Los argentinos vuelven al asado: el consumo de carne vacuna marca un fuerte regreso
Tras un 2024 marcado por la recesión, el consumo de carne vacuna creció un 7% interanual y alcanzó su mayor nivel en cinco años.
El sector ganadero argentino atraviesa un momento de renovado dinamismo. De acuerdo con el informe que analiza la evolución de los complejos cárnicos bovino, aviar y porcino entre enero y agosto de 2025, el país experimentó un incremento generalizado tanto en la producción como en el consumo de carnes. Sin embargo, la carne vacuna volvió a consolidarse como el principal motor del complejo agroexportador, impulsada por una mejora en la productividad, un consumo interno en recuperación y precios internacionales en alza que fortalecieron el ingreso de divisas.
Producción bovina: un año sólido
Durante los primeros ocho meses de 2025, la producción de carne vacuna alcanzó casi 2,1 millones de toneladas res con hueso, lo que constituye el segundo registro más alto desde 2010. Si bien el pico de 2023 se mantiene como récord —explicado entonces por una faena excepcionalmente elevada debido a la sequía—, el desempeño de 2025 supera el promedio de los últimos cinco años en un 0,5%.
Para lograr ese nivel de producción se faenaron 9 millones de cabezas, una cifra que demuestra la capacidad de recuperación del sector tras años de dificultades climáticas y financieras. Además, un dato clave marca una mejora estructural: el peso promedio de la res faenada ascendió a 231 kilos, tres kilos más que el promedio de los últimos cinco años, lo que representa un incremento del 1,3% en productividad.
Este indicador, que en agosto trepó hasta los 234 kilos —el valor más alto desde septiembre de 2022—, es leído por los analistas como una señal positiva de eficiencia en los sistemas productivos. El aumento del peso medio, asociado a mejoras en la alimentación y en la genética del rodeo, es un factor determinante para fortalecer la sustentabilidad del stock ganadero.
Sin embargo, no todo es optimismo. El rodeo nacional se encuentra bajo presión, con un stock estimado en 49,4 millones de cabezas, el más bajo desde 2010 según datos del SENASA. Aunque la comparación con las estadísticas del SAGyP no es estrictamente homogénea, ambos organismos coinciden en que la recomposición del rodeo continúa siendo un desafío central para el mediano plazo.
El consumo interno se recupera con fuerza
La carne vacuna recuperó protagonismo en la mesa de los argentinos. Luego de un 2024 marcado por la recesión y la pérdida del poder adquisitivo, el consumo aparente mostró un repunte del 7% interanual en 2025. Entre enero y agosto, se consumieron alrededor de 1,6 millones de toneladas, ubicándose además un 2% por encima del promedio de los últimos cinco años.
Este aumento está directamente vinculado con la mejora del poder de compra de los hogares y la reactivación de la economía, que creció un 2% interanual en agosto, según el CICEc. La carne vacuna, históricamente considerada un termómetro del bienestar social en Argentina, volvió a ocupar un lugar central en la dieta cotidiana, desplazando parcialmente a otras proteínas más económicas.
De acuerdo con las proyecciones oficiales, el consumo per cápita de carne vacuna para 2025 se ubicará en torno a los 49,6 kilos por habitante por año, un nivel que refleja la fuerte recuperación del apetito interno.
Exportaciones: menos volumen, pero más valor
El aumento del consumo doméstico tuvo un efecto inmediato sobre las exportaciones. Entre enero y agosto, los envíos de carne bovina al exterior totalizaron 539.000 toneladas, lo que representa una caída del 12% interanual y se ubica un 3% por debajo del promedio de los últimos cinco años.
No obstante, esta reducción en volumen fue ampliamente compensada por un notable incremento de los precios internacionales, impulsado por la menor oferta de los Estados Unidos —que enfrenta el stock bovino más bajo en décadas— y la fuerte demanda de la Unión Europea.
Como resultado, el valor total exportado alcanzó los US$ 2.256 millones, un crecimiento del 24% interanual y del 20% respecto al promedio quinquenal. En otras palabras, la carne vacuna argentina volvió a destacarse como uno de los principales generadores de divisas, consolidando su posición estratégica dentro del comercio exterior agroalimentario.
En este contexto, la publicación del Decreto 685/2025, el pasado 22 de septiembre, significó un alivio para los exportadores de carne vacuna y aviar. La medida estableció una alícuota del 0% de Derechos de Exportación (DEX) para productos clave del complejo cárnico, con vigencia hasta el 31 de octubre.
El decreto beneficia especialmente a las posiciones arancelarias que incluyen carne fresca, refrigerada o congelada (NCM 0201 y 0202), así como despojos y preparaciones cárnicas. Además, obliga a los exportadores a liquidar al menos el 90% de las divisas dentro de los tres días hábiles posteriores a la oficialización del permiso de embarque, una disposición destinada a acelerar el ingreso de dólares al sistema financiero.
Panorama del resto del complejo cárnico
Aunque la carne vacuna lidera tanto en valor exportado como en su peso simbólico dentro de la cultura alimentaria argentina, los sectores aviar y porcino también mostraron dinamismo.
El sector aviar produjo 1,5 millones de toneladas entre enero y agosto, manteniéndose en niveles récord y con un consumo interno que alcanzó 1,4 millones de toneladas, el más alto desde 2016. En contraste, las exportaciones sufrieron una caída del 20%, reflejo de la mayor orientación hacia el mercado doméstico.
Por su parte, el complejo porcino consolidó su crecimiento ininterrumpido desde 2011. Con una producción de 526.000 toneladas y un consumo aparente de 573.000, el cerdo reafirmó su rol como la tercera fuente de proteína animal más relevante, con un incremento del 8,5% interanual.
Sumando los tres tipos de carne, el consumo total per cápita de proteínas animales en Argentina se estima en 113 kilos por habitante, un aumento del 3% respecto de 2024.
La combinación de mayor productividad, recuperación del consumo interno y precios internacionales en alza ubica al sector bovino como el gran protagonista de 2025. Si bien el desafío de recomponer el stock ganadero persiste, la tendencia apunta a una reactivación sostenida tanto en la producción como en la demanda.
Con políticas de incentivo a la exportación, señales de estabilidad macroeconómica y un consumidor local que vuelve a elegir el asado del domingo, la carne vacuna reafirma su papel histórico: símbolo de identidad, motor económico y termómetro social de la Argentina.
Fuente Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) con aportes de la Redacción +P.
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