Ganadería

Ganadería Patagonia: la frustración por perder la exportación de reproductores a Chile

La flexibilización de la barrera sanitaria frenó un negocio que prometía a la ganadería de la Patagonia proyectarse al mercado internacional.

Hay un sector de la ganadería de la Patagonia que, con la apertura de la barrera, vio desmoronarse de un solo golpe un gran horizonte de oportunidades, porque se interrumpió de manera abrupta la exportación de reproductores en pie a Chile, lo que hubiera significado –a partir del prestigio sanitario de Chile a nivel mundial– un trampolín para todos aquellos que se dedican a la genética y al mejoramiento animal.

Quien contó a +P las ilusiones iniciales, los años de trámites superados y las perspectivas truncas fue Pedro Schmalz, administrador de la cabaña Río Frío, ubicada en Trevelin, Chubut. Asegura que “como en el fútbol”, la ganadería y en especial la genética “está un pasito por encima” del resto de los jugadores latinoamericanos y que Chile significa la posibilidad de acceder a otros mercados del Pacífico, como Perú o Colombia.

Una primera definición es que “la calidad que tenemos hoy es digna de admirar, pero también vemos que el techo para esto ya está cerca”, atento a que el rodeo general de la Patagonia no tiene mucho más para expandirse por condiciones de clima, lo cual determina la receptividad de los campos. Por lo tanto, la demanda de reproductores está sujeta a esas condiciones.

“Entonces nosotros necesitamos, desde Patagonia, encontrar mercados para la genética patagónica”, dijo, explicando en parte por qué hace más de 4 años salió a explorar la exportación de sus toros. Y lo logró el 5 de enero de 2023, cuando vendió tres Angus y un Hereford, luego de exhaustivos controles y un período cuarentenario.

Chile, un país con prestigio

“Lo primero que vimos es que, al lado nuestro, tenemos un país como Chile que tiene uno de los prestigios sanitarios más grandes del mundo. Ellos, por ejemplo, compran muchísima cantidad de maíz argentino para darle de comer a cerdos, que luego exportan a Japón. Y hay que tener mucho prestigio para entrar a Japón”, comienza su análisis de la oportunidad vislumbrada.

“Entonces nosotros vimos a Chile como un trampolín para abrir puertas, porque si Chile te deja entrar, te van a dejar entrar varios otros países. Y ese era el objetivo”, se sincera entre los mugidos que llegan desde los corrales de la 46° Expo Rural de Río Colorado.

Y luego de haber hecho pie con una primera operación, de alto impacto en medios especializados del país trasandino, “este año para nosotros fue un golpe fuertísimo lo que pasó con la barrera, pero tal vez un golpe muy fuerte vino desde adentro, desde los propios cabañeros”, advirtió, en referencia al episodio de un cabañero que llevó toros desde Río Negro a la exposición de Palermo y los trajo de regreso a su establecimiento a pesar de las restricciones de la barrera.

La confiabilidad de los controles y las políticas públicas son observadas por países como Chile, que tiene en su prestigio sanitario un capital construido a fuerza de rigurosidad.

“Creo que, aun ingresando carne con hueso a la Patagonia, íbamos a poder exportar, pero el ingreso de esos animales, que fueron solamente dos, golpeó fuerte a los organismos internacionales que necesitan garantías”, se lamentó.

Trámites engorrosos

Consultado sobre todo el trabajo previo a la exportación de enero de 2023, y de lo engorrosos que son los trámites, disparó: “¡No te das una idea!”. Recordó que fueron cuatro años de trabajo para enviar cuatro toros. En ese tiempo “se nos hicieron viejos los toros y tuvimos que renovarlos, y realmente invertimos dinero, porque no ganamos plata en esa exportación”.

Pero hubo una segunda experiencia al año siguiente, y el trámite resultó “más rápido de lo que imaginábamos”. Y acotó: “Es cuestión de hacerlo dos o tres veces y después los mecanismos se activan y todo fluye”. Luego comenzaron a llegar ganaderos de Chile a recorrer las exposiciones rurales de la Patagonia con intenciones de seguir comprando reproductores, lo que implicaba nuevas oportunidades para los cabañeros regionales.

Ganadería Patagonia cabaña 2
La genética del rodeo de la Patagonia es de excelente calidad.

La genética del rodeo de la Patagonia es de excelente calidad.

“El año pasado volvieron y compraron cinco toros de dos cabañas distintas, ya no de una sola. Y eso era lo que nosotros necesitábamos que suceda. Para que el segundo chileno que ya importaba toros de más de una cabaña se convirtiera en nuestra imagen, y para poder decirle a peruanos, a colombianos, a brasileños si querés: ¿vieron que esto es posible y fluye?”, manifestó, resumiendo en buena medida ese potencial que hoy parece lejano.

A partir de ese interés “empezamos a hablar con muchos productores de los países vecinos. Y cuando vos mostrás lo que nosotros producimos, no hablo por Río Frío, hablo por la Patagonia, la gente se entusiasma”.

A raíz de ese entusiasmo “estaban dadas las condiciones para que este año vinieran a comprar bastante más toros de los que ya se vendieron”, y detalló que “los productores tienen una ventaja que nosotros (los cabañeros) no tenemos, y es que ellos proyectan a largo plazo, tienen líneas de crédito y en algunos casos fomentos estatales”.

Mientras decenas de cabañeros pasaban a sus espaldas luego de una larga jornada de jura de sus ejemplares, Schmalz lanza el paralelismo futbolero: “Hay ciertos países que tienen un mundo para desarrollar genéticamente, como el nuestro, porque Argentina realmente es como en el fútbol: cuando vos te comparás con los vecinos, Argentina es muy potente en verdad en genética, y los vecinos ven una herramienta muy importante para mejorar sus rodeos en los toros y en la genética argentina”.

Surgen en la charla múltiples preguntas al mismo tiempo: ¿Chile tiene alta demanda de reproductores? ¿Cómo se abastecen de reproductores? ¿Qué hueco podrían ocupar las cabañas argentinas?

“En principio, si mañana viene un ganadero de Chile con intención de comprar 5 toros de pedigree, revoluciona el remate. No necesitás volúmenes tan grandes (para dinamizar el negocio)”, y eso lo vinculó a que la Patagonia “no puede producir masivamente carne, porque somos limitados, somos muy marginales. Vos salís de la costa del río y de la cordillera y es todo muy duro. Entonces nosotros tenemos que ir a productos de alta calidad y la genética es eso: es poco volumen y de mucha calidad y de alto valor”.

Comenzar de nuevo

La ilusión trunca, por ahora, era que “de acá a cinco años ver en nuestros remates productores de tres o cuatro países vecinos viniendo a comprar a Patagonia. Y eso iba a suceder, yo te lo aseguro. Me involucré mucho con eso”.

Ganadería Patagonia cabaña 4
Pedro Schmalz junto con le gobernador Weretilneck conversando sobre la decisión de Nación de flexibilizar la barrera.

Pedro Schmalz junto con le gobernador Weretilneck conversando sobre la decisión de Nación de flexibilizar la barrera.

Pedro se saluda con otros cabañeros, con conocidos clientes de los alrededores, con funcionarios. Se toma un respiro. Se detiene en la mesa de un consignatario. Cruzan bromas. La última parte de la charla es obvia: ¿Y ahora qué? ¿Qué se hace con el esfuerzo realizado? ¿Hay chances de retomar el camino que hoy está cerrado?

“Creo que casi que hay que empezar de vuelta, sobre todo para los organismos sanitarios de cada país. Viste que, del ridículo, es difícil volver”. Pero Schmalz sumó otro argumento que no es estrictamente del campo de la genética, pero muy interesante ante la actual crisis desatada por la apertura de la barrera: “Insisto en que nosotros tal vez deberíamos ir por una cuestión más razonable en cuanto al abastecimiento de carne en la Patagonia. Ahí tenemos que trabajar. Pero el animal en pie debemos firmarlo con fuego de que no puede ingresar, porque eso sí que es el fin”.

Argumentó que “eso no lo va a aceptar ningún país. Ningún organismo internacional nos va a dejar exportar”. Por lo pronto, afirmó que “ahora hay que esperar que todo este ruido pase, y que los organismos interesados vengan y verifiquen de vuelta qué está pasando. Pero dimos varios pasos para atrás”.

Pedro Schmalz administra la cabaña Río Frío, propiedad de Ganadera Esquel de Eduardo Bunge, hace 24 años. En ese lugar se llevan registros genealógicos de la raza Hereford que figuran en el Herd Book oficial de la Sociedad Rural Argentina desde hace unos 90 años, luego de conformar el primer rodeo de esa raza en la Patagonia.

Fuente: Redacción +P.

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