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Se desploman las exportaciones de vino de EE. UU. a China: ¿Oportunidad para Argentina?

La caída del 70% en las ventas de EE.UU. a China abre una ventana que Argentina, aunque advierten que sin estrategia será difícil ganar terreno.

El mercado chino de vinos, estimado en miles de millones de dólares, atraviesa un proceso de transformación sin precedentes. La desaceleración económica, el cambio en los hábitos de consumo y la competencia creciente han configurado un escenario complejo en el que algunos pierden terreno y otros ganan posiciones. En este tablero, Estados Unidos (EE. UU.) acaba de sufrir un golpe devastador: según el informe “Wine Market Update 2025” (CH2025-0190) publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), sus exportaciones de vino al gigante asiático se derrumbaron un 70% entre enero y julio de 2025, cayendo a apenas 17,4 millones de dólares.

El contraste con 2024 no podría ser más marcado: ese año, las ventas estadounidenses alcanzaron los 96 millones de dólares. El desplome deja a los productores norteamericanos al borde de la irrelevancia en un mercado en el que, históricamente, buscaban consolidarse como alternativa a Australia, Francia y Chile.

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El golpe para EE. UU. se inscribe en un marco más amplio. De acuerdo con datos de la Administración General de Aduanas de China (GACC), las importaciones totales de vino alcanzaron los 879 millones de dólares entre enero y julio de 2025, lo que representa una caída del 3,2 % respecto al mismo período de 2024. Si bien la baja no parece dramática, revela un estancamiento en el consumo general que obliga a los exportadores a repensar estrategias.

El informe del USDA destaca un cambio cultural de fondo: tras la pandemia, los consumidores chinos priorizan más la salud, los viajes y el tiempo en familia que los artículos de lujo. El vino ya no es tanto un símbolo de estatus, sino un producto de consumo cotidiano que debe ofrecer valor. De ahí que los segmentos premium se enfrenten a dificultades, mientras que crecen las ventas en canales como Sam’s Club y Costco, que ofrecen etiquetas accesibles y confiables.

Australia resurge, EE. UU. retrocede

La contracara de la debacle estadounidense es el resurgimiento australiano. Tras la eliminación de trabas arancelarias, Australia aumentó sus exportaciones un 28,3% en 2025, alcanzando los 366,5 millones de dólares en ventas al mercado chino. Francia, aunque sigue siendo un jugador dominante, también experimentó retrocesos. Países más pequeños, como Nueva Zelanda y Georgia, en cambio, lograron expandir su presencia, señal de que los consumidores chinos están abiertos a explorar nuevos orígenes.

En ese contexto, el colapso estadounidense no solo refleja la pérdida de competitividad, sino también la dificultad de conectar con un consumidor cada vez más orientado al precio, a los vinos blancos y espumosos, y a experiencias de compra digitales.

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Crece la oferta de vinos de Australia en las góndolas chinas.

Crece la oferta de vinos de Australia en las góndolas chinas.

El estudio oficial identifica tres segmentos clave en el consumo de vino importado en China:

-Institucional y corporativo, en declive por restricciones de gasto oficial.

-La comunidad sofisticada, que incluye a las mujeres profesionales urbanas de entre 30 y 45 años, motor de la demanda de vinos blancos y espumosos de bajo alcohol.

-Los jóvenes, interesados pero poco familiarizados con la cultura del vino, lo que exige campañas de educación y marketing adaptado.

Las ciudades de primer nivel —Shanghái, Shenzhen, Beijing, Chengdu y Guangzhou— concentran la demanda y son la puerta de entrada más relevante para cualquier exportador. A la par, el comercio electrónico y las redes sociales como Douyin o Xiaohongshu se han vuelto imprescindibles para posicionar marcas.

Argentina: ¿la oportunidad esperada?

Argentina ocupa el décimo lugar entre los principales proveedores de vino a China, con apenas poco más del 1% de participación en valor, según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). Francia, Australia y Chile encabezan el ranking. Sin embargo, la abrupta retirada estadounidense abre un espacio que podría ser aprovechado por el vino argentino, especialmente en segmentos donde el origen aún no define al consumidor.

El problema, según advierten especialistas, no está en el producto, sino en la estrategia. “La Argentina carece de un plan estructurado para Asia. No tiene presencia institucional permanente, ni embajadores de marca locales, ni una narrativa coordinada entre regiones, bodegas y promotores”, señala Maximiliano Postigo, consultor en China. “Las bodegas que logran avances lo hacen por mérito propio, como cazadores solitarios, pero nadie gana solo en un mercado como este”, advierte.

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A ello se suman las dificultades logísticas y los costos internos, que limitan la competitividad frente a países como Chile o Australia, con ventajas geográficas y acuerdos comerciales favorables.

Para ganar relevancia en el mercado chino, Argentina necesita más que calidad en botella. Se requieren políticas sectoriales y un plan de inserción sostenido que combine:

-Presencia en ferias como ProWine China y la China International Import Expo, que permiten conectar con distribuidores locales.

-Aprovechamiento de las tiendas club y el e-commerce, dos canales en auge que podrían posicionar al vino argentino como opción de valor confiable.

-Educación y storytelling, con programas que transmitan la identidad del vino argentino y su diversidad de regiones.

-Adaptación logística, mediante soluciones como depósitos aduaneros o alianzas con importadores locales que faciliten la distribución.

-Campañas digitales localizadas, aprovechando influencers y plataformas chinas, para conectar con consumidores jóvenes y urbanos.

La oportunidad existe, pero requiere estrategia y coordinación. Argentina no puede competir en volumen con Australia o Chile, pero sí en diferenciación, autenticidad y calidad percibida.

Un mercado competitivo

El mercado chino no da segundas oportunidades: exige adaptabilidad, inversión y visión de largo plazo. Mientras Estados Unidos lidia con su desplome y Australia recupera terreno, Argentina se encuentra ante una disyuntiva. Puede seguir siendo un actor marginal o apostar a construir presencia estructural.

La ventana de oportunidad no estará abierta para siempre. En un entorno donde los consumidores se mueven rápido y la competencia se reinventa con agilidad, Argentina necesita decidir si dará el salto. La pregunta que queda es si el sector tendrá la capacidad —y la voluntad— de articular una estrategia común para que el mal momento estadounidense se convierta en el inicio de una nueva etapa para el vino argentino en China.

Fuente: USDA, OEMV, GACC y aportes de Redacción +P.

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