Manzana

¿Por qué los argentinos dejaron de consumir la manzana?

El consumo de manzana en nuestro país se desplomó en solo unas décadas. Problemas propios de la actividad y contexto económico, entre los argumentos de esta caída.

La manzana, reconocida en tiempos de antaño, es uno de los alimentos más nobles que presenta la naturaleza. Distinguida por sus valores nutricionales, su firmeza de pulpa, su atrapante color rojizo y su crocante sonido al disfrutarla entre los dientes, es un producto que, naturalmente, se “vende” solo. Inclusive hasta una de las firmas más importantes del globo tomó su nombre, aprovechando todos estos atributos, liderando hoy una de las industrias más competitivas a nivel internacional.

Durante el año que está por cerrar, en todo el mundo, se produjeron poco más de 83,1 millones de toneladas de manzanas. Quince años atrás, ese volumen alcanzaba las 52,1 millones de toneladas. La cosecha global creció cerca del 60% en los últimos quince años, índice que representan unas 31 millones de toneladas adicionales en términos absolutos de producción de manzana.

La fría estadística muestra el importante salto registrado en la oferta de esta generosa fruta durante el período bajo análisis, justificando lo mencionado párrafos arriba.

La Argentina, centrada en los Valles de Río Negro y Neuquén, es uno de los grandes productores internacionales de manzanas. Cerrará su temporada 2023 con una cosecha en torno a las 530.000 toneladas. Hace exactamente quince años, su producción alcanzaba las 940.000 toneladas. Los datos mencionados reflejan una caída del orden del 44% en el período bajo estudio.

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Es llamativa ver las crudas tendencias que reflejan las estadísticas. Mientras en el mundo la producción de manzana muestra un crecimiento del 60%, en nuestro Valle de Río Negro y Neuquén se observa una caída del 40%.

Claramente el volumen de estas cosechas que se destina como alimento fresco (otra parte va a industria), sigue esta misma tendencia. Los datos suministrados por el departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), destacan que en el período 2023, los principales países productores del globo destinaron a su consumo interno poco más de 82,6 toneladas de manzanas, reflejando un consumo per cápita promedio de 10,4 kilos. En la Argentina, el consumo el año pasado cerró levemente por encima de los 5 kilos de manzana por habitante por año.

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El gráfico adjunto muestra que la mayor parte de las décadas pasadas el consumo se mantuvo en torno a los dos dígitos, tocando picos de 13 kilos a principios de los ‘80. La volatilidad de la curva presentada es significativa y esto de da por dos causas esenciales: la variación en los niveles de producción y los ciclos económicos del país.

Pero es a partir del 2004 que el consumo de manzana comienza a desvanecerse y no muestra signos de recuperación. Y esto, pese a que la mayor parte de la producción de manzana se orienta hacia el mercado interno local (cerca del 50%), y en menor proporción, a la exportación y la industria.

Sólo para tener una idea de referencia de lo que estamos mencionando: para volver a los niveles de dos dígitos de consumo de manzanas en la Argentina, todo lo que produce el Valle hoy (alrededor de 500.000 toneladas) debería ir destinado al mercado interno, despareciendo la exportación y la industria de jugos concentrados.

Causas de esta feroz caída

Tal vez la pregunta de sentido común que todos se hacen es: ¿Cómo un producto fresco y tan noble en sus características no tiene en nuestro país la aceptación que sí existe en la mayoría de otros mercados del mundo? Son varios los factores que uno puede analizar de esta compleja situación por la que atraviesa la fruticultura de los Valle de Río Negro y Neuquén.

- La producción. Es lógico que si no aumentamos la producción de manzanas, el consumo no va a crecer. Pero no solo con un aumento de volumen hoy alcanza; deben ser más toneladas acompañadas con calidad en el producto a ofertar. Las cosechas de manzanas vienen retrocediendo en forma progresiva desde mediado de la década del ‘90 cuando se tocó un máximo de producción de 1,4 millones de toneladas, casi tres veces de lo que es el promedio de una cosecha actual. Esta variable se debe revertir si nuestros empresarios quieren consolidar su oferta de frutas en el mercado interno, apostando al mediano y largo plazo. En promedio, este destino absorbe unas 250.000 toneladas de manzanas, crecer a una tasa del 10% anual en este mercado, no es un objetivo difícil de cumplir.

- El marco económico. En este punto tenemos dos variables para analizar. La primera es desde la demanda. La profundización de la crisis, que se reflejó en todos estos últimos años, golpeó de lleno en el salario de los trabajadores y este escenario sin dudas terminó afectando el consumo general, no quedando fuera de este contexto la manzana. De ahí que si no existe una recuperación del poder adquisitivo de toda la sociedad es difícil pensar en crecer en volumen y calidad en el mercado. La segunda variable, es desde la oferta. Si los Gobierno no estabilizan la macroeconomía del país, las empresas se mantendrán ajenas a las inversiones que necesita el sector para poder crecer en calidad y volumen. La fruticultura es una actividad donde el inversionista coloca hoy sus fondos para comenzar a recuperarlos a partir del quinto año. No es fácil para un empresario hoy invertir en la Argentina cuando todos los meses les cambian las reglas de juego. De ahí que es imprescindible volver a ser un país serio, insertado en el mundo; cosa que dejamos de ser en estas últimas décadas.

- Frutas alternativas. La competencia que existe hoy en el mercado es mucho más fuerte que en tiempos pasados. Las frutas alternativas hoy en la canasta de productos, creció en forma importante. En 2001 en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) -centro de distribución de referencia por el volumen que maneja- se comercializaban 14 especies de frutas. Este año, esa cifra se estiró a 25 especies registradas. Este mismo esquema es trasladable a las puntas de góndola de las grandes superficies y fruterías. El dato muestra a las claras que el consumidor se encuentra hoy con una mayor oferta de frutas tanto en volumen como en variedad de producto. Y la calidad es una factor determinante en la decisión del consumidor a la hora de elegir una u otra fruta.

- Promoción. Esta es una herramienta clave para poder desarrollar cualquier tipo de producto en el mercado. Existen antecedentes que demuestran que una buena estrategia comunicacional puede recuperar precio y volumen en forma casi inmediata. El año pasado la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) dio un primer paso poniendo en práctica un programa de promoción para incentivar el consumo de manzanas. Los grandes países consumidores elaboran año tras año estrategia de este tipo -dinámicas y orientadas a segmentar objetivos- con logros significativos.

En definitiva, en el Valle de Río Negro y Neuquén está todo por hacer. Solo falta planificar más allá del corto plazo, algo que, en muchas oportunidades, está condicionado por las políticas económicas del país.

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