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Estos son los países que dominan el mercado de frutas, ¿Qué pasa con Argentina?

Mientras gran parte de América Latina lidera el mercado global de frutas, Argentina pierde protagonismo y oportunidades.

En 2024, América Latina y el Caribe se consolidaron como potencias mundiales en la exportación de frutas, alcanzando un impresionante total de 41.430 millones de dólares, equivalente al 25% del comercio global de frutas frescas. Esta cifra no solo refleja el creciente protagonismo de la región en el mercado internacional, sino también la evolución tecnológica, comercial y logística de muchos países que han apostado fuerte por el sector agroexportador. Sin embargo, en este contexto de expansión y oportunidades, Argentina ha mostrado un preocupante estancamiento, quedando relegada frente al avance de otras naciones latinoamericanas.

El año pasado, las exportaciones frutícolas argentinas apenas superaron los 1.100 millones de dólares, una cifra considerablemente menor en comparación con sus vecinos regionales y que refleja la pérdida de posiciones en un sector clave para las economías agroindustriales. Mientras países como México, Chile y Perú muestran crecimientos sostenidos y se consolidan como líderes globales, Argentina parece no haber logrado subirse al tren del desarrollo frutícola regional.

Liderazgo latinoamericano y retroceso de Argentina

México lidera ampliamente el ranking regional con exportaciones por 12.865 millones de dólares, evidenciando un crecimiento del 47%. Con una sólida oferta de paltas, frambuesas, fresas, limones y mangos, y un fuerte posicionamiento en mercados como Estados Unidos y Canadá, el país ha sabido capitalizar su cercanía geográfica, su capacidad productiva y su cumplimiento con estándares internacionales.

Chile, por su parte, alcanzó los 8.289 millones de dólares en exportaciones frutícolas, con un crecimiento del 24%. Este país destaca por su altísimo nivel de tecnificación agrícola y su logística eficiente, que le ha permitido posicionarse como líder mundial en exportación de cerezas y uno de los grandes jugadores en uvas, arándanos y manzanas.

Perú, que hace apenas dos décadas no figuraba entre los grandes exportadores, hoy reporta ventas por 6.470 millones de dólares, liderando las exportaciones mundiales de arándanos y ocupando el segundo lugar en paltas. Su avance responde a una agresiva política de apertura comercial, modernización del agro y diversificación de mercados.

Incluso países tradicionalmente más rezagados como Ecuador, Costa Rica, Colombia y Guatemala superan cómodamente a Argentina. Ecuador, por ejemplo, con 4.268 millones de dólares, se mantiene como el principal exportador mundial de banano; Costa Rica lidera el mercado global de piñas con 2.779 millones; Colombia y Guatemala registran 1.822 y 1.596 millones de dólares respectivamente.

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La industria citrícola argentina, particularmente en Tucumán, está pasando por una crisis que ha llevado a la pérdida de hectáreas de plantaciones de limón.

La industria citrícola argentina, particularmente en Tucumán, está pasando por una crisis que ha llevado a la pérdida de hectáreas de plantaciones de limón.

En este panorama, la fruticultura argentina no solo pierde competitividad relativa, sino que también evidencia limitaciones estructurales. A pesar de contar con condiciones agroecológicas excepcionales, el país no logra sostener un crecimiento sostenido en sus exportaciones frutícolas. Problemas como la falta de inversión en infraestructura logística, la escasa modernización tecnológica, altos costos de producción y una política comercial menos activa que la de sus pares regionales explican, en parte, esta pérdida de protagonismo.

Frutas: factores clave en el éxito regional

La mayoría de los países que lideran el ranking de exportadores comparten elementos clave: diversidad agroclimática, acceso preferencial a mercados internacionales a través de tratados de libre comercio, inversiones crecientes en tecnología agrícola y mejoras en infraestructura logística. Estos factores han permitido no solo aumentar los volúmenes exportables, sino también garantizar la calidad y trazabilidad exigida por los mercados más exigentes.

La pérdida de posiciones de Argentina en el comercio internacional de frutas no es solo una cuestión de números, sino un síntoma de un problema más profundo: la desconexión entre el potencial productivo del país y las políticas que deberían impulsarlo. La experiencia de sus vecinos demuestra que, con una estrategia clara, inversión sostenida y apertura al mundo, es posible transformar la fruticultura en una verdadera locomotora del desarrollo agroindustrial.

Si Argentina no toma medidas urgentes para revertir esta tendencia, corre el riesgo de quedar cada vez más rezagada en un mercado global en constante evolución, donde la competencia es feroz y la innovación es la regla, no la excepción.

Fuente: Redacción +P con aportes de Fluctuante.

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