¿Por qué crecen los envíos de manzanas al mercado interno?
Las ventas de manzanas al mercado interno totalizaron en esta primera parte del año poco más de 55.000 toneladas. En peras, se observó un importante desplome.
Las colocaciones de manzanas del Valle de Río Negro y Neuquén en el mercado interno, durante este primer trimestre del año , totalizaron 55.705 toneladas, volumen que representa en términos interanuales una suba del 9% y una caída del 1% cuando se toma el promedio de ventas de las últimas cinco temporadas.
Así lo destaca un reciente estudio elaborado por el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Agroalimentaria (SENASA), en el que se destaca también que las ventas de peras al mercado interno alcanzaron poco más de 30.400 toneladas.
Este incremento en manzanas se da en el marco de una menor cosecha en la presente temporada respecto 2023, aunque con un nivel de calidad superior a la del año anterior. “Las ventas están fluyendo algo más lentas, pero para la manzana de calidad la demanda se mantiene sostenida”, confió uno de los operadores del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) al se consultado por el tema.
De los datos de la gráfica adjunta se puede deducir que en enero y febrero de este año, las ventas de manzanas fueron superiores a los mismos meses del 2023 porque -entre otras variables- había mayores niveles de stock de fruta almacenada del año pasado, a lo que se le sumó un anticipo de importante volumen de Gala con muy poco color que termino orientada al mercado interno. Marzo, hablando en términos generales, es donde se observa el impacto de la cosecha de temporada, y aquí los volúmenes de venta fueron inferiores en 2024 respecto del año pasado.
Como venimos mencionando en varios artículos en +P, la tendencia de ventas que muestre el mercado interno para esta temporada va a estar definida, principalmente, por dos variables: la fuerza de la demanda y la calidad de fruta almacenada en las cámaras de frío.
- Comportamiento de la demanda. “Las expectativas están puestas en el segundo semestre del año. Este, ya está jugado…”, destacó un importante empresario frutícola. Las consultoras económicas coinciden en señalar que recién a partir de julio podría comenzar a recomponerse en términos reales el salario de los trabajadores y eso daría un primer impulso al consumo. Mientras tanto, la demanda interna se mantendrá latente. Este escenario también involucra al comercio de la manzana.
- Calidad de fruta almacenada. Está variable cada día toma más fuerza. Primero porque la demanda en este contexto de recesión solo pagará por la manzana calidad, caso contrario optará por otras frutas alternativas más económicas, con esta garantía de calidad. Y en segundo término, porque guardar fruta de baja calidad en los frigoríficos no es conveniente en un contexto de fuerte suba de las tarifas eléctricas. Puede pasar que, si se disparan lo valores de la energía -como se prevé- el costo de frío podría no ser compensado por el precio que convalide el mercado al momento sacar las manzanas de las cámaras. De ahí que el consejo más sano para el productor es: lo que se guarde en esta temporada debe ser de calidad.
Peras, con un comportamiento distinto a las manzanas
El estudio presentado por el SENASA destaca que las colocaciones de peras en el mercado interno alcanzaron, en este primer trimestre del año, las 30.401 toneladas, volumen que sufrió un desplome del 27% en términos interanuales y del 23% cuando selo compara con la media colocada en este destino en las últimas cinco temporadas.
Estas mermas observadas en las estadísticas responden a dos factores clave, según los empresarios ligados a la actividad. El primero de ellos, la mejor calidad observada en la presente cosecha. El segundo, las mejores condiciones definidas los mercados externos -más demanda de Europa y Latinoamérica- lo que permite -con la mejor calidad mencionada- aumentar la oferta exportable del producto.
Hay que destacar en este sentido que la pera en el mercado interno, para la mayor parte de los empresarios, es una salida comercial poco rentable, ya que el consumo de este producto es muy bajo y no logra imponerse como hábito de compra en las familias argentinas.
En esta nota