Proyecciones optimistas para cereales en 2025: ¿la Patagonia tiene el potencial para liderar?
La Campaña Gruesa 2025/26 promete récords en maíz y girasol. Pero la verdadera revolución está en el Sur: la Patagonia alcanza rendimientos que desafían a Iowa.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) marcó el pulso de la agroindustria con el lanzamiento de la Campaña Gruesa 2025/26, presentando las primeras proyecciones que delinean un ciclo productivo robusto. Con un escenario climático neutro a mediano plazo y excelentes reservas hídricas, las estimaciones son optimistas para los cereales, aunque reservadas para la oleaginosa emblema.
Para el ciclo 2025/26, la BCBA proyecta un incremento del 18,4% en la producción de maíz y un 16% en girasol respecto a la campaña anterior. En contraste, se espera una caída del 3,6% en la producción de soja. La superficie destinada a los cuatro cultivos principales de gruesa totalizaría 17,6 MHa para soja (con una baja interanual del 4,3%), 7,8 MHa para maíz (aumento del 9,9%), 2,7 MHa para girasol (22,7%) y 0,9 MHa para sorgo (10%).
La explosión del maíz y la demanda de tecnología
Las proyecciones sitúan la producción total de maíz en 58 MTn, con 5,8 MTn para girasol y 48,5 MTn para soja. La entidad destaca una fuerte intención productiva de aplicar un alto nivel tecnológico, especialmente en maíz con destino a grano comercial, donde se anticipa un aumento potencial del 8% en la adopción tecnológica. Los productores priorizan la elección de material de siembra de élite y el uso intensivo de fertilizantes.
Ramiro Costa, economista jefe de la BCBA, enfatizó que la producción total proyectada de 142,6 millones de toneladas representa un aumento del 8,9% respecto a la campaña previa. Este volumen récord impulsaría las exportaciones hasta los 32.938 MUSD (+3,3%) y generaría una recaudación fiscal consolidada de 12.905 MUSD (+6,5%). Sin embargo, Costa advirtió que el potencial del país es superior: "Nuestro país con más y mejor adopción de tecnología podría alcanzar fácilmente los 155 mill de tons de producción, para lo cual es requisito fundamental la adopción de políticas estables y de largo plazo que tiendan a una reducción de la carga impositiva".
El presidente de la Bolsa de Cereales, Ricardo Marra, reiteró el reclamo histórico del sector por la eliminación de impuestos distorsivos y la necesidad de políticas previsibles que no alteren la dinámica comercial del mercado de commodities, a pesar de valorar la eliminación de la brecha cambiaria y las restricciones a las exportaciones por parte del Gobierno.
Patagonia reconfigura el mapa cerealero
El panorama optimista del maíz adquiere una dimensión inédita al mirar hacia el sur. La Patagonia, tradicionalmente subestimada, emerge como una nueva frontera productiva de alto rendimiento gracias a la agricultura bajo riego.
Magalí Gutiérrez, ingeniera agrónoma y coordinadora técnica zonal de la chacra Vinpa (Valles Irrigados Norpatagónicos) de Aapresid, reveló en declaraciones a +P que los valles de Río Negro alcanzan potenciales productivos asombrosos. En condiciones de manejo optimizado, se han logrado rindes de hasta 17.500 kilos de maíz por hectárea y 10.000 kilos de trigo.
Gutiérrez afirmó que, en maíz y trigo bajo riego, los rendimientos potenciales de Norpatagonia "están entre los mayores rendimientos potenciales del país" y son "comparables a los de Iowa, el centro del corn belt de Estados Unidos". Este logro se obtiene a partir de la inversión en riego por aspersión (pivot) que, en zonas semiáridas, transforma suelos que antes se catalogaban como no agrícolas.
El potencial de crecimiento es inmenso: los valles tienen alrededor de 400.000 hectáreas potencialmente regables. Aunque el desarrollo requiere grandes inversiones en infraestructura y servicios, esta realidad patagónica demuestra que la tecnología, la inversión y el manejo optimizado pueden redefinir los límites de la producción cerealera argentina, garantizando una estabilidad de rindes que el rainfed farming de la zona núcleo no siempre puede ofrecer.
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