cereza

El precio de la cereza se hunde en el mercado interno argentino y crece la preocupación

En apenas días, el valor mayorista de la cereza cayó más del 60% por la sobreoferta. Productores advierten por el impacto en la rentabilidad.

El mercado interno de la cereza atraviesa días de fuerte turbulencia. Tras un comienzo de temporada que había generado expectativas alentadoras entre productores y comercializadores, el precio mayorista de este tipo de producto se desplomó abruptamente en la última semana, encendiendo alarmas en toda la cadena frutícola.

Según datos oficiales del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), actualmente la única referencia válida y sistemática para este tipo de producto, el kilo de cereza cerró el viernes pasado a un valor promedio de 10.857 pesos por kilo, lo que significa una caída del 63% respecto del inicio de la temporada, el 29 de octubre, cuando ingresó la primera caja al predio mayorista. La magnitud del descenso sorprendió incluso a operadores experimentados del sector.

Embed

El MCBA es un actor clave: concentra aproximadamente el 30% del total de la comercialización de cerezas del país. Por eso, las variaciones allí registradas suelen funcionar como un termómetro del resto del mercado, tanto para productores como para distribuidores y minoristas.

Un mercado interno desordenado e informal

Más allá de los valores informados por el Mercado Central, el circuito interno de comercialización está atravesado por un elevado nivel de informalidad. Una porción significativa de las cerezas que llegan al consumidor argentino lo hace mediante canales irregulares: compradores que adquieren directamente en galpones de empaque y luego revenden en mercados de cercanía o en puestos espontáneos.

La postal es conocida: vendedores en rutas —especialmente en el sur del país— ofreciendo bolsas de cerezas a precios sensiblemente más bajos que los exhibidos en góndolas de supermercados. Esa operatoria, que se replica cada temporada, amplifica la competencia desleal, profundiza la dispersión de precios y termina afectando la percepción del consumidor sobre el valor real del producto.

Estacionalidad, sobreoferta y un nuevo factor

La caída del precio tiene un componente estacional ineludible: a medida que avanza la cosecha, aumenta la oferta y los valores tienden a corregirse a la baja. Sin embargo, este año se sumó una variable inédita y determinante: el ingreso tempranísimo de cerezas chilenas.

Por primera vez, la fruta del país vecino llegó a los mercados argentinos en noviembre. Ese arribo anticipado golpeó los valores iniciales, especialmente los correspondientes al segmento de “ultra tempranas”, aquellas que históricamente alcanzaban los precios más elevados del ciclo. El impacto fue inmediato: se frustraron las expectativas de obtener precios altos en el arranque, momento clave para la rentabilidad anual.

Fuentes consultadas por Más Producción señalaron que “la tendencia a la baja está afectando sensiblemente la rentabilidad de la actividad, y gran parte de esta caída se explica por los volúmenes provenientes de Chile, que literalmente invadieron el mercado interno, dejando a los productores argentinos —de Patagonia y Mendoza— en una posición muy delicada”.

Como si la presión externa fuera poco, el clima también jugó su parte. Hacia fines de noviembre, fuertes lluvias y episodios de granizo golpearon a las explotaciones del norte de la Patagonia, especialmente en Río Negro y Neuquén. La consecuencia fue inmediata: una parte significativa de la fruta que originalmente estaba destinada a la exportación perdió calidad y debió ser reorientada al mercado interno.

“Muchas empresas no pudieron enviar esas cerezas al exterior y las derivaron a las góndolas locales. Y eso no terminó: siguen ingresando al mercado interno semana tras semana”, indican operadores de la región. Esa avalancha de producto incrementa aún más la oferta interna y presiona los precios a la baja. La proyección para las próximas semanas no es alentadora: todo indica que la caída de precios podría profundizarse a medida que aumente el volumen disponible.

Una temporada mejor que la anterior… pero con costos desbordados

Paradójicamente, cuando se compara el desempeño de esta temporada con la del año anterior, surge un dato positivo. Medidos en dólares, los valores promedio obtenidos por los productores durante las últimas semanas se ubican muy por encima de los registrados en 2024.

Tomando como referencia las cotizaciones del MCBA, el viernes 5 de diciembre la cereza promedió 7,5 dólares por kilo, frente a los 5,3 dólares por kilo de la misma fecha del año pasado. Esto implica un incremento relativo cercano al 40%. El gráfico adjunto, donde la línea celeste representa el año 2025 y la colorada la campaña 2024, muestra con claridad lo mencionado.

Embed

Sin embargo, los empresarios relativizan esa mejora. “No la calificamos como tal —explican— porque nuestros costos han crecido mucho más. Trasladamos parte de ese incremento al consumidor final, que por ahora está convalidando los valores, pero nuestra rentabilidad se mantiene estable respecto de 2024, e incluso en algunos casos es menor”.

Entre los factores que tensionan los costos mencionan mano de obra, insumos importados, combustible, fletes y servicios, todos con aumentos muy superiores a la actualización de los precios mayoristas en dólares.

Un cierre de año con más interrogantes que certezas

La combinación de sobreoferta interna, presión importada desde Chile, daños productivos y desorden comercial augura un cierre de temporada complejo. Para muchos productores, el desafío será sostener márgenes mínimos y, sobre todo, evitar que la abrupta caída de precios comprometa la capacidad de inversión para el próximo ciclo.

Mientras tanto, el mercado sigue ajustándose día a día, en un escenario donde la cereza —un cultivo intensivo, delicado y de alto costo— se ha convertido en un termómetro fiel de las tensiones estructurales del sector frutícola argentino.

Fuente: Redacción +P.

En esta nota

Dejá tu comentario

Las más leídas