Pistacho: el nuevo oro verde que florece en las tierras de la Patagonia
La producción de pistacho, altamente demandada en el mundo, comienza a explotarse en los desiertos de la Patagonia.
El pistacho es un tipo de fruto seco que procede de la Pistacia Vera, una planta originaria de Oriente Medio, más concretamente de zonas montañosas de Siria, Turquía, Irán y Afganistán. Prospera en climas cálidos. Aunque no se sabe exactamente cuándo empezó a ser utilizado por las personas, un manuscrito de principios del siglo VI a.C. menciona la presencia de pistachos en Europa. "Otros relatos hablan de su presencia en los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo", refieren los textos de época.
Hoy el pistacho emerge en medio de las desérticas tierras de la Patagonia con un potencial productivo y comercial interesante. El lugar: Casa de Piedra, La Pampa. Una zona alimentada por el riego que llega del río Colorado.
"Nosotros llegamos aquí podríamos decir, por casualidad. Yo soy diseñador gráfico y mi padre abogado; ambos radicados en Santa Rosa. Mi hermana vive en París junto con su pareja, cuyo padre produce pistacho en la región de Cuenca, España, hoy la zona más fuerte de Europa en este tipo de producción", comenta Santiago Gutiérrez, gerente de la firma Pampapist cuyo emprendimiento está ubicado en Casa de Piedra. "Nosotros ya veníamos escuchando del boom del pistacho y a partir de que empezó a venir mi hermana con mi cuñado a pasar las fiestas a la Argentina, nos empezamos involucrar con el producto, por todo lo que nos contaban", continuó.
"Empezamos a hablar un poco más firme sobre la posibilidad de llevar adelante un proyecto productivo. Ahí empezamos a recorrer las zonas de San Juan, productora principal de pistacho de Argentina ya hace muchos años, pero siempre con la intención de hacer la inversión acá, en nuestra provincia. Hasta que encontramos esa maravilla, que es Casa de Piedra...no lo podíamos creer, así que no lo dudamos y apostamos por esa zona", detalla Gutiérrez en otra parte de la conversación.
En total en la zona existen unas 180 hectáreas con proyectos ya en marcha exclusivamente con producción de pistacho en toda esta zona bajo riego, de las cuales cerca de 18 hectáreas están administradas por Pampapist. Gutiérrez destaca que lo que se buscan es armar con la totalidad de esta superficie, que entrará en producción los próximos años, una cooperativa para industrializar y comercializar el producto de tal manera de eficientizar la gestión de ambos procesos lo que permitirá bajar los costos fijos de los emprendimientos.
"Para nosotros es todo un desafío, pero como todos los que estamos aquí produciendo, sabemos que es una oportunidad para invertir en un producto tan noble como es el pistacho", resumió el ejecutivo. ¿Por que las desiertas tierras de la Patagonia y no San Juan?, le consulto +P. La respuesta apuntó a dos variables. La primera, las condiciones agroclimáticas que presenta la región para el desarrollo del producto. La segunda, las mejores condiciones para invertir que ofrece la provincia de La Pampa. En este punto el entrevistado destacó que el agua para regar las plantaciones en San Juan se deben sacar de las napas a 200 metros de profundidad y eso tiene un costo de unos 100.000 dólares por pozo. En Casa de Piedra todo el suministro de agua es aportado por un sistema de bombas que desarrollo la provincia de La Pampa con costo cero para el inversor y le deja el agua en la cabecera del lote filtrada y con presión. "Este es un costo clave que el inversor no tiene que absorber pensando que en San Juan necesitamos hacer un pozo cada 25 hectáreas...", señala el empresario arriesgando que el diferencial se ubica por encima de los 10.000 dólares por hectárea.
Según datos oficiales, hoy el kilo de pistacho está en 10 o 11 dólares valor puesto en puerto de origen (FOB) , y el costo de producción se ubica en 1,5 dólares por kilo. Para tener una idea sobre el negocio una hectárea rinde entre 3.000 y 4.000 kilos a partir del quinto año. Aunque el árbol plantado tiene frutos cinco años después, luego tiene garantizada producción por 50 años. Para la mayor parte de los empresarios que ya están con estos emprendimientos, la rentabilidad está garantizada, siempre y cuando obviamente, se mantengan relativamente estables las reglas de juego para producir y comercializar, una variable que no está del todo garantizada en la Argentina, por lo menos en lo que se refiere a las últimas décadas.
Mercados para el pistacho
Un reciente trabajo presentado en el Senado de la Nación estima que en 2024 el valor de la actividad productiva-comercial mundial del pistacho alcanzará 4.700 millones de dólares con una proyección para 2029 de un mercado que llegue a 5.850 millones de dólares, lo que muestra unas perspectivas muy interesantes para los potenciales inversores.
En la Argentina existen hoy unas 7.500 hectáreas plantadas en distintos puntos geográficos del país, concentrando San Juan la mayor parte de esta superficie. La producción de pistacho alcanza en la actualidad a más de 25.000 toneladas, pero entrando en plena producción lo ya plantado hasta ahora se proyecta una cosecha arriba de las 35.000 toneladas por temporada. Estos números están muy lejos de los grandes jugadores mundiales. Estados Unidos, líder en el segmento, tuvo una producción de pistacho el año pasado de 675.000 toneladas. Le sigue en importancia Irán con una cosecha anual promedio de 180.000 toneladas y Turquía con poco más de 165.000 toneladas.
Argentina exporta una parte significativa de su producción de pistachos a Estados Unidos, que es el mayor consumidor mundial de este fruto seco. Irán y Turquía son otros de los mayores importadores de pistachos argentinos. Según el documento oficial, la mayoría de la producción nacional, alrededor del 80%, se destina a la exportación a estos países. Brasil ahora también emerge como uno de los mercados en los que potencialmente puede crecer la oferta de pistacho local.
Las proyecciones oficiales dan cuenta de que la superficie de pistacho en la Argentina tenderá a crecer por la potencialidad que presenta como negocio. Las zonas de producción, que tienen las características agroecológicas para su crecimiento, son limitadas en el país. De ahí la importancia que tiene el proyecto de expansión productiva que tiene Casa de Piedra; con un valor agregado adicional: la marca 'Pistachos de la Patagonia' para poder vender en todo el mundo. Un intangible que no es fácil de conseguir ante una demanda y mercados cada vez más selectivos y competitivos.
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