Retraso cambiario

El retraso cambiario no está impactando en las importaciones

Las importaciones de manzanas se mantienen en niveles muy bajos. Pese a ello el retraso cambiario se hace sentir en el sector.

El retraso cambiario que está sufriendo la economía argentina no está impulsando, por ahora, los niveles de importaciones de manzanas. Los últimos datos suministrados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), con cierre al 26 de abril, detallan que en este primer cuatrimestre del año, las importaciones de manzanas para ser comercializadas en el mercado interno argentino, alcanzaron poco más de 223 toneladas.

Este volumen refleja una caída del orden del 68% en términos interanuales y del 19% cuando se lo compara con el promedio de los primeros cuatrimestres de las últimas cinco temporadas.

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Si bien es muy temprano como para definir una tendencia sobre las importaciones, está claro que los números que se manejan en estos primeros cuatro meses del año lejos están de poder hablar de “una avalancha de importaciones”.

Para poner en contexto al lector no hay que dejar de mencionar que el mercado interno argentino es muy importante porque absorbe, en promedio, unas 250.000 toneladas de manzanas que son abastecidas en su totalidad por la oferta productiva del Valle de Río Negro y Neuquén.

Chile es uno de los países que más ventajas tiene para ingresar en este mercado, y la mayor parte de las veces lo hace, cuando la paridad en el tipo de cambio lo favorece. La oferta de Estados Unidos y Europa también estuvo en algún momento presente, pero eran volúmenes marginales respecto de los que llegó a colocar el vecino país.

Tradicionalmente el mercado interno consume en el primer cuatrimestre del año unas 80.000 toneladas de manzanas. Al analizar los volúmenes que ingresaron Chile en este período, los números son realmente muy bajos: representan tan solo el 0,3% comercializado en el período bajo análisis.

Sin embargo no se descarta que a partir de mayo comiencen a crecer las importaciones desde Chile, especialmente si continúa cerrada la frontera con Perú, un mercado que absorbió durante el año pasado cerca de 37.000 toneladas manzanas chilenas. Un número no menor que deberán re direccionar las empresas chilenas hacia otros mercados de la región...y la Argentina, en este nuevo escenario, no esta fuera del radar. El volumen de exportación de manzanas de Chile a Perú, durante el 2023, representó una facturación del orden de los 39 millones de dólares.

Por otra parte, los valores de las manzanas chilenas en el mercado interno argentino muestran importantes diferencias respecto de la oferta de producción local.

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La gráfica adjunta refleja los valores mayoristas por kilo en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), centro de distribución que concentra alrededor del 40% del total de la manzana que se vende en el mercado interno nacional.

Si bien los valores muestran importantes diferencias, no hay que dejar de mencionar que existe cierto grado de distorsión en los precios declarados en los puestos del mercado ya que mucha de la oferta presenta altos niveles de subfacturación.

Independientemente de ello, y tomado los precios declarados, una buena manzana chilena cotiza poco más del 25% de una argentina de la misma calidad.

El retraso cambiario

Que no exista en el mercado argentino una invasión de manzana proveniente de Chile, ¿Es sinónimo de que no hay un retraso cambiario en la economía argentina?

Revisemos algo de la historia reciente. A días de asumir la presidencia, Javier Milei realizó una fuerte devaluación, que más que duplicó la cotización del dólar oficial (mayorista), para ponerle un piso de 800 pesos. Aquella medida fue acompañada por otra decisión, la de mantener la suba del tipo de cambio oficial a una velocidad del 2% mensual. Desde entonces, el dólar oficial subió poco más del 9% y la inflación lo hizo a una tasa del 90%. Con una inflación promedio entre diciembre 2023 y marzo de este año muy por encima del 10% mensual, un crecimiento del dólar oficial al 2% mensual trajo inevitablemente una rápida pérdida de competitividad cambiaria.

Para saber la evolución que pueda llegar a tener el dólar, el Banco Central elabora su Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), en base a la flotación de las monedas y de la inflación de los principales países socios comerciales de la Argentina.

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Sobre una base 100 de equilibrio teórico, el ITCRM saltó con el dólar a 800 pesos de diciembre de 74 a 163 puntos. Esto es, de un tipo de cambio real muy atrasado se pasó a otro muy alto. Dicho margen, al cabo de poco más de cuatro meses, regresó en la última semana a 93 puntos, volviendo a los términos de octubre 2023 momento en que economistas anticipaban un retraso en el tipo de cambio.

Un informe presentado esta semana por la Consultora 1816 explica que “como consecuencia de la alta inflación, el tipo de cambio real de Argentina medido al dólar oficial se viene apreciando fuerte desde diciembre y ya está en el nivel previo a la devaluación a 350 pesos de Massa. Usando otra referencia, el tipo de cambio de 800 pesos al momento de la devaluación de Milei ya es de 1.480 pesos a valores de hoy”.

En otra parte de su escrito, la consultora detalla que “de mantenerse el ritmo del 2% mensual, hacia fin de junio el tipo de cambio real estará en línea con los mínimos de 2016-2017, que son los valores más bajos que ha tenido Argentina con tipo de cambio unificado desde la salida de la Convertibilidad, bajo el supuesto de una inflación de 9% en abril, 7% en mayo y 6% en junio, por debajo de lo que proyecta el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA”.

Pero no todos respaldan esta teoría. No solo desde el Gobierno sino también algunos economistas, por fuera del Gabinete, aseguran que si se desploma la inflación en los próximos meses, los precios se alinearan a la baja y la paridad cambiaria volverá a ganar competitividad.

En el caso de la producción de manzanas y peras, la pérdida de competitividad se da por varios factores; uno de ellos -y tal vez el más importante- es el de la paridad cambiaria. Un ITCRM por debajo de los 100 puntos complica seriamente a las empresas poder exportar, y a su vez genera condiciones favorables para aquellos países productores que compiten con nuestro productos en el mercado interno.

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