganaderos, lo que derivó en el abandono de muchos campos, algo que esta técnica pudo corroborar al participar del censo nacional agropecuario del año 2018. “Había mucho campo abandonado ya en ese momento. Campos sin animales y sin gente también. Entonces, cuando vos hablás de querer hacerle frente al puma, sin animales y sin gente, es imposible”.
Para los pocos que fueron quedando, la tarea de sobrevivir en el campo se hacía aún más titánica, y emprendieron el cambio. Aunque no es fácil, porque “esta transición el productor no la hace de la noche a la mañana. Ese productor sabe lo que es una oveja, sabes cómo darle de comer, cómo es el manejo. Casi que tiene un doctorado, y pasarse a la vaca es empezar de vuelta”.
Puso como ejemplo de este fenómeno lo que ocurre en campos aledaños a Sierra Colorada: “si hay 3.000 ovejas en los campos que hay alrededor, creo que es mucho. El resto, todo el resto, es de vaca”.
Que la transición comenzó “desde el este”, implica que se inició en la zona más próxima a la costa, por San Antonio Oeste, y avanzó por Valcheta, Ramos Mexía y ha llegado a algunos establecimientos al norte de Maquinchao. Para el oeste, los campos cambian y merma la presencia de los depredadores.
Una vez tomada la decisión de sacar las ovejas y pasar al bovino, vienen las consultas a los técnicos, porque hay que sacar muchas cuentas para que siga siendo negocio, y eso implica hacer un manejo adecuado de la carga animal a la que se somete el pastizal.
En ovejas, se calcula un capón cada 9 hectáreas. En vacas, una cada 60 u 80 hectáreas, depende la zona. Uno pesa 35 kilos, y la vaca anda cerca de los 400 y necesita 20 litros de agua diarios para vivir.
Algunos pasos claves
Al pasar al vacuno, hay algunas adaptaciones básicas a afrontar. Primero seguir los protocolos sanitarios (como vacunas o sangrados por la brucelosis), para que el establecimiento tenga el alta del SENASA para poder sacar los animales. Luego tener corrales de otras características para hacer el manejo (tacto y suplementación), y además de tener la capacidad de analizar el nuevo negocio.
Una opción es, luego de la parición, aguantar el ternero en el campo, sin mayores intervenciones, y al llegar a poco más de 200 kilos venderlo en algún engorde o feedlot del Valle Medio o Alto Valle. Ese camino tiene un riesgo: Que la vaca, con poco pasto y un ternero al pie, pierda “condición corporal”, y no entre en las mejores condiciones en el siguiente ciclo reproductivo, lo cual baja la tasa de parición. Esto es, en vez de tener 40 terneros de 40 vacas, se van a obtener 30. “El manejo es finito, y si vos haces macana, perdés mucha plata. Y si perdés mucha plata, esos sistemas no van a ser rentables y lo más probable es que en dos, tres años, cinco años, desaparezcas como productor”, dice la agrónoma.
Además, la vaca, al afrontar una demanda nutricional más prolongada con el ternero al pie, come más y en esta zona lo que no abunda son pastos. La consigna planteada fue: “Bajar la presión sobre el pastizal”.
Fábrica de terneros
La opción que surge como más atractiva (y sobre eso giró una charla brindada por el personal del INTA en la Sociedad Rural del Alto Valle con sede en General Roca), es el “destete precoz”, para quitarle esa demanda de energía a la vaca y al campo, y enfocarse en la producción de terneros mediante suplementación.
Es necesario contar con un corral, algo de sombra y agua. En el horizonte asoman dos atractivos que antes no existían y alientan este cambio del ovino al bovino: Uno es la mayor facilidad para acceder a granos y forrajes atento la creciente producción en las zonas bajo riego de Valle Medio y Alto Valle. En esta última zona existen ya 8.000 hectáreas de alfalfa y otras 2.000 de maíz. El otro factor, es la creciente demanda de terneros por parte de los dueños de los engordes de la provincia, atento la sostenida demanda de carne de los grandes centros urbanos de la región. Los “fedloteros” están condicionados por la barrera sanitaria al no poder comprar terneros para su terminación al norte del río Colorado.
Una vez que se separa al ternero de la madre, cuando pesa entre 70 y 100 kilos, “sí o sí necesitas 100 días, en los que tenés que estar dando de comer todos los días la ración necesaria para mantenerlos”, y con una ganancia de peso del orden de 1,1 kilo por día “un macho lo podés llevar hasta 230 kilos, o 240 kilos”. Ese es el momento de la “cosecha” y se salen a buscar compradores.
Otra consigna para alentar el destete precoz es “rescatar la vaca, para preservar su estado corporal, para que pueda volver a reiniciar ciclo productivo con normalidad”. Este factor es considerado clave, y el productor debe agudizar la mirada y llevar un detalle de que tan flaca o tan gorda está su hacienda. Hay una escala que va de 1 a 3, y el número menor indica un valor nutricional preocupante. Al menos debe llegar el animal a un grado intermedio: “Tiene que estar en 2 y 2.5. Menos de eso, la vaca no entra en celo”.
Alimentación
La dieta más usual es un 70% de pasto y un 30% de balanceado común. Las pruebas experimentales indicaron que no hay diferencia en la ganancia de peso frente el balanceado específico para terneros de destete.
La meta es aportar un 18% de proteínas, que también se puede obtener de expeller de soja (el resultante del prensado del poroto de soja para obtener el aceite), o maíz. “Es similar la conversión”, comentó Álvarez sobre la ganancia de peso del animal con estas opciones y fue concluyente ante el auditorio de ganaderos: “el destete es clave ante la sequía”. También fue clara al afirmar que en los campos de la región sur “no se puede hacer recría”, esto es dejar el animal en el campo hasta que esté “terminado”. Es mejor opción vender terneros a los engordes. El destete “es un ciclo rápido”, que garantiza ingresos más seguros, porque “el ternero es más eficiente ganando kilos”. “La recría es no rentable”, acotó.
Álvarez llevó a la charla el ejemplo de dos establecimientos, Don Basilio (42 vacas) y Los Dos Hermanos (25 vacas), donde ya habían pasado tres generaciones de criadores de ovinos, y por “problemas de plaga”, a lo que se sumaron bajos porcentajes de señaladas y ovejas flacas, resolvieron no seguir con las ovejas.
Sobre estas experiencias, comentó en diálogo con +P que “los que lograron reacomodarse rápido, hacer la infraestructura, pedir ayuda, lograron buscarle la vuelta y entendieron que el negocio va con determinadas exigencias”, como ordenar el manejo y planificar el año, porque “si tenés 40 vacas, necesitás sacar 40 terneros. Si sacás 30, estás perdiendo plata”.
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