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Alfalfa y ganadería: las claves del INTA para aumentar un 30% la producción de carne

Ensayos del INTA demostraron que ajustar la frecuencia de ingreso al pastoreo de alfalfa puede mejorar la calidad del forraje y aumentar la carga animal.

En la región pampeana y zonas bajo riego adecuadas, las pasturas base alfalfa constituyen uno de los pilares de los sistemas ganaderos. Su aporte de forraje resulta decisivo, sobre todo durante la primavera y el verano, estaciones en las que se concentra entre el 60 y el 70 % de la producción anual. En ese contexto, lograr un manejo eficiente del pastoreo tiene un impacto directo en los resultados productivos de los rodeos.

Con el objetivo de actualizar conocimientos y compartir experiencias en torno a estas prácticas, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) organizó Día Ganado 2025, una jornada que se realizó ayer en el campo experimental “La Belita”, ubicado en Drabble, partido de General Villegas (Buenos Aires).

“Cuanto más eficientes seamos en el aprovechamiento del cultivo en primavera y verano, mayor será el impacto en los resultados de todo el ciclo de la pastura”, explicó Cecilia Sardiña, investigadora del INTA General Villegas.

Tradicionalmente, se recomendaba ingresar a los lotes de alfalfa para pastoreo cuando las plantas alcanzaban alrededor del 10 % de floración, una práctica pensada principalmente para la confección de reservas forrajeras. Esa estrategia permitía cortar grandes superficies en poco tiempo, pero no siempre resultaba adecuada cuando la meta era priorizar la calidad nutritiva del forraje consumido directamente por los animales.

Ensayos recientes desarrollados por el INTA pusieron en cuestión este manejo. Según detalló Sardiña, retrasar el ingreso podía derivar en pasturas lignificadas, con menor digestibilidad y, en consecuencia, con un impacto negativo en la performance animal.

Más carne con pastoreo temprano

El equipo de investigación comparó el esquema tradicional con estrategias basadas en intervalos más cortos de defoliación. Los resultados fueron claros: al anticipar el inicio del pastoreo y aumentar la frecuencia de ingreso en primavera y verano, se obtuvieron mayores períodos de utilización de la pastura, más forraje disponible y una mejora del 30 % en la producción de carne.

“El inicio del pastoreo en estados más tempranos, antes del 10 % de floración, priorizó la calidad nutritiva del forraje ofrecido y se tradujo en mejores respuestas productivas”, sostuvo la especialista.

Otros ensayos confirmaron que ajustar la frecuencia y la asignación de forraje también impacta en el desempeño animal. Un ejemplo es el aumento en la asignación de pasto en verano: al pasar del 3 % al 4 % del peso vivo, las ganancias individuales de los animales mejoraron de manera significativa.

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 Se recomendaba ingresar a los lotes de alfalfa para pastoreo cuando las plantas alcanzaban alrededor del 10 % de floración.

Se recomendaba ingresar a los lotes de alfalfa para pastoreo cuando las plantas alcanzaban alrededor del 10 % de floración.

Además, cuando se compararon distintas alturas de ingreso en época estival, se observó que entrar con mayor frecuencia —aproximadamente cada 14 días— permitió aprovechar pasturas de menor altura sin afectar la carga animal, y al mismo tiempo se registraron beneficios en la respuesta individual.

“Hoy recomendamos ingresar a las pasturas de alfalfa en primavera-verano cada 15 a 25 días, con una biomasa promedio de entre 2000 y 3000 kilos de materia seca por hectárea. De esta manera aseguramos una mejor calidad de forraje y, en consecuencia, maximizamos la producción de carne”, concluyó Sardiña.

Fuente: INTA con aportes de la Redacción +P.

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